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En busca de la dieta ideal (II parte)

10 de abril de 2015

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36416_125638_1 (Small)Continuando con el tema de las dietas populares y sensacionalistas apuntaremos primeramente y no es un secreto para nadie sino una verdad de Perogrullo, que estas constituyen hoy en día un gran negocio. Una gran parte de la población mundial sobre todo de las clases con alto poder económico se lanzan a la aventura de la dieta de moda lo cual trae ganancias para los inventores de estas dietas, los productores de fármacos mágicos, de instrumentos, de “clínicas especializadas”, de textos con títulos e ilustraciones sensacionalistas, productos dietéticos naturales, tratamientos hormonales y drogas que incluso pueden atentar contra la vida de las personas.
El problema de la obesidad se puede presentar lo mismo en las clases altas que en las bajas, en estas últimas por el consumo de los denominados alimentos chatarras, muy ricos en calorías, con bajos costos y que pueden saciar el hambre y en las clases altas por el consumo desordenado y desbalanceado de alimentos.
Dice un viejo proverbio que debemos desayunar como un rey, almorzar como un  príncipe y comer como un mendigo, y hay otro que dice, tu desayuno no lo compartas con nadie, el almuerzo con tus amigos y la comida con tus enemigos y es aquí donde está una de las herramientas más importantes para lograr una perdida y sobre todo un mantenimiento del peso ideal. Lo otro es la alimentación balanceada a partir de los grupos básicos de alimentos, conformados a partir de sus contenidos en nutrientes.
No hay dudas de que la obesidad tiene implicaciones psicológicas importantes haciendo difícil cualquier intento de intervención que no tenga en cuenta la esfera psicológica del individuo. Muchos de los fracasos dietéticos – terapéuticos, como puede ser la falta de adherencia al tratamiento, las transgresiones de la dieta, la depresión y la ansiedad que logran vencer el optimismo de la persona obesa  con relación a sus expectativas dentro del tratamiento pueden deberse entre otros aspectos a la concepción que tiene el  obeso de sí mismo lo cual., puede llevarlo a considerarse incapaz de ejercer el control necesario sobre su comportamiento y el medio ambiente para poder iniciar y mantener un régimen alimentario adecuado, sobre todo cuando la persona puede desarrollar la creencia de que no podrá cambiar y modificar su “estilo de vida” hacia formas más convenientes.
Felker en 1988 en un estudio sobre la percepción de sus propios cuerpos encontró que la auto percepción corporal era de forma muy desfavorable o el estudio de Mendelson y White, 1995 que plantea que acuden al auto engaño o a la falsa percepción consciente o no de su cuerpo.
En estudios que hemos desarrollado en Cuba pudimos encontrar bajos niveles de auto estima, auto engaños y rechazo a la figura corporal del obeso. Todas estas manifestaciones, entre muchas otras son factores que determinan en el proceso de formación y estructuración de la personalidad lo cual finalmente determina el comportamiento y la  conducta cuando se llega a la edad adulta.
Si nos trazamos la estrategia de establecer un Programa o Tratamiento dirigido a la reducción del peso se hace necesario tener en cuenta todos estos factores incluyendo dentro de ellos como ejecutores determinantes, lo psicológico y lo social sobre la base del proceso de formación y consolidación  de la personalidad.
El estado de obesidad no contribuye a una auto imagen corporal positiva lo cual repercute en estados de ánimos, depresiones, ansiedad, auto estima baja, timidez, rechazo, violencia, e inadaptaciones neuróticas inclusive entre muchas otras alteraciones en el orden psíquico que no favorecen el proceso de integración y desarrollo pleno dentro del colectivo al cual debe pertenecer.
Por otra parte el tratamiento contra la obesidad implica la movilización de procesos tan importantes como la voluntad, la atención, el pensamiento concreto y abstracto, la transformación de hábitos y actitudes no solo alimentarios y nutricionales sino en el orden del comportamiento integral, aspectos muy relacionados con la personalidad, que en la adolescencia se va definiendo, caracterizando y precisando los rasgos del carácter, el temperamento y sentando las bases de las capacidades desarrolladas. De todos estos cambios hay uno que es esencial, el cambio de estilo de vida el cual implica una transformación drástica que requiere de una gran fuerza de voluntad.
Se han realizado múltiples estudios para analizar ciertas variables de personalidad con el objetivo de establecer una “personalidad del obeso”. Los resultados de estos estudios son contradictorios y, en ningún caso, concluyentes, aunque ciertamente, se han encontrado niveles alto de ansiedad y depresión así como una baja auto estima en las personas obesas. Tales características se suelen tomar como consecuencia más que como causas de la obesidad. En ningún caso se puede afirmar que los rasgos de personalidad causen obesidad.
La próxima semana continuaremos abordando este tema inagotable y tan de moda de la obesidad, sus causas, su tratamiento, y las terribles consecuencias de métodos no recomendables.

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