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Fred y el aniversario 190 del Gran Huracán de la Barbada

11 de agosto de 2021

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Al final de la noche de ayer, 10 de agosto, se formó sobre el mar Caribe oriental la tormenta tropical Fred, con vientos máximos sostenidos de 65 km/h. Se mueve al oeste, a 28 km/h, pero se pronostica que en las próximas horas cambie su rumbo hacia el oeste-noroeste y cruce sobre el territorio de La Española, donde es probable que se debilite al rango de depresión tropical.

Hasta tanto dicho proceso no concluya, no podremos tener una respuesta precisa sobre sus implicaciones para el territorio cubano. Por tanto, es necesario atender a la evolución del sistema, y en particular estar prevenidos ante posibles lluvias y vientos fuertes en rachas desde el jueves en la costa norte oriental; y después al resto del territorio de la Isla.

En la noche de hoy tendremos seguramente otras precisiones.

 

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Mientras tanto, veamos algo de historia en torno a uno de los grandes huracanes de agosto, coincidente con la fecha actual; porque en agosto de 1831, hace 190 años, las islas del grupo sur de las Antillas Menores sufrieron el impacto de un huracán extraordinario.

Su intensidad era extrema al cruzar sobre Barbados, adonde llegó tal vez con categoría 4 en la escala Saffir-Simpson. Es obvio que ya había alcanzado pleno desarrollo sobre el océano Atlántico; y que probablemente era un ejemplar del patrón ciclónico caboverdiano.

El testimonio de lo ocurrido durante la noche del 10 y la madrugada del 11 de agosto de 1831 en Bridgetown, la capital, resulta sobrecogedor. Las violentas rachas que azotaban sin intermisión se combinaban con lluvias torrenciales y demoledoras, aeroavalanchas y otros fenómenos de enorme poder destructivo, característicos de la pared del ojo en los huracanes mayores.

Poco después de las 3:00 a.m. llegó a la ciudad la calma del vórtice, y con ella una inusitada actividad eléctrica con rayos globulares o “en bola”. Aun cuando las características y condiciones en las que se producen estos electrometeoros están todavía bajo análisis y discusión, la veracidad de lo descrito resulta irrefutable, pues la oscuridad reinante y la calma relativa propiciaron que decenas de testigos observaran en detalle los impresionantes destellos.

 

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Hay que apuntar que al paso de huracanes sobre Cuba también se han reportado rayos globulares.

En el Gran Huracán de 1831, Barbados recibió doble impacto de la pared del ojo, y al amanecer del 11 de agosto el panorama sobre Carlisle Bay era “una masa ondulante de palos de buques, árboles, tablas, barriles, duelas, cables y toda clase de mercancías susceptibles de flotar”. Así lo describió un testigo. Solo se salvaron dos buques, pues los demás zozobraron o se estrellaron contra la costa. Y continúa narrando: “a cualquier lado al que dirigiese la vista no alcancé a ver más que un espectáculo grandioso, pero de ruinas; todo el campo, antes verde y lozano, estaba convertido en un erial; no quedaban más vestigios de vegetación que algunas manchas de color enfermizo; parecía como si por encima de toda la superficie del terreno hubiera pasado una manga de fuego”.

Según estimados actuales, este portentoso meteoro causó alrededor de dos mil víctimas a su paso por el Caribe y el sur de Estados Unidos. El inglés William Reid (1839), coronel de ingenieros, apunta que en Barbados murieron 1 477 residentes, debido a politraumatismos por derrumbes, o ahogados y arrastrados por la marea de tormenta cuya altura ascendió a más de cinco metros sobre el nivel medio del mar. Las pérdidas económicas por la tormenta se estimaron en siete millones de dólares de 1831, que hoy equivale a una cifra 25 veces mayor.

 

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Pero aquí no termina la historia de este sistema tropical que continuó su curso por el Caribe y tres días después llegó al oriente cubano. Pero, para no extenderme, próximamente comentaré los detalles.

Seguimos atentos a Fred.

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