Emisión postal muestra destacadas figuras cubanas de la música popular

12 de diciembre de 2019

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Siete grandes de la música popular cubana aparecen en las estampillas de la emisión El son autores y cantantes, puesta en circulación por Correos de Cuba.

El sello de 10 centavos de valor facial presenta a Ignacio Piñeiro, fundador del Septeto Nacional que hoy lleva su nombre.

Autor de sones tan famosos como Échale salsita que sirvió de inspiración al consagrado músico norteamericano George Gerswin para su famosa Rapsodia cubana.

Le sigue el sello de 35 centavos personificado por Miguelito Cunì cantante del Conjunto de Félix Chappotín donde hizo famosas composiciones como El carbonero.

El sello de 65 centavos está caracterizado por Pío Leyva, conocido intérprete que popularizó sones como El mentiroso y composiciones con aires de la música campesina cubana.

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La estampilla de 5 centavos presenta a Benny Moré, El bárbaro del ritmo, uno de los músicos cubanos más famosos de todos los tiempos, quien se caracterizó por su agudo oído de la música popular cubana, creador de su Banda Gigante con la que cosechó grandes éxitos, entre sus más conocidas composiciones está Santa Isabel de las Lajas, dedicada a su pueblo natal.

Arsenio Rodríguez, El ciego maravilloso, fue escogido para el valor de 30 centavos. Creador de grandes éxitos musicales dentro y fuera de Cuba que dieron fama y prestigio al pentagrama de la mayor de las Antillas.

En la estampilla de 75 centavos vemos a Ibrahim Ferrer, otro icono de la música popular cubana. Al final de su larga carrera artística integró la legendaria agrupación Buenavista Social Club.

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Por último la hoja souvenir está dedicada al criollísimo trío Matamoros, integrado por Ciro Rodríguez, Rafael Cueto y Miguel Matamoros, su creador. Pasearon la música popular cubana por países de América y Europa donde tuvieron grandes éxitos de público y de crítica.

Su amplio repertorio estaba formado por música cubana de géneros como el bolero, la guaracha, la conga y el son, muchas de ellas compuestas por Miguel Matamoros.

La impresión se realizó en papel cromo por el sistema OFF-SET, en formato vertical con las medidas 48 por 31 milímetros y perforación 12.5. Circula a partir del 10 de mayo de 2007.

Los correos que encontraron los españoles a su llegada a América

Primero, es conveniente señalar que si en la Europa Central y en la península ibérica el servicio se realizaba por medio de mensajeros o correos a caballo, aquí en América ligeros corredores eran los portadores de los mensajes.

Los aztecas, mayas, tarascos, mixtecas y zapotecas conocían el sistema de postas que desempeñaban los paynani, nombre que se les daba a los corredores que recorrían grandes distancias.

Los aztecas tenían unos albergues llamados techilaloyas donde efectuaban el relevo de mensajeros, allí se guarnecían los paynani.

Estos últimos estaban consagrados al dios Paynal, mensajero divino, capitán de Hizillo-Pochili que portaba el escudo Chilimalli y la macana Macahuilt.

Los correos servían a los intereses particulares de los monarcas para recibir mensajes y noticias, sobre todo en tiempo de guerra.

De la misma forma, en el imperio inca existía un servicio de correos que utilizaba los caminos que cruzaban por la costa y el interior, con paradas en los tambos o posadas construidas junto al camino.

Este servicio de correos de los incas era privativo del emperador y la nobleza y se efectuaba por medio de los chasquis, rápidos mensajeros que transmitían los mensajes en forma oral, además de transportar alimentos, turnándose regularmente durante su recorrido.

Cuando tiene lugar la conquista de América, las Cartas de Relación de Hernán Cortés al rey Carlos Quinto de España fueron los mensajes más famosos cursados del Nuevo Continente hacia Europa.

Pero hay que mencionar también los mensajes de Montezuma a Hernán Cortés por medio de los paynani, quienes mantenían informado al conquistador acerca de lo que sucedía con los españoles.

Pero, regresemos a Europa. En 1565, con Carlos IX en el trono de Francia, comienza a concebirse la idea del monopolio postal en manos del Estado.

Enrique III confirma esta idea al conceder a los mensajeros reales el disfrute de los mismos privilegios que tenían los universitarios al abrir, posteriormente, este servicio público.

La salida y llegada de los mensajeros reales estaba marcada por determinados días del mes, ellos anunciaban su llegada por medio de cornetas, las mismas que precedieron a los silbatos que más tarde usaron los carteros en no pocos rincones del planeta.

Así eran los servicios de correos que encontraron los españoles a su llegada a América, caracterizados por detalles organizativos superiores a sus homólogos europeos.

Consejos útiles

El filatelista debe ser siempre una persona exigente, así debe serlo también con el material filatélico que quiere para su colección.

Motivo por el cual le aconsejamos que a la hora de comprar sus materiales lo haga en un comercio de reconocido prestigio, al tiempo que debe desconfiar de los precios bajos.

Generalmente, se encuentran sellos con buen aspecto pero, que por algún motivo, se insertan en las categorías C y D.

Por lo tanto es preciso extremar las precauciones ya que tales sellos envejecen con rapidez y por consiguiente disminuyen o pierden su valor.

Por último recordamos a nuestros amigos filatelistas y coleccionistas que compren únicamente sellos de las categorías A y B porque de esta forma resulta más seguro hacer una colección auténtica y altamente revalorizable.

Historia del Correo aéreo en Cuba, Continuación

Al volver a ocupar el cargo que desempeñaba en España, Domingo Rosillo vio afectadas sus actividades diez años más tarde debido a la Guerra Civil, es entonces cuando decide regresar a Cuba.

Rosillo había pasado alrededor de 20 años fuera de nuestro país y ya había perdido la popularidad de otros tiempos, sin embargo, los que todavía recordaban sus pasadas glorias le tributaron un caluroso recibimiento.

Para conmemorar el histórico vuelo Cayo Hueso-La Habana la Secretaría de Comunicaciones puso en circulación un sello de correos y se le brindó la oportunidad de realizar esta travesía a bordo de un cuatrimotor en la propia fecha del aniversario, es decir el 24 de febrero de 1938.

Testigos presenciales de la llegada de Rosillo a La Habana afirman que le fue tributado un gran recibimiento al descender del avión por lo cual se convirtió en el héroe de antaño solo por breves horas.

Fue condecorado y le rindieron grandes honores y homenajes que nunca resolvieron su precaria situación económica que llegó a ser crítica.

Así fue visto en los portales de la tienda El Encanto en la esquina habanera de Galiano y San Rafael junto a una mesa de tijera donde había colocado su retrato de los tiempos de fama y gloria, vendiendo allí sobres con su sello y firma al precio de diez centavos.

El veterano aviador se proponía emigrar nuevamente y sus buenos amigos acudieron en su auxilio. Fue nombrado Capitán en Jefe de un inexistente Cuerpo de Aviación de la Cruz Roja Cubana, percibiendo un modesto sueldo.

Continuará.