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Especies exóticas invasoras en el mundo. Definición, características, consecuencias y ejemplos (I)

18 de marzo de 2022

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Caracol gigante africano (Achatina fulica)

 

El problema de las especies invasoras supone hoy la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, según la ONU y, en Europa, una de cada tres especies está en peligro crítico de extinción por esta creciente amenaza”.

WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).

¿A quiénes se les llama especies exóticas invasoras? La definición de la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza (UICN) acerca de las Especies Exóticas Invasoras (EEI): “Especie exótica es la que se establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural; es un agente de cambio y amenaza de la diversidad biológica nativa”.

Por lo tanto, las especies exóticas invasoras son aquellas que se introducen en otros territorios y logran adaptarse, establecerse, reproducirse y dispersarse hasta colonizar el entorno, formar nuevas poblaciones y causar impactos en la biodiversidad, la salud o la economía.

¿Cómo llegan? Pueden llegar de forma accidental, a través del comercio o del transporte. Otras especies invasoras son introducidas por el ser humano de forma intencionada para actividades como la caza o la pesca o aprovechamientos como la horticultura, jardinería, para usarlos como mascotas o para las pieles.

Las EEI son una de las cinco causas principales de la pérdida de biodiversidad, junto con la destrucción del hábitat, la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático.

El ritmo en el número de introducciones ha ido creciendo a lo largo de la historia. Pero, a partir de las últimas décadas del siglo XX, es cuando alcanza ritmos sin precedentes.

Muchas de las especies, trasladadas de forma accidental o voluntaria, pueden llegar a naturalizarse en un nuevo territorio, establecer poblaciones, y convertirse en especies exóticas invasoras. Entonces compiten, desplazan, depredan e incluso se hibridan con las especies autóctonas, alteran la estructura y composición de las comunidades bióticas y en ocasiones pueden llegar a alterar los ecosistemas. Sus impactos, que varían según la especie y sus interacciones con el ecosistema invadido, resultan en una pérdida de biodiversidad.

También, pueden causar importantes pérdidas económicas derivadas de sus impactos directos, de los costes de gestión, de la pérdida de los servicios que ofrecen los ecosistemas, así como problemas sanitarios pudiendo actuar como reservorio, vector de patógenos o agente agresivo.

Pero, para que una especie exótica introducida en un nuevo ambiente se vuelva invasora debe atravesar dos filtros: uno biogeográfico (solucionado por los medios de transporte, las introducciones voluntarias, etc.) y otro biológico en sí mismo, determinado por sus propias características biológicas y las del ecosistema receptor.

Sin embargo, no todas las especies “introducidas” pueden desencadenar procesos de invasión, y solo una proporción de ellas se naturalizan al igual que de éstas solo una parte se dispersan y se convierten en invasoras.

Estas proporciones no son constantes y varían en función de la especie, del ecosistema receptor, y de la modalidad de introducción, por ejemplo, de las especies introducidas, se vuelve invasora el 1% de las plantas, el 34% de las aves, y el 63% de los mamíferos (Capdevila et al., 2013).

También es posible que muchas especies exóticas introducidas sean beneficiosas para el ser humano y no presenten riesgos de invasión asociados al tratarse de especies cultivadas y/o domesticadas incapaces de establecer poblaciones viables por sí mismas. Sin embargo, otras, que en la actualidad no parecen tener impactos negativos apreciables podrían convertirse en invasoras con el tiempo si se producen condiciones favorables.

Por otra parte, algunas especies introducidas (algunas de ellas invasoras) sustentan economías locales y nacionales y constituyen una fuente de bienestar para la sociedad.

Sin embargo, un creciente número de pruebas sugieren que las EEI conllevan, al mismo tiempo, importantes impactos negativos sobre la biodiversidad, los ecosistemas y sus servicios que también se pueden medir en términos económicos.

Muchos autores son de la opinión que, aunque se mantenga sobre las especies introducidas un estricto control, siempre existe el riesgo de que ellas puedan “escapar” (debido a diversos motivos) y convertirse en invasoras. El actual nivel de conocimiento y la dificultad para predecir el éxito de una invasión fundamenta la aplicación de un “enfoque precavido” como elemento clave de las políticas y estrategias de gestión en materia de EEI. Y, debido a las enormes implicaciones que tienen, las invasiones biológicas se han convertido en un tema destacado en las políticas medioambientales de la mayoría de los países.

 

Consecuencias ecológicas derivadas de la introducción de EEI (Fuente: Capdevila et al., 2013)

Consecuencias ecológicas derivadas de la introducción de
EEI (Fuente: Capdevila et al., 2013)

 

Ejemplos de algunas especies de animales consideradas exóticas invasoras: caracol gigante africano (Achatina fulica); mejillón verde (Perna viridis); mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en la cuenca del Ebro; tortuga de florida (Trachemys scripta elegans); rana toro (Lithobates caestbeinaus); cotorra gris o argentina (Mylopsitta monachus); cotorra de Kramer (Psittacula krameri); mapache (Procyon lotor); visón americano (Neovison vison); cangrejo rojo (Procambarus clarkii), siluro (Silirus glanis); muflón del Atlas (Ammotragus lervia); alburno (Alburnus alburnus); gambusia (Gambusia holbrooki); insectos como la avispa asiática (Vespa velutina); el mosquito tigre (Aedes albopictus); entre otras.

Entre la flora destacan: marabú (Dichrostachys cinerea); pino australiano (Casuarina equisetifolia); niaouli (Melaleuca quinquenervia); ailanto (Ailanthus altissima); camalote (Eichhornia crassipes); caña común (cañabrava) (Arundo donax); Azolla (Azolla filliculoides); plumero (Pennisetum setaceum), entre otras.

La introducción de EEI está considerada como la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial

(Genovesi y Shine, 2004).

 

Recordemos que… “La naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirle.

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