ribbon

En busca de la dieta ideal (III)

17 de abril de 2015

|

016Volviendo al tema de las dietas que mágicamente nos llevan a reducir en breves períodos de tiempo el peso que nos sobra, se conoce que son frecuentes en cualquier edad, mucho más en las mujeres que en los hombres. Estas dietas e intentos incontrolados de perder peso, son algo más recurrentes y cambiantes entre los adolescente por constituir hasta cierto punto, una moda, es decir: “la última dieta, la que está de moda, la que está dando duro ahora”.
Estos experimentos mágicos pueden explicar el hecho de la presencia de ansiedad, depresión o auto estima baja entre otras manifestaciones emocionales negativas sobre todo por el esfuerzo que exigen y el fracaso habitual de tales intentos. Las personas que se someten a dietas de este tipo suelen entrar en un círculo dieta – no dieta en el que permanecen durante un tiempo hasta que se sienten vencidos por el denominado fenómeno de rebote. Lo anterior por lógica traerá  no pocas disfunciones psicológicas.
En la obesidad el factor de índole social al igual que el fisiológico, el psicológico y el  genético constituyen factores que interactúan y  determinan en este tipo de alteración. Infinidad de estudios, como son los de Richarson,  Goodman, Hastorf  y Dornbush en la década de los sesenta y mucho más recientes, los de Perpiñá, Capafons, Mayer e Ibáñez,  Caro, y nuestra experiencia en los Servicios de Endocrinología del Hospital Pediatrico Docente de Centro Habana, entre otros, indican el rechazo social hacia el obeso. Por todo ello no es de extrañar que las personas con exceso de grasa se sientan con frecuencia rechazadas o poco integradas en su contexto social.
El elemento social puede ser tan importante como otros factores psicológicos y biológicos. En la adolescencia las relaciones sociales, los eventos sociales y la integración al colectivo constituyen principios que rigen y caracterizan esta etapa evolutiva de la vida donde las grandes contradicciones y las grandes crisis ocupan un espacio importante que pueden determinar positiva o negativamente en el propio desarrollo del adolescente. El obeso, acaba interiorizando el “sentir social”, sintiéndose culpable y responsable de todos los defectos que se le atribuyen. Una persona con tal concepción de sí misma, difícilmente puede poner en marcha los mecanismos necesarios para lograr una correcta y saludable pérdida de peso.
Las consecuencias psicológicas de la obesidad son tan graves como las que se puedan presentar en el orden biológico – fisiológico y comienzan desde las edades más tempranas. Los niños y niñas obesos y obesas pueden esperar ser rechazados por sus compañeros de edad, incluso, mucho más que aquellos y aquellas que puedan presentar un impedimento físico y motor, lo que puede repercutir en que presente una baja auto estima. Esa baja auto estima es un factor que puede limitarlo en una de las actividades fundamentales en esta etapa de la vida que no es otro que el de poder relacionarse e integrarse al colectivo escolar y extra escolar.
La obesidad constituye hoy en día un problema de salud que ha sido estudiado desde el punto de vista médico, psicológico y social. Los estudios desarrollados en el orden psicológico y social aún no han logrado delimitar una serie de interrogantes relacionadas con el origen, las causas y consecuencias psicológicas y sociales de la obesidad porqué  aunque se han obtenido algunos resultados, aún prevalecen contradicciones con relación a estos aspectos de la obesidad  y sobre todo con relación al tratamiento clínico – psicológico de esta alteración y a una posible caracterización psicológica del obeso y de la obesa.
Los intentos de definición de la obesidad están plasmados en diversas concepciones sobre el por qué del exceso de grasa. La definición más comúnmente aceptada la define como la acumulación excesiva de tejido graso en el cuerpo con el consiguiente aumento de peso. Esta acumulación de tejido graso esta determinada por un desbalance en la ingestión de alimentos que produce a su vez, una acumulación de calorías que no son liberadas por el organismo en su actividad diaria y se almacenan. A partir de este último razonamiento si se puede aseverar que en el problema de la obesidad  se vinculan varios factores o elementos de tipo psicológico y social. En primer orden la personalidad o  el proceso de formación de la misma, , la familia;  donde se desarrolla el proceso de formación de la personalidad y  los conocimientos, hábitos y actitudes alimentarios y nutricionales así como la formación de los tabúes alimentarios; las tradiciones culturales y sociales en general y de forma más especifica las relacionadas con la alimentación y la nutrición  y un sin número de elementos de la cotidianidad incluidos, todos ellos dentro de la esfera psicológica y social del ser humano.
Por todo ello y teniendo en cuenta además el carácter eminentemente social de la alimentación y la nutrición es que se precisa y se justifica la presencia de lo psicológico y lo social en el problema de la obesidad, aspecto en el que estaremos profundizando en la cuarta parte de esta temática, tan de moda y que urge de mucha información a la población, para que no se vayan por las vías más fáciles, la dieta reductora.

Galería de Imágenes

Comentarios