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El tercer año del Partido Revolucionario Cubano (I)

2 de febrero de 2024

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Martí, 1971 Tinta sobre cartulina 72 x 50 cm Colección del CEM

Martí, 1971, Tinta sobre cartulina, 72 x 50 cm, Colección del CEM

 

El 17 de abril de 1894 algo más de tres columnas de la primera hoja de Patria fueron ocupadas por uno de los más extensos textos de José Martí aparecidos en ese periódico. Como indica su título, diez días antes se habían cumplido dos años de la fundación del Partido y evidentemente Martí aprovechó la ocasión para fijar varios temas fundamentales de la política revolucionaria cubana. En ese mismo número se incluyó otro escrito del Delegado, mucho más breve, “La semana cubana”, que entrega su satisfacción por las conmemoraciones ocurridas en las emigraciones y que concluye anunciando que en el número siguiente Patria incluiría “las crónicas de lo ocurrido en Key West, Tampa y Ocala.” Ambos escritos están sin firma, como era habitual con lo redactado por Martí, pero no hay duda alguna que los dos salieron de su pluma.

“El tercer año del Partido Revolucionario Cubano” no ofrece la historia de esa agrupación ni es tampoco una valoración ni un informe de lo realizado durante esos dos primeros años. Se trata de un brillante y exhaustivo análisis y de la fundamentación de sus objetivos nacionales, antillanos, continentales y mundiales. En este escrito de manifiesta, pues, la hondura y madurez de un pensador de ojos bien abiertos a su presente, previsor acertado del futuro que imponía la geopolítica de entonces, y revolucionario cabal sostenido por su alineamiento con los pobres de la tierra, empeñado en la magna tarea de liberar a su patria del colonialismo y de evitarle una nueva dominación más peligrosa aún, luchador por la justicia social y siempre fiel su ética de servicio humanista.

El texto que nos ocupa está formado por tres párrafos: el primero cubre una página y algo más de una decena de la siguiente en el tomo 3 de sus Obras completas en 27 tomos; los otros son enormes: el segundo llena casi tres páginas y el tercero casi dos más. Es como si Martí quisiera que su lector no se detuviera hasta no conocer la totalidad de su exposición. La lectura, sin embargo, mantiene la magia de su prosa que nos atrapa con su ritmo y el uso de la imagen —recurso tan suyo no solo en sus poemas— sin que el interés decaiga, sostenido a menudo por la emoción desbordada. El lector sabe que Martí no miente, no nos halaga, sino que nos entrega su alma, su vida, su conducta para alcanzar el proyecto que nos propone. Y por ello nos convence ahora, como seguramente convenció y comprometió a sus contemporáneos.

Desde el inicio, en un subtítulo, Martí nos dice los dos grandes temas, lo que quedan perfectamente anudados entre sí: “El alma de la revolución y el deber de Cuba en América.” En verdad, como demuestra el texto, se trata de dos aspectos del mismo asunto: cómo sería la revolución en la república cubana tras la independencia, lo cual significaba con ello el cumplimiento de un deber que trascendía a la propia Isla. Así, ya desde lo que encabeza el escrito, el Maestro nos indica la holgura de su pensar y nos incita hacia la vastedad de sus proyecciones.

Para estudiar y conocer el pensamiento de Martí, el porqué de su liderazgo y las razones de su perenne actualidad, se ha de estudiar “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano.”

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