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Federico Falco

7 de marzo de 2014

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La causa de la independencia de Cuba contó con abundantes adeptos en Europa, y en Italia en particular llegó a ser objeto de debates políticos en boca de los congresistas liberales de esa nación.
Entre aquellos demócratas partidarios de la libertad para Cuba estuvo el doctor Francesco Federico Falco, orador fogoso, quien desde abril de 1896 y junto a otros hombres jóvenes de la política italiana, dio curso a una campaña de discursos y artículos en favor de la independencia antillana.
Pero el doctor Falco quería hacer algo más tangible y aquel mismo año publicó un trabajo titulado “La lucha de Cuba y la solidaridad italiana”. Como ni aún aquello le bastaba, dos años después, en junio de 1898, arribó como expedicionario, en funciones de secretario del “Comité Italiano por la Libertad de Cuba”, incorporándose a la vida en la manigua con el grado de comandante de Sanidad Militar. Por entonces, contaba Falco 32 años.
Una vez llegada la paz, se mantuvo activo dentro de la sociedad insular, desempeñando el cargo de cónsul de Cuba en Génova.
“Toda la actividad de mi existencia —señalaba Francesco Falco a manera de credo en uno de sus libros—, sin interrupción en un solo momento, ha sido empleada en bien de Cuba, con la fe constante y la invariable consecuencia que se reflejan en todos mis trabajos posteriores.”
A iniciativa suya, esculpió el artista y exdiputado italiano Ettore Ferrari, la tarja en bronce develada el 20 de mayo de 1905 en el mausoleo de Antonio Maceo y Francisco Gómez Toro, en el Cacahual. Y su admiración por el Lugarteniente General se resume, además de en los artículos a él dedicados y publicados, en el nombre que puso a su hijo: Maceo Falco.
El doctor Falco dejó una obra abundante en libros y folletos, así como varios trabajos sobre criminalística, antropología, agricultura y otros asuntos capaces de ilustrar cuán paralelamente corrieron en el mambí italiano las inquietudes libertadoras y las intelectuales.
Es la de Francesco Federico Falto una personalidad un tanto olvidada, y no debe ser así, pues fue uno de los ciudadanos italianos que con más fervor trabajó por la independencia de Cuba y, además, figura muy conocida de la sociedad nacional de hace 100 años.

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