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Ernesto Lecuona-Epistolario (XXX)

18 de marzo de 2016

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Fernando Lecuona tras el accidente que le costaríala vida. junto con él su esposa, Josefina Ascencio y su hijo Fernando

Fernando Lecuona tras el accidente que le costaríala vida. junto con él su esposa, Josefina Ascencio y su hijo Fernando

 

 

En librerías de la capital y provincias cubanas se encuentra a la venta la segunda edición de nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que, publicada por la editorial Oriente, de Santiago de Cuba, se diera a conocer en la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Y para que los lectores de esta sección aprecien el contenido del aludido título, continuamos en De Ayer y de Siempre la inserción de gran parte de las epístolas que integran la aludida obra.

 

Ernesto Lecuona tuvo un segundo accidente automovilístico el 18 de agosto de 1949. Sucedió en la curva de Mango Jobo, en la Carretera Central, a unos seis kilómetros de San Cristóbal, en la provincia de Pinar del Río, tras realizar una visita a su hermana Ernestina, que pasaba una temporada en San Diego de los Baños.
En el
pisicorre del maestro, comprado un mes antes, se encontraban también su hermano Fernando Lecuona Casado, los artistas Pedrito Fernández y Ernesto García, y José Burruezo, quien servía de chofer. Un automóvil que en sentido contrario y a alta velocidad se dirigía a Consolación del Sur, patinó al encontrarse mojado el asfalto a causa de la lluvia y lanzó el vehículo de Lecuona a la cuneta, de tres metros de profundidad.
La mayoría de los viajeros resultaron ilesos, pero el pianista y compositor recibió heridas y contusiones en la frente, así como en la pierna y el brazo izquierdos. A su vez, Fernando Lecuona tuvo fracturas en nueve costillas, se hirió profundamente un brazo y presentó un trauma craneal que requirió, ya hospitalizado en una clínica habanera, la trepanación.
A consecuencia de la última lesión mencionada, Fernando Lecuona falleció a principios de diciembre de 1949, a los sesenta años de edad. Informado tardíamente del luctuoso hecho, Gonzalo Roig escribió una carta de condolencia al creador de
La comparsa el día 14 de ese mes y año:

 

Sr. Ernesto Lecuona

Presente.

 

Estimado amigo:

El mismo día que fue enterrado tu hermano Fernando, como a las 12 del día, fui informado por nuestro común amigo, el Mtro. David Rendón, de tan infausto acontecimiento. Le reclamé, como es natural, el detalle —también tan natural— de que no hubiera dado un aviso oportuno, ya que él lo sabía desde la noche anterior, a fin de haber estado a tu lado y haberte acompañado en tan triste trance; él aduce que no tenía a dónde llamarme o avisarme; esto es todo; esta es la causa de que no me hayas visto en el acto del sepelio, y la causa también de no haber ido a verte.

Si como me informan, tu hermano estaba en precario respecto a su salud, después del choque fatal cuyas consecuencias ya vemos, casi era preferible ese desenlace al hecho de llevar una vida llena de sufrimientos y dolores físicos; comprendo que nadie se resigna a las desapariciones de seres queridos; pero en este caso, Dios ha sido piadoso, y, con su magnífico poder, ha aliviado, definitivamente, una vida que hubiera sido un eterno tormento para él, y para todos ustedes.

Recibe mi sincera condolencia, y con ella, un fuerte abrazo de tu invariable amigo de siempre,

Gonzalo Roig

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