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Fray Candil (II)

26 de febrero de 2024

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Fray Candil no se mantuvo ajeno a los afanes libertarios de Cuba. Se recuerda las veces que puso en claro sus opiniones políticas y cómo en una ocasión colocó en su sitio al autor de una zarzuela titulada «Cuba Libre», llena de falsedades, disparates y equivocaciones, y que estrenada en el madrileño teatro Apolo ridiculizaba el levantamiento del Diez de Octubre.

El vicecónsul español en Estados Unidos, por ejemplo, le propuso escribir artículos «autonomistas», pero la respuesta de Fray Candil fue tajante: «yo estoy contra los que matan a mis hermanos. Es cuestión de decoro, más que de patriotismo»

También en trazos rápidos pudiera contarse que viajó medio mundo y no regresó a la patria aún después de terminada la guerra y frustrada la independencia verdadera; que hizo periodismo y escribió literatura con la que alcanzó más fama, y que después de varios años regresaba por corto período a La Habana, donde recibió apoteósico homenaje.

Todo, en fin, merece un libro.

Cuando murió en Biarritz, el primero de enero de 1921, a las seis de la mañana, dejaba una obra literaria no suficientemente estudiada y una leyenda que se desborda.

Como ejemplo vale recordar aquella famosa polémica que sostuvo con el crítico español, asturiano por más señas, Leopoldo Alas, llamado «Clarín».

En un principio las relaciones entre ambos no eran malas. El cubano rendía pleitesía al ibérico, pero luego el encantamiento se rompió. Y terminaron a insultos caballerescos, y otros no tanto.  Y finalmente hubo un duelo.

Clarín declararía que, para él, batirse con Fray Candil «todo sería coser y cantar». El duelo se desarrolló el 21 de mayo de 1892. En el fiero combate no hubo tregua y solo se suspendió cuando el cardenense le produjo dos tajos al asturiano, uno en la boca y otro en el brazo.

Dicen que, al terminar la contienda, Fray Candil cantaba una alegre canción. Alguien le dijo que cómo era posible que cantara en tal momento.

La respuesta de Fray Candil fue memorable: «el pronóstico de Clarín se ha cumplido, a él lo están cosiendo, y yo estoy cantando”.

“Emilio Bobadilla, como dijera Salvador Bueno, merece mayor atención por parte de historiadores y críticos. Su obra crítica y narrativa no ha declinado. Su cubanía estuvo de manifiesto en los momentos en que los cubanos libraban su última lucha contra la metrópoli española. A pesar de sus fogosidades y violencias, de su temperamento sarcástico y epigramático, de sus caprichos y veleidades, Emilio Bobadilla, que hizo resonar en todo el ámbito de nuestro idioma su seudónimo de Fray Candil dejó una obra notable que merece lugar destacado dentro de las literaturas hispanoamericanas.

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