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Gonzalo Roig (I)

6 de octubre de 2022

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Casi toda la existencia del Maestro Gonzalo Roig transcurrió en el primer piso de la vivienda de la calle Amistad número 404, no obstante, su zarzuela Cecilia Valdés, la obra más preciada de nuestro teatro lírico, la escribió en su mayoría en la casa de Condesa número ocho, donde según cuentan el músico anidaba amores extramatrimoniales con una enfermera villaclareña.

Más cubana que la mulata Cecilia no hay y, sin embargo, su papel fue estrenado el sábado 26 de marzo de 1932, en el Teatro Martí, por una mexicana, la soprano Elisa Altamirano, con la que se dice el enamoradizo autor vivió también un romance.

La zarzuela Cecilia Valdés, cuyo libreto corrió a cargo de Agustín Rodríguez y José Sánchez Arcilla, y que es una adaptación de la novela homónima de Cirilo Villaverde: Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, es considerada como la obra insignia del teatro musical cubano, pero, según confesó Gonzalo Roig a la escritora Dulcila Cañizares, la escribió apenas en un mes y días.

“Pero no fue solo escribirla, sino instrumentarla”, como diría él.

Cuando el estreno de su archifamosa Cecilia se viven tiempos de tiroteos y de alarmas, de una tensa situación política y económica para el país, mas su primera puesta fue, contrariamente a como se pudiera suponer, a teatro lleno, y se representó, cien veces seguidas, con tandas dobles los domingos.

Y eso que la orquesta era tan pequeña, a tono con la nómina del teatro, que se afirma que Catalino Arjona, quien era el violín concertino, cada vez que hacía falta soltaba el violín y cogía las maracas, y cuando ya estas no eran necesarias dejaba las maracas y volvía a coger el violín.

Paradojas apartes, sólidas razones existen para que Gonzalo Roig (La Habana, 1890-1970) sea reconocido como uno de los músicos cubanos más destacados del siglo XX.

No solo por su emblemática Cecilia y su criolla-bolero Quiéreme mucho, que han dado la vuelta al mundo en las voces de Omara Portuondo, Esther Borja, Mireille Mathieu, Pedro Vargas, Plácido Domingo, Alfredo Craus o Julio Iglesias, entre otros intérpretes cubanos o extranjeros.

Por cierto, la historia de su Quiéreme mucho, uno de los temas musicales más conocidos de nuestro país en todo el mundo, y cuya letra pertenece a Agustín Rodríguez y Roger de Lauria, es verdaderamente curiosa.

De ella contaremos en la próxima sección dedicada a este músico cubano, grande entre los grandes.

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