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El rombo de Antonio Núñez Jiménez

16 de julio de 2020

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rombo

 

Con independencia de la relevancia de los hechos acontecidos en los días inmediatos posteriores al desembarco por Bariay del grupo de exploradores que surcaron los mares para abrir la puerta americana, las incidencias puntuales las imaginamos a partir del diario de Cristóbal Colón que nos ilustra hasta un punto donde la ficción toma protagonismo y nos lleva de la mano para fantasear vivencias, asombros y comportamientos.

Esperanzado en las riquezas extraordinarias de sus sueños, Colón no le dio la más mínima importancia a la planta del tabaco y menos aún, al insólito espectáculo de ver a hombres y mujeres echando humo por la boca y la nariz después de aspirar del mosquete o tizón encendido confeccionado con hojas de aquella singular planta. Alguna vez, alguien comentó: “cuando la naturaleza le puso el oro ansiado ante sus ojos, taimadamente disfrazado bajo otro manto, él no lo reconoció y lo dejó consumir en humo y ceniza”.

La importancia del descubrimiento de la fuma del tabaco en tierras cubanas nos obliga a no cejar y resaltar minuciosamente cada hecho relacionado con este acontecimiento.

Durante las breves jornadas que transcurrieron entre el 2 y el 6 de noviembre de 1492, cuando Colón envió a sus emisarios a contactar con el poderoso Gran Khan, se dieron los pasos iniciales de muchas cosas que fueron pioneras para siempre en la historia del continente americano, se abrieron al conocimiento de los tesoros que en otras formas se presentaron en sustitución de los que motivaron sus pretensiones y se establecieron enigmas, que aún hoy, ocupan en alguna medida la atención de los investigadores. Lo que realmente ocurrió cerca de Río de Mares (Gibara) por esa fecha, ha sido un reto misterioso. Muchas incógnitas se han mantenido en el aire. ¿Hacia dónde se habían movido verdaderamente los integrantes de aquel grupo? ¿Hasta dónde llegaron> ¿Qué puntos exactos habían alcanzado?

De acuerdo con la posición de la nave en Río de Mares, la senda de los emisarios penetró 12 leguas –unos 27 kilómetros– hacia el interior, más la comprobada existencia de asientos indios en esos lugares; establecen que la probabilidad del lugar de esta singular expedición (según el eminente científico cubano Antonio Núñez Jiménez) está enmarcada en una pequeña zona donde se encontraba el cacicazgo taíno de Maniabón que comprende una figura en forma de rombo y cuyos vértices serían Gibara, la actual ciudad de Holguín, la Sierra de los Chivos, Bijarú y cerrando nuevamente en Gibara. En ese breve espacio de tierra cubana está enclavado el sitio exacto de los inesperados acontecimientos que han devenido como de los más notables dentro de los muchos que se sucedieron por aquellos días con el advenimiento de un Nuevo Mundo.

Pacientes investigaciones sugirieron que la aldea de unas 50 casas a 12 leguas de Río de Mares, y que ha servido como punto de referencia para simbolizar el descubrimiento de la hasta entonces inédita costumbre de aspirar (fumar) el humo de aquella planta maravillosa y poderosa, es un actual apacible y pequeño caserío cercano a la ciudad de Holguín, conocido como El Yayal. Esta tesis la sostuvieron los geógrafos cubanos J. Van der Gucht y Saturnino Parajón y el investigador norteamericano Irving Rousse y de ella se hace eco la historiadora Hortensia Pichardo en una de sus recopilaciones sobre episodios de la Historia de Cuba.

No son pocos e importantes los investigadores que de una u otra forma se han acercado al tema: José M. Guarch, Ernesto Segeth, José García Castañeda, Lourdes Domínguez, Roberto Valcárcel, José V. Suñol, Lourdes Pérez, Hiram Pérez Concepción

En la Historia Precolombina-Banes, de Paul Sarmiento Blanco publicado en 2008, se expresa: “Existe una estimación nueva sobre el viaje colombino y la zona de Banes…  Tradicionalmente entre los lugares posibles de ese encuentro se pensó en El Yayal, comunidad próxima a la actual localización de la ciudad de Holguín. En la actualidad el ya fallecido Dr. José Manuel Guarch, estimó que ese lugar debió ser la comunidad aborigen ubicada en el cerro de Yagüajay, desestimando El Yayal porque fue sitio de posterior concentración aborigen.”

La inseguridad sobre el lugar exacto la destaca Alexis Rojas Aguilera en www.cubahora.co.cu: “Casi 516 años después, las pruebas del gran descubrimiento de Rodrigo de Jerez y Luís de Torres fueron buscadas con especial afán en el sitio aborigen de Chorro de Maíta, en Banes, provincia oriental de Holguín, por arqueólogos cubanos y de Estados Unidos. Pero solamente los potentes microscopios de los laboratorios de paleobotánica podrán hablar de éxito o fracaso en tiempos futuros, cuando concluya el estudio de todas y cada una de las muestras colectadas… Seis días dio de plazo el navegante a sus marinos para retornar. Ellos viajaron al interior de la región —sin lograrse hasta hoy definir con absoluta precisión el rumbo seguido, quizás a El Yayal, al Chorro de Maíta o a otro sitio—, acompañados por aborígenes sumados a la expedición hispana en Guanahaní.”

Hasta tanto una evidencia conclusiva no identifique el lugar de los hechos, nos complace y remitimos a la idea sugerida por el Dr. Núñez Jiménez relativa al aludido rombo que comprende las posibilidades más viables.

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Comentarios



raul gilberto smith mesa / 22 de julio de 2020

muy interesante conocer de ese desembarco históricos