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El significado que José Martí le concedió a la música

7 de diciembre de 2018

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José Martí. Foto: Radio Coral/ICRT

José Martí. Foto: Radio Coral/ICRT

 

Como una lengua espléndida que vibra en las cuerdas de la melodía y se habla con los movimientos del corazón, calificó José Martí a la música, acerca de la cual también aseguró que está perpetuamente palpitando en el espacio.

De manera muy específica se refirió a esta manifestación artística en un trabajo que publicó en 1875 en la Revista Universal de México, importante publicación con la cual él había comenzado a colaborar desde pocos días después de su llegada a este país en febrero de ese año.

En el citado trabajo hizo referencia a la actuación del compositor y violinista cubano José White en la capital mexicana.

Antes de ofrecer detalles sobre la exitosa actuación de White opinó con respecto a la música, a la que consideró igualmente como una promesa de ventura, como una vislumbre de certeza, como prenda de claridad y plenitud.

Y añadió al resumir el alcance y significación de la música: “El color tiene límites, la palabra labios; la música, cielo.”

Martí expuso seguidamente que hay una lengua común, muy suavemente simpática, que deja en los oídos dulzura que van a ensanchar y a ennoblecer el corazón; y agregó: “…la música se oye, la alegría se enciende, los ojos se enamoran: no hay pecho que no crezca y se dilate: no hay sentimiento en el espíritu que no murmure delicias y amor.”

También expuso Martí que la música “es la más bella forma de lo bello:

arrullar, adormecer, exaltar, gemir, llorar: el alma que se pliega a un

arco; el oído que se subyuga, se extasía, se encadena; este pobre ser; germen dormido de súbito sacudido y despertado; esta revelación de lo más puro entre las lobregueces de la vida; esta garantía de lo eterno prometida al espíritu ansioso en el nombre augusto de lo bello: – tanto es esa lengua arrobadora, madre de bellezas, seno de ternuras, vaga como los sueños de las almas, gratísima y suave como un murmullo de libertad y redención.

Igualmente Martí en ese trabajo reflejado en la edición de la Revista Universal el 25 de mayo de 1875 definió de la forma más sintética y a la vez expresiva posible lo que para él constituía la música, al patentizar: “La música es el hombre escapado de sí mismo: es el ansia de ilimite surgido de lo limitado y de lo estrecho: es la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante y venidera.”

Otros criterios de Martí con respecto a la música también se pueden apreciar en la propia Revista Universal, el primero de junio de 1875 cuando señaló, al referirse al segundo concierto ofrecido por White: “Post-vida: esto nos dice en sus palabras mágicas la música.”

Unos meses después, en la citada publicación mexicana, exactamente el 29 de agosto, estableció un paralelismo entre la poesía y la música al puntualizar: “La música es más bella que la poesía porque las notas son menos limitadas que las rimas: la nota tiene el sonido, y el eco grave, y el eco lánguido con que se pierde en el espacio: el verso es uno, es seco, es solo: -alma comprimida –forma implacable- ritmo tenacísimo.”

Algunos años más tarde en la Opinión Nacional de Caracas se publicó un trabajo de Martí sobre el filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, el 19 de mayo de 1882, en el que al referirse a la música detalló que puede imitar el movimiento y los colores de la serpiente.

Incluso hasta en la única novela que escribió, la titulada “Amistad funesta” también planteó la siguiente interrogante: ¿qué es la música sino la compañera y guía del espíritu en su viaje por los espacios?

Aunque Martí no fue músico ni lo que hoy se considera como musicólogo si fue capaz, como hombre sensible, de exponer criterios en torno a esta significativa manifestación artística y además aquilatar la labor creativa de músicos y compositores.

Escribió no sólo sobre José White, sino también acerca de otros célebres músicos y compositores tanto cubanos como de diferentes partes del mundo.

Por ejemplo en el segundo número de la revista “La Edad de Oro”, que elaboró en 1889 especialmente dirigida a los niños, incluyó, en su segunda edición, un trabajo titulado Músicos, Poetas, Pintores, en el que se refirió a anécdotas de la vida de varios hombres famosos, traducidas del último libro de Samuel Smiles.

En el caso específico de músicos, se ofrecieron detalles, entre otros, en relación con la vida y las características de Mozart, Beethoven, Haydn, Haendel, Mendelssohn y Schubert

Algunos años después en un trabajo sobre Emilio Agramonte, publicado en el periódico “Patria”, en su edición correspondiente al 30 de abril de 1892, Martí llegó a hacer la siguiente consideración: “…voz y piano han de ir juntos, como la luz y la sombra: la música ha de crear, como en Haendel, ha de gemir, como en Verdi, ha de pintar, como en Mendelssohn.”

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