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Familia y alcoholismo

8 de agosto de 2014

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alcoholismo_familia (Custom)La semana anterior, nos habíamos planteado, entre muchas otras desventajas del alcoholismo en la mujer, la incidencia que tienen los prejuicios y diferenciaciones sociales y culturales de género, en un diagnóstico temprano y certero, así como en todo lo referente al tratamiento, y en la posterior reinserción en la sociedad.
Decíamos que en el caso de la mujer, el proceso de diagnóstico es más tardío, y con frecuencia, hay hasta menos apoyo de la familia, unas veces porque sienten vergüenza de que haya en su familia una mujer alcohólica, sin embargo en el caso de que en la familia haya un hombre alcohólico, es una pena, es una tragedia, en la mujer se percibe mas como un acto deshonroso.
No estoy defendiendo ni justificando a uno u otra, pero quiero hacer énfasis en esta percepción tan diferente que se tiene entre el hombre y la mujer alcohólicos, no solo por la sociedad, sino por la propia familia y sus allegados, y hasta por la propia alcohólica, en los escasos instantes de lucidez que pueda tener. Por ello es importante el papel que desempeña la familia en la prevención o control si ya existiera de cualquiera de sus miembros, sobre todo en el caso de los más jóvenes.
Es en la propia familia, donde en ocasiones se mantienen algunas concepciones, en su mayoría machistas con relación al tema del alcoholismo, lo cual incide en cualquier edad y en uno y otro género, pero mucho más en la mujer.
El hombre, desde que es joven, se le justifica que tome, porque es cuestión de hombres, “de macho”. Bien conocido es, que no es lo mismo que llegue un joven varón de 16 años borracho a la casa, y no que sea una muchacha de la misma edad, la que llegue. En el primer caso, quizás se puedan preocupar algo, pero si es la joven, el escándalo que se arma es violento. Esta es una de las secuelas mayores que puede traer el machismo y los falsos prejuicios en el caso del alcoholismo en la mujer.
En el caso de los adolescentes y de los jóvenes, los varones, buscan su independencia, y quieren demostrarse a sí mismos, que ya son hombres, que son varones, machos, pero en el caso de las muchachas, se puede presentar también el fenómeno de independencia.
Aquí funciona todo, el machismo, pero actualmente, recordemos que hay un fenómeno de liberación en la mujer, y también en los jóvenes, no es lo mismo un joven o un adolescente de otras épocas, que en la actualidad. En los varones prevalece ese enfoque machista de ser hombres, de que beber es símbolo, o un atributo de ser macho, pero en las hembras, esta todo lo referente a la diferenciación entre géneros. Ellas han ido aprendiendo también que las mujeres son iguales que los hombres, tienen iguales derechos, y por ello, se sienten con derecho a beber como el varón, es decir, toman o practican esa igualdad, a la que saben que tienen derecho,  porqué también pueden sentir ese derecho a lo negativo.
En el mundo entero, las condiciones estresoras aumentan, la vida moderna las impone, y los adultos brindan el ejemplo de que el estrés se calma con el alcohol, que los problemas se resuelven con una botella, como si la botella hablara y diera consejos, y unos y otras, hembras y varones, imitan a esos adultos, a esa familia. Entonces, todo determina, y en este sentido, la igualdad, con la cual estamos de acuerdo, es interpretada en toda su extensión, y por ello, en las cosas negativas, también se aplica.
Prevenir es siempre lo más efectivo, hay que acercarse enseguida al médico de la familia, hay que acudir al psicólogo de la familia, sin crear una gran expectación, sin crear mucho ruido, pero si tomar medidas,
Hay casos más difíciles, donde ya caen en acciones delictivas, y en este caso, si hay que acudir a las autoridades, y en esto hay sus prejuicios y te dicen: “como voy a denunciar a mi propio hijo”. Si, cuando no está en sus manos y de otras instituciones, usted con esa acción esta previendo, está evitando que el mal sea mayor. Si le permite y le protege cuando roba en la casa para beber, si le justifica y no toma medidas por sus acciones violentas con sus allegados, con el tiempo, lo hará fuera de la familia, y las consecuencias serán peores.
En estos casos extremos, no es lo mismo que sea el padre, la madre o la familia, la que se acerque a las autoridades, que no un ajeno que ha sido perjudicado por su hijo o por su hija.
Hablamos de prevenir, pero nunca enfrentándolos de forma que nos puedan ver como nuestros enemigos, como sus censores constantes. Hay que empezar a las buenas, pero si hay que llegar a las malas, se llega, pero el problema es evitar o controlar, según sea el caso.
El ejemplo, que damos en la familia, y el tratar de evitar problemas en ella, que en ocasiones nos buscamos por gusto, que van amargando a ese joven, que lo van haciendo diferente, que lo deprimen, que le crean situaciones difíciles, puede llevarlos a las adiciones. Ese joven que está mal alimentado, porque en su casa se gasta el dinero de los alimentos en bebidas alcohólicas, ese joven que ve a sus padres discutir constantemente, ese que ve a su madre en la calle tirada borracha, ese que se avergüenza de su padre alcohólico, ese que le teme a su padre o a su madre, porque cuando beben son agresivos, ese que sufre, porque siente vergüenza en su colectivo escolar o extra escolar, porque todos saben que su padre, su madre, o su hermano o hermana son alcohólicos, tiene grandes posibilidades no solo de sufrir y de todas las consecuencias negativas que puede traer para la conformación de su personalidad, sino que también está en peligro de seguir el camino que se les ha mostrado.
Ser una familia funcional y respetarlos, porque muchas veces no se respetan, es la base de la prevención de las adiciones en los jóvenes de uno y otro género. Queda a la familia, la mayor responsabilidad, con el apoyo de las Instituciones de Salud, de educación y las redes sociales de apoyo, pero la esencia, la mayor responsabilidad, está en nosotros, en la familia.

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