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Ernesto Lecuona-Epistolario (LVII)

30 de septiembre de 2016

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En librerías de la capital y provincias cubanas se encuentra a la venta la segunda edición de nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, publicada por la editorial Oriente, de Santiago de Cuba. Y para que los lectores de esta sección aprecien el contenido del aludido título, continuamos en De Ayer y de Siempre la inserción de gran parte de las epístolas que integran la aludida obra.

 

Durante noviembre y diciembre de 1959 tuvo lugar una copiosa correspondencia entre Ernesto Lecuona y Antonio Bravo García. De ella se conservaron tres cartas que este amigo del maestro, residente en Málaga, le envió a La Habana para concretar aspectos del proyecto de rodar la película “Malagueña” en locaciones de tan hermosa ciudad española.

 

La primera de esas misivas fue redactada por Bravo García el 29 de noviembre de ese año en su morada de Tejares de Santana, numerada con el 9, en el barrio de Victoria Eugenia.

 

Muy querido amigo Ernesto:

 

Por fin, y gracias a Dios, recibo noticias tuyas; ya era hora, pues francamente no sabía a qué atribuir ese silencio después de tu cable y las dos cartas, y lo único que se me ocurría pensar tenía un carácter un poco pesimista debido a los acontecimientos políticos porque atraviesa Cubita la bella, pero ya estoy tranquilo en saber que te encuentras bien, lamentando al mismo tiempo los contratiempos que estás padeciendo con las enfermedades de tus queridos familiares, pero tú verás como todo pasará pronto y Dios pondrá de su parte para aliviarte a ti y a ellos de todos vuestros sufrimientos.

Empezaré por decirte que yo también he estado fuera de Málaga tres meses viajando por toda Europa con unos turistas que más vale no hubiera salido, pues ha sido un viaje de doce mil kilómetros sin ningún resultado positivo en cuanto a utilidad monetaria, así es que lo comido por lo servido. A mi paso por Madrid pregunté en la Sociedad de Autores por ti, si sabían algo o dónde te pudieras encontrar, y en París lo mismo, y nada; he de decirte de paso que en Alemania, Bélgica, Holanda, Suiza, Austria e Italia, tu Siboney lo he oído muy frecuentemente, y si es en Italia, la Malagueña también.

Me agrada sobremanera la noticia que me das sobre la película en proyecto de «Malagueña» y soy el primero en felicitarte, pero quisiera que hasta que las cosas no estén sobre la marcha, no darle la noticia a nadie sobre el particular, ya sabes cuántas cosas ocurren en un momento y luego todo queda en nada; tú mismo te debes de dar cuenta después de todo lo que se te tenía preparado aquí para recibirte con las autoridades y el homenaje para nombrarte hijo adoptivo de Málaga, el resultado ha sido que la mayoría pensaban que no querías volver más. Por mi parte te puedes imaginar cuál ha sido mi labor para desvirtuar todas las hipótesis que se hacían en la Radio, entre los amigos e incluso las autoridades, y en cuanto recibí la carta fui con ella a presentar tus excusas y demostrar los motivos por los que no habías podido realizar tu promesa de venir a Málaga; sin embargo, de la película no he querido decirles nada y ahora te diré el por qué.

Como bien sabes, este ambiente de Málaga es tan pequeño en cuanto a lo sociable, que en el momento en que se corriera la voz de que el Maestro Lecuona quería realizar una película de la Malagueña, no faltarían detractores que, aún sin el menor conocimiento de causa, lo primero que dirían es que eso podría ser una españolada, y esto es lo que me hace pensar en si debo dar la noticia o no, de momento. Por mi propia iniciativa he comenzado a buscar entre los Archivos de la Málaga antigua algo que me ilustre sobre cómo se creó la copla de la Malagueña, para luego comunicártelo o enviarte alguna documentación sobre tipos y caracteres de aquellos tiempos. No dudo por un momento que sería un gran acontecimiento mundial por lo extendida que está por el mundo la fama que tú le has dado con tu creación, pero es un asunto que habría que llevar a la pantalla para diferentes gustos de público, y me parece conveniente en ambientarla como cosa de nuestros días, aunque con algunas secuencias del pasado; argumentistas no faltarían y entre ellos un magnífico director que tenemos en Madrid, que es don José Luis Sáenz de Heredia; también te aconsejo o más bien te sugiero que cuanto antes, si piensas en la realización de este proyecto, patentices el nombre de «Malagueña», porque pudiera haber otro productor que se te anticipara y quisiera hacer otra «Malagueña», aunque también es verdad que no podría usurpar el nombre; esto también me hace pensar ahora en haber procedido bien al no dar la noticia hasta que tú me corrobores definitivamente que ya es una realidad. Hay también algo que no debo callar y es que aunque los amigos [José Gómez] Téllez y Pepe Mena son dos excelentes personas, no tienen materialmente tiempo para estar pendientes; cada uno en su esfera se desenvuelve como puede y no tienen mayor interés por estas cosas; Pepe Mena se volvió a casar y pronto será padre de una criatura; al amigo Téllez, de la Peña Malaguista, lo visité y le comuniqué que me habías escrito dándome cuenta de tus contratiempos; él estuvo en La Habana y me parece que no te vio o no pudo; a Pepe Mena le ha bajado algo el papel y ya lo miran un poco de lado diciendo que ahora es Pepe Menos; todo esto te lo digo para que te vayas dando cuenta de la situación, ahora que de todas formas contigo se portó muy bien y conmigo sigue siendo el mismo amigo de siempre y lo sigo apreciando lo mismo. La Radio Juventud de Málaga está ansiosa porque llegues a Málaga y prepararte un festival en tu honor; siempre que me encuentro con algún locutor me preguntan por ti, que si tengo noticias tuyas.

Ernesto, tú deberías, a mi juicio, y una vez que tu cuñado y tu hermano Teodoro estén restablecidos, venir para Semana Santa, que hace un tiempo ideal en esta Málaga tan querida por ti y que además te gustaría sobremanera presenciar estos desfiles procesionales que ya han superado a los de Sevilla, además de que todos los cantaores de fama vienen a Málaga para cantar sus saetas.

A propósito de la casa, yo lo único que quisiera es poder darte acomodo en la mía, pero es muy pobre y no tengo comodidades para ti, pero ya haríamos lo posible para buscarte algo adecuado a tu rango y categoría, y referente a Torremolinos, hay preciosidades, y ahora son momentos propicios para poder comprar algo porque hay gran baja en los precios de las propiedades.

De venir, desearía que me lo dijeses con antelación, tanto si es por Cádiz o por Gibraltar, para irte a buscar y que no tengas que darte ese paseo en tren.

Es mi deseo que me escribas dándome cuenta de las impresiones de esta carta mía y sobre todo que no tardes tanto en contestar y no dejes de pensar que todo lo que te digo es por tu bien.

Con los deseos que al recibir esta se encuentren en franca mejoría tu cuñado y tu hermano, recibe un fuerte abrazo de tu siempre leal amigo

 

Antonio Bravo

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