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En el mundo del autista

7 de julio de 2013

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Apenas 5 años para tanta quietud, que solo traiciona un rítmico balanceo, y su mirada perdida Todo el tiempo la observé sin intentar la más mínima comunicación. La mamá, relataba: “Parecía normal al nacer, pero comprendimos que era demasiado tranquilita.  A partir de los dos años, no se dejaba acariciar, no hablaba y rompía los juguetes sin que le llamaran la atención.  Fue entonces cuando la llevamos al médico y conocimos que nuestra hijita presentaba el Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El autismo ha ejercido una especie de fascinación, tanto en los médicos, como en los investigadores, quizás  porque el conocimiento de ese trastorno grave de la comunicación y conducta infantil, aparece antes de los tres años de edad.
Autismo Infantil Temprano, así fue denominado a  principio de 1943 por el psiquiatra Leo Kanner, del hospital Johns Hopkins, y reafirmado poco después por el pediatra austriaco Hans Asperger. Su incidencia es, aproximadamente, de unos 4 casos cada 10 000,  y los varones superan a las hembras en una proporción de cuatro a una.
El TEA designa a la expresión ausente o perdida. Imagen dramática para los familiares, y sorprendente para los demás. Pequeños incapaces de utilizar el lenguaje normal.  Cerca de la mitad, son mudos, y el resto solo repite de forma mecánica lo que escuchan, sin saber  su sentido. Con tendencia a autoagredirse cuando algo cambia su rutina, o sencillamente, se intenta el más mínimo contacto físico. Otros rasgos característicos: patrón de desarrollo desigual, fascinación por objetos mecánicos,  respuesta ritual a los estímulos, y  resistencia a cualquier variación del medio. Increíblemente, algunos demuestran destreza matemática.
Pero, el origen, el pronóstico y el tratamiento correcto, sigue en constante proceso de investigación. Algunos científicos plantean que la causa del trastorno es un defecto genético que degenera las células nerviosas cerebrales.
Hasta ahora, los psicólogos mantienen una misma recomendación: educación especializada, aprendizaje intenso gradual y control estricto de la conducta del niño. Los autistas que permanecen sin hablar después de los cinco años, no obtienen los mismos resultados satisfactorios del diagnóstico precoz y la intervención temprana.
Los expertos destacan la importancia de identificar las necesidades que estos casos requieren,  para que la diversidad y las diferencias sean bien acogidas en la comunidad, sin rechazos inexplicables,  que obstruyan el objetivo de aportar a esos pequeños habilidades elementales para la convivencia social.
Igualmente se convoca a difundir proyectos educativos que aseguren que las escuelas cuenten con recursos para que estos casos participen de entornos que faciliten el bienestar escolar, al mismo tiempo que desarrollen y potencien sus aprendizajes y socialización.
En el reciente Encuentro Internacional sobre Autismo e Inclusión, y el Taller Internacional Especializado sobre Diagnostico y Atención Eficaz. celebrado en La Habana, Cuba, Orlando Terre, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, manifestó que históricamente se ha visto al autismo como una entidad de diagnóstico que etiqueta y limita las posibilidades del sujeto. Sin embargo, en la actualidad se habla de modelos inclusivos, de abrir las escuelas a las diferencias, lo que da una nueva comprensión del problema, en el que intentar asumir el reto de intervención que entregue las pautas de un individuo que ejerce un derecho y necesita respuestas para sus necesidades, añadió.
Por su parte, Santiago Borges, director del Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Especial, anunció que Cuba será sede del XII Congreso Mundial de Educación Especial, previsto para el verano de 2014.

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