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Francisco Urondo

19 de febrero de 2016

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Urondo

 

En Argentina pueden citarse los nombres de varios intelectuales que, con una obra sólida y prestigiada, se incorporan de una u otra manera a la rebelión armada contra los regímenes militares de décadas atrás, sea sumándose a los movimientos guerrilleros, a la actividad política clandestina o desde el exilio impuesto y forzoso. Tres nombres resultan muy significativos: los de Rodolfo Walsh, Francisco Urondo y Haroldo Conti, los tres con un quehacer muy vinculado a Cuba, muertos en enfrentamientos con las fuerzas del gobierno y cada uno de ellos con perfiles heroicos.
Francisco Urondo, Paco Urondo para sus amigos y compañeros de ideales. Escribió poesía, novela, cuentos, ensayos, testimonio, obras de teatro, guiones cinematográficos y televisivos, e hizo periodismo. Lo anterior, en su faceta intelectual. Fue además, guerrillero y militante político de la agrupación Montoneros.
A Cuba se llegó varias veces, y sus nexos con la institución Casa de las Américas, los escritores cubanos y el ámbito sociocultural de la Isla se tejieron sobre la base de una recíproca simpatía y admiración.
En 1967 asiste al Encuentro Rubén Darío, en La Habana, donde coincide con Roque Dalton, Mario Benedetti, Nicolás Guillén, Fernández Retamar y varios más; conversa con Haydée Santamaría, presidenta de Casa de las Américas, quien le propone grabar un disco con sus poemas, y participa del quehacer de la institución.
Urondo regresa prontamente, en enero de 1968, en ocasión del Congreso Cultural de La Habana, que reúne intelectuales de diversos países y opiniones en torno al pensamiento progresista y su proyección internacional. Un año después concurre al Premio Casa de las Américas, en condición de jurado de teatro y participa del panel La literatura argentina del siglo XX.
“La realidad que vivimos me parece tan dinámica que la prefiero a toda ficción” —son sus palabras— y con tal convicción abandonó la vida muelle por el riesgo personal y cotidiano.
Urondo nació en 1930. Su libro de poesía Historia Antigua se publicó en 1956. A este le sucedieron otros del mismo género, hasta que diez años después publicó Todo eso y Al tacto, ambos de cuentos. Su bibliografía incluye además la novela Los pasos previos, el ensayo Veinte años de poesía argentina, La patria fusilada (entrevistas), así como piezas para el teatro.
Murió en Mendoza, Argentina, el 17 de junio de 1976, a los 46 años, en un enfrentamiento con fuerzas del ejército y de la policía.

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