El Septeto Nacional

14 de marzo de 2022

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Hamilé Rozada Bestard

 

 

En la segunda década de la pasada centuria existieron muchos sextetos y septetos en los barrios habaneros; pero el que tuvo una trascendencia histórica mayor fue el Septeto Nacional, al que dedicaré mi comentario de hoy.

Su creador fue Ignacio Piñeiro, quien nació en La Habana el 21 de mayo de 1888, y falleció el 12 de marzo de 1969. Inició su vocación musical como cantante de coros infantiles, pero como era pobre desde muy joven tuvo que realizar múltiples oficios para ayudar al sustento familiar: tonelero, fundidor, portuario, tabaquero, albañil… A los 18 años ingresó en la agrupación de clave y guaguancó “Timbre de Oro”, como improvisador y decimista, y algún tiempo después dirigió otras agrupaciones musicales, hasta la creación del Sexteto Nacional, que al incorporar una trompeta, se convirtió en septeto, cuyo primer repertorio era de su autoría, tipificado por el son oriental y sus variantes.

Por su excelencia, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro fue contratado por la entonces Academia Habana-Sport, y en 1929 participó en el Pabellón Cuba de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, llamando la atención de la Empresa de grabaciones de Madrid SEDECA, que lo contrató.

En 1933, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro actúa en la Feria-Exposición de Chicago “Un siglo de Progreso”, donde obtiene Medalla de Oro, y al año siguiente participa en el corto musical: “El frutero”.

En 1935, Ignacio Piñeiro abandona el Septeto por razones económicas, y la dirección la asume Lázaro Herrera; pero en 1954, Ignacio Piñeiro regresa, y la agrupación actúa en el programa de televisión: “Música de ayer y de hoy”, dirigido por Odilio Urfé (investigador, pianista, profesor, y creador del Seminario de Música Popular Cubana). En 1962, el Septeto actúa en el Primer Festival de Música Popular, auspiciado por el Consejo Nacional de Cultura, y en 1933 se le entrega la Orden Nacional por sus más de 30 años dedicados al arte musical.