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Eusebio Leal, primer Premio Nacional de Patrimonio Cultural

21 de diciembre de 2012

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En ceremonia oficial en el Museo de la Ciudad fue galardonado con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por la obra de toda la vida Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana. La decisión unánime del jurado que evaluó las propuestas para este lauro en su primera edición, respondió al reconocimiento de los excepcionales méritos del Dr. Leal en la conservación, salvaguarda y rescate del patrimonio cultural de la Nación y en particular de la Habana Vieja, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad hace 30 años.
El jurado en esta ocasión consideró, sin dejar de destacar los valiosos aportes de otros nominados que mientras este premio no hubiera sido entregado al Dr. Leal no podía hacerse extensivo a otras personalidades. Como aseguró Alejandro García Álvarez, presidente del jurado, “su trayectoria lo coloca en un plano de excepcionalidad e integralidad absoluta”.
“Excepcionalmente relevante ha sido su labor en la puesta en valor de importantes monumentos de la arquitectura militar civil, doméstica, conmemorativa y vernácula particularmente en el Centro Histórico de la Habana Vieja, con no pocos ejemplos fuera de sus límites geográficos – continuó Alejandro García. Es particularmente meritorio su trabajo en la obra de restauración física y social del Centro Histórico vinculado a la población y la participación activa de sus habitantes, dirigida al mejoramiento de la calidad de vida. Igualmente en el rescate de las tradiciones y en la revalorización del patrimonio intangible de los pobladores de la parte más antigua de la ciudad a los que ha otorgado un papel protagónico en la tarea colosal que preside y dirige personalmente con entrega ejemplar”.
Años después de que Eusebio Leal retomara y enriqueciera exponencialmente la obra iniciada por el Dr. Emilio Roig, fundador de la Oficina del Historiador, fueron nuevamente legitimados los aportes que en el campo patrimonial ha realizado para Cuba y La Habana el actual Historiador. Una obra que como el propio Leal confesó, dedica y consagra a la Nación: “si hice algo en este tiempo vale ponerlo y declinarlo ante Cuba, nuestra patria amantísima, de la cual hemos recibido todos los amorosos favores que nos permitieron y me permitieron en este tiempo poder contribuir a una obra que por su naturaleza es grande y pura”… “Hago votos fervientes porque la obra trascienda porque es a Cuba, a ese dulcísimo nombre, que dedico todo lo que he hecho y haré”.
La vocación de entrega que ha merecido a Eusebio Leal tantas distinciones, su laboriosidad constante y paciente que aunó a muchas personas en torno a una ciudad que parecía perdida, su perseverancia contagiosa que convirtió en victorias el rescate de cada objeto que se salvaba de la codicia o el extravío, cada volumen nuevo para la biblioteca, cada iniciativa de Roig multiplicada y convertida en grandes empeños, permitieron que, como confesó Leal, “por sobre todas las cosas nos salváramos nosotros mismos de la muerte y el olvido”.

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