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El uso de antivirales frente al embate de virus pandémicos

14 de noviembre de 2014

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tamifluEl oseltamivir, comercializado bajo la marca comercial Tamiflu®, se usa para tratar algunos tipos de gripe causada por la infección del virus de la influenza. Este medicamento se indica en adultos y niños mayores de 1 año que han tenido síntomas de la gripe por no más de 2 días. También se indica para prevenir algunos tipos de gripe en adultos y niños mayores de 1 año que han estado expuestos al contacto con personas con gripe o en los casos en que hay un brote de esta enfermedad.
El oseltamivir pertenece a una clase de medicamentos llamados inhibidores de la neuraminidasa y actúa deteniendo la propagación del virus de la influenza. En la mayoría de los casos ayuda a acortar la duración de síntomas de la gripe como la congestión nasal, el dolor de garganta, la tos, los dolores músculo-esqueléticos, el cansancio, dolor de cabeza, la fiebre y los escalofríos.
Con fines terapéuticos, para combatir la sintomatología, el oseltamivir suele administrarse dos veces al día, durante 5 días. De modo profiláctico, para prevenir la gripe, generalmente se toma una vez al día por al menos 10 días.
Al igual que otros medicamentos, el oseltamivir puede provocar diferentes efectos secundarios como náuseas, vómitos, dolor de estómago, diarrea y dolor de cabeza. Algunos de estos síntomas pueden ser intensos y no desaparecen y algunos, incluso, pueden ser graves. De ahí que su administración deba hacerse por prescripción facultativa, siempre que los beneficios esperados superen los riesgos.
Al ser este un medicamento antiviral, no es capaz de prevenir las infecciones bacterianas que pueden presentarse como una complicación de la gripe. Por lo que, tal como sucede con otros antiinfecciosos, su uso indebido puede contribuir al desarrollo de resistencia en las cepas virales.
Los virus pandémicos H1N1 constituyen una seria amenaza de salud para las personas y por esa causa las autoridades sanitarias de todo el mundo vigilan constantemente la aparición de cepas resistentes, para determinar si los casos de farmacorresistencia reportados son solo esporádicos o si existen indicios de que ha ocurrido una propagación de la resistencia a los antivirales en uso.
En la última pandemia del virus A H1N1, acaecida entre los años 2009 y 2010, la OMS fue informada de dos cepas resistentes al oseltamivir en pacientes infectados con el virus. Ambas cepas, descubiertas en Gales, Reino Unido y en Carolina del Norte, Estados Unidos, ocurrieron en solo una sala de un hospital, estando los sistemas inmunológicos de los pacientes implicados severamente comprometidos. En ambos brotes se sospechó que la transmisión de virus resistentes ocurrió de un paciente a otro.
Anterior a ese descubrimiento, las autoridades sanitarias de Dinamarca, Japón y la Región Administrativa Especial de Hong Kong, China, habían informado a la OMS la detección de virus H1N1 resistentes al oseltamivir según las pruebas de laboratorio realizadas. En esa ocasión los virus se hallaron en tres pacientes que no presentaban un cuadro grave de la enfermedad y que se habían recuperado. Los estudios llevados a cabo no detectaron el virus resistente en los contactos cercanos de las tres personas y aunque habían desarrollado resistencia al oseltamivir, los virus seguían siendo sensibles al también agente antiviral zanamivir.
Permanentemente los laboratorios de la Red Mundial de Vigilancia de la Gripe se encargan de evaluar las cepas pandémicos H1N1 para determinar su resistencia a los antivirales, pero junto a este monitoreo de la resistencia antiviral, el apoyo de los pacientes tiene que ser decisivo. Por lo que respetar el uso adecuado de los antivirales y solo utilizarlos cuando sean indicados por el médico es fundamental.

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