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El uso milenario del aceite de ricino

17 de octubre de 2014

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ricinoPurgante ancestral, el primero del que se tiene conocimiento desde el año 2500 AC, es un aceite amarillento extraído del ricino que fue muy popular en toda la región del Nilo. Este aceite, como su nombre lo indica, se obtiene a partir de la planta del ricino, conocida científicamente como Ricinus Communis, la cual contiene aproximadamente del 40 al 50 por ciento del aceite.
Esta planta, originaria del norte de Africa, se ha conocido por más de 6.000 años. En el antiguo Egipto utilizaban su semilla para extraer el aceite cuando aún no se sabía del aceite de oliva. Llegó a Grecia en el siglo IV AC y a partir de entonces ha sido ampliamente cultivada en todos los continentes, siendo mejor su crecimiento en aquellas regiones donde las temporadas de sequía suceden a las de lluvia.
El aceite de ricino contiene de un 70 a un 77 por ciento de los triglicéridos del ácido ricinoleico. Este ácido carboxílico de 18 átomos de carbono es el principio activo, el cual actúa irritando la mucosa del intestino delgado, provocando reflejamente una estimulación del peristaltismo, de ahí su acción laxante a dosis bajas y purgante a dosis medias o altas.
Al entrar en contacto con la lipasa pancreática, el ácido ricinoléico se libera de sus glicéridos y lisa los constituyentes lipídicos de la membrana intestinal, lo cual produce un incremento del peristaltismo dando como resultado una abundante evacuación de las heces líquidas sin dolores cólicos al no haberse producido irritación de la mucosa intestinal. Esta reacción se produce a las dos o cuatro horas de haberse administrado la dosis de aceite de ricino.
El aceite de ricino se ha traducido incorrectamente del idioma inglés como “aceite de castor” debido a la denominación “castor oil” de la lengua inglesa y también se le conoce como Palmacristi, castaño de la India, higuera de infierno o del demonio, entre otros nombres.
Amén de sus disímiles denominaciones, este aceite curativo es usado como planta medicinal en medicina casera, aunque dada su peligrosidad no debe emplearse en remedios para uso interno a menos que sea en bajas dosis y con la supervisión de un facultativo.
En cambio, el uso externo del aceite de ricino es muy recomendado, pues según se plantea, el mismo es excelente para fortalecer las pestañas, haciéndolas más  largas y suaves. Las irritaciones de la piel provocadas por el sudor y los roces de tejidos u otras causas, se curan rápidamente friccionando con él la parte afectada. También se suele indicar para tratar las inflamaciones o irritaciones de las plantas de los pies después de largas caminatas y para aliviar las desagradables ampollas que se forman al calzar zapatos nuevos.
En cosmética, el aceite de ricino es muy efectivo para contrarrestar la resequedad del cabello causada por tintes químicos, exceso de sol, agua salada o uso de shampú anticaspa. Su empleo contribuye a mantener perfectamente arreglado el peinado más complicado, es excelente para fortalecer las uñas quebradizas y además proporciona una rica variedad de aceites corporales, brillos de labios y aceites de baño, que enriquecen y benefician fundamentalmente a las pieles secas.

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