ribbon

Familia con ancianos: ¿imposible la funcionabilidad?

30 de diciembre de 2014

|

shutterstock_11366632Nada en la vida, puede resultar imposible, sobre todo, siempre que nos propongamos con amor la forma de asumir cualquier reto, puede tal vez ser difícil, pero reitero, no imposible. La funcionabilidad de una familia donde existen personas que han envejecido tiene sus peculiaridades en cada caso, es decir, que pueden variar de una familia a otra en función de su historia anterior, de la estructura de la familia como grupo, de las características de personalidad de sus miembros y de otros factores. Por todo ello, no encontraremos recetas generales, si una de ella, la más importante, el logro de la funcionabilidad familiar a partir de la prevención, o si ya existieran factores que inciden en su funcionamiento establecer estrategias para eliminar estos o al menos atenuarlos, con el super objetivo de convertir a la familia en ese espacio colmado del bienestar que necesita cualquier anciano, si usted no lo es todavía, lo será en un futuro.
El logro de la funcionabilidad familiar a pesar de los eventos  y grandes cambios que se producirán, ha de ser el instrumento más eficaz en la atención a los ancianos, única forma de lograr una permanencia placentera de estos en ese contexto social en el que siempre ha vivido y que desee estar hasta el final de su existencia, pero de forma agradable y atenuando todos los achaques y problemas de salud, propios de estas edades.
Llegados a este punto, hemos hablado de lo que puede y debe hacer la familia por el anciano, pero se hace necesarias mirar la otra cara de la moneda y preguntarnos, ¿En qué medida las personas que envejecen puedan contribuir al funcionamiento familiar y a una calidad de vida individual y por consiguiente familiar o grupal?
Para el anciano será saludable participar en las tareas diarias del hogar y sobre todo, cada día hacer más sin que ello pueda afectar en su estado físico y psicológico. Hay infinidad de actividades dentro del hogar que puede desarrollar, tales como es la preparación de los alimentos, la higiene del hogar, el aporte en el cuidado y educación a los niños y  jóvenes entre muchas otras, pero no es limitar sus vidas a estas funciones, no es necesario convertirse en el empleado principal de la familia, en el resuélvelo todo, porqué no trabaja en la calle y está después que se jubiló todo el día en la casa sin obligaciones y sin hacer nada, sino como parte de ella, continuar brindando sus aportes al mejor desarrollo de la misma, que son dos cosas diferentes.
Hay realidades del tiempo actual que pueden afectar a los ancianos, porqué son costumbres, acciones, prácticas que en su tiempo no eran habituales ni consideradas dentro de lo que se había determinado como “normalidad”. En este sentido los abuelos y abuelas deben pensar que les ha tocado vivir en un tiempo presente que ya no es el que dejaron atrás, que existen modos y nuevos tipos de comportamientos que nada tienen que ver con su formación y modo de ver la vida.
Ante lo planteado, casi que se impone la presencia de la tolerancia y si es posible, la aceptación mucho más armónica que la primera.
Cuando hablamos de tolerancia o aceptación, nos referimos a que debemos aprobar conductas de los niños y jóvenes, dejar que las desarrollen, independientemente de que le puedan brindar un consejo oportuno basado en la experiencia de la vida que siempre ha de ser mayor, porqué se ha vivido más.
Esos consejos dirigidos a los más jóvenes, deben transmitírselos no de forma impositiva e imperativa, casi siempre imponiéndose sobre la base de ese manido argumento de que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Hay que acudir a la persuasión, al razonamiento, al logro de la mejor comprensión a través de una dinámica y armónica comunicación inter generacional Esa frase: “En mi tiempo….., no,  aquel fue su tiempo, ahora es otro, y por ello, no debemos olvidar aquello de  que los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres.
Muchas veces nuestros hijos, nuestros nietos y hasta nuestros bisnietos desean desarrollar actividades en el hogar que pueden molestarnos por nuestra avanzada edad y por las concepciones bien arraigadas que podemos tener, pero usted puede hacerse participe de esas actividades o inventar algún motivo para ausentarse sin mostrar contrariedad hacia esos descendientes con las cuales convive. Por otra parte, los más jóvenes, en algunos momentos, deben pensar en los ancianos y evitar en su presencia conductas y actitudes que pueden ir en contra de su proceder y a las cuales, el anciano  en otros momentos ha accedido. Cuando se logra un balance de complacencia entre ambas generaciones, la familia está garantizando elevar el nivel de posibilidades de armonía y felicidad familiar.
Cuando usted participa en las actividades más importantes del hogar y de su familia, además de ejercitarse físicamente, lo hace también mentalmente, y ambas pueden contribuir sin duda alguna, a su estado de salud y a un estilo adecuado de vida, pero también nos encontramos con el anciano sin familia, aquel que vive solo, pero cuanod entremos en el ciclo dedicado a la soledad, profundizaremos en esta particularidad donde se centra el anciano que vive solo. .
Hoy será nuestro último encuentro en el 2014, nos reencontramos dentro de una semana pero ya en un año nuevo, donde pretendemos continuar aprendiendo a eso, a Vivir casda día con salud y felicidad, no solo a través de nuestra Web de Habana Radio, sino de nuestro espacio de igual nombre, en el que podemos compartir todos los martes a las seis de la tarde (hora de Cuba) hasta las ocho y treinta de la noche. Cosas buenas, hermosas y lindas, y entre ellas, la de estar bien unidos en familia, por aquí comienza el camino del logro del Estado de Salud, ese estado de bienestar físico y mental. Feliz año nuevo y muchas, pero muchas cosas buenas.

Galería de Imágenes

Comentarios