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¿Frío o calor?

29 de mayo de 2015

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indexEl que más y el que menos en algún momento ha recibido un doloroso golpe en cualquier parte del cuerpo. ¿Qué hacer? Se preguntan, aunque siempre surge alguna persona que sabe cómo proceder –a riesgo de que un día se equivoque-.
El caso es que, entre el dolor percibido y la buena voluntad del consejo, aceptamos obedientemente, la noble ayuda.

No obstante, esos mismos “médicos” empíricos suelen dudar si para un golpetazo –con hematoma incluido- debe apelarse a las compresas frías o calientes. Nada, que se repite la famosa disyuntiva “Ser o no ser”. Pero, es la víctima quien se arriesga como un corderito.

Al parecer, una solución, a manera de enseñanza, se expande por el mundo. Resulta, que la Ciencia salió en auxilio de la humanidad esclareciendo la duda con una orientación aplicable a los deportistas, y a todo el que no sabe evadir una caída. En esa dirección surge el programa RICE, siglas en inglés que traducidas  son las iníciales de los recursos que dan solución de ese dilema universal: descanso, hielo, compresión y elevación.

De que hay que descansar después de un golpe, porrazo, trancazo -o como quieran llamarle-, nadie tiene dudas. Ahora bien, del resto de las palabras claves, los expertos designan a la última –elevación- como  la más importante del RICE, porque con esa posición se reduce la cantidad de sangre que fluye a la zona dañada y su correspondiente inflamación.

Por supuesto, no se desechan los otros conceptos, porque el frío ayuda a estrechar los vasos sanguíneos, evita que la sangre se acumule en el punto dañado y aumente el edema o inflamación.

Lo recomendable es poner el hielo en las primeras 48 a 72 horas, pues reduce el daño del tejido y alivia el dolor. Es más, indican que sea por 20 minutos, cada hora. Así la piel se recupera sin “quemarla” con el efecto de la congelación. Por cierto, existe la opinión que no hay mejor método que llenar bolsitas de naylon con agua bien fría, pues resulta más fácil de “amoldarse” a la parte lesionada.

En cuanto al calor, propiamente, es beneficioso para los dolores musculares, o en aquellos casos que conviene disminuir áreas tensas o adoloridas por algún esfuerzo físico. Además, el calor atrae sangre a la zona lastimada, y suministra los nutrientes que el tejido necesita para sanar e incrementar la flexibilidad de tendones y músculos.

Confiemos pues, que se disipen las dudas en la diferencia entre el frío y el calor en sus beneficios como primeros auxilios, hasta que el médico diga… la última palabra.

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