ribbon

El pensamiento musical de Arsenio Rodríguez en la distancia. (2)

7 de junio de 2013

|

Se conoce que Arsenio vivió algún tiempo en Marianao, donde el bramido del ékue abakuá llegó a animar en él lejanos recuerdos por el culto carabalí tan conocidos por él, aunque de manera distante, en sus frecuentes andares ya como adolescente por las franjas portuarias de Matanzas.
Lo cierto es que, desde muy niño, Arsenio se dio a la práctica religiosa de antecedente africano, en especial la “Regla de Palo Monte” y la “Kimbisa”, introducidas de manera forzada en Cuba por los congos.
También bebió de estas culturas religiosas, con gran complacencia, a través de su padre entonces ferviente practicante de las mismas.
Pero Arsenio con estos raigales conocimientos de la mística afroide, parecía ir mucho más allá, sobre todo a partir de 1937 en que ya era un maestro en la práctica y toques del amplio arsenal de los tambores de la etnia conga (yuca, makuta, kinfuiti, etc.).
De igual forma, llegó al pleno dominio de los sacro-mágicos tambores batá y de bembé propios de los cultos yoruba y que con la potestad y dotes que ostentaba Arsenio en los n´gomes o tambores congos, de manera magistral incorporaría acentuaciones de patrones ritmico/sonoros al tres sonero, instrumento que entre otras cualidades desplegadas por Arsenio, lo llevaron al dominio de músicas de origen andaluz y norteamericanas, combinado en los años 60 con el bógaloo y el kindembo, y que llegarían a inmortalizarlo en el amplio espectro de la música cubana, caribeña, neoyorkina, y muy en especial en la Salsa.
El traslado de Arsenio hacia La Habana no fue óbice para que se aislara totalmente de sus raíces originales de acentuadas referencias congo/matanceras. Entonces, se le podía ver con frecuencia en esta comarca, en rumbas y toques de palo, caracterizados por sus bailes en parejas o individuales, encaminados por solistas con sus características llamadas y respuestas, con alternancias de coros envueltas por ritmos segmentados o ”picados”.
También en Matanzas se le podía encontrar, con mucha frecuencia, en las “vallas abakuá” asimilando las riquezas politimbricas de la música de los cancomos o encomos de acentuado referente carabalí.
Se saben de los fuertes vínculos y admiración de Arsenio por algunos rumberos de recia estirpe, entre otros, Malanga, Mulenze, Roncona, Cesáreo Troncoso, Tangarico, Andrea Baró, y otros connotados rumberos. También en La Habana, se le conoció de sus estrechas relaciones con los inmensos percusionistas Chano Pozo, Silvestre Méndez, Armando Peraza, Patato Valdés, y otros destacadísimos rumberos y practicantes de los cultos afroides, en especial Abakuá.
Tampoco se puede olvidar que Arsenio con su tres cobró amplio destaque alineando en el “Conjunto Azul” fundado y dirigido, en principio, por el virtuoso tamborero y creador habanero Luciano “Chano” Pozo; agrupación musical con la que llegó a grabar en 1947 algunos fonogramas, entre otros registros: “Serende”, “Seven Seven” y “Sácale brillo al piso Teresa”.
Finalmente Arsenio asimila definitivamente la música del son, primero tocando la marimbula en pequeños formatos ocasionales; algo después el contrabajo y la tumbadora –aunque nunca llegó a grabar tocando estos instrumentos-, hasta quedar seducido por la gracia y virtudes rítmico/armónico/melódicas del tres.
Se dice que en La Habana el talentoso tresero matancero Isaac Oviedo, director por entonces del “Sexteto Matancero”, apreció de la presencia en el espacio musical de entonces del tres de Arsenio, y que a la postre le dio algunas enseñanzas del tres. Aunque a mi juicio, sería muy difícil determinar el impacto exacto, si lo hubo, del maestro Oviedo en el estilo primario de tocar el tres Arsenio Rodríguez.
De todas maneras, se puede decir con seguridad, que Oviedo sentía una profunda inclinación por los solos y las progresiones de acordes no convencionales desplegados en el tres por Arsenio Rodríguez. Con el revelado de esta opinión, en múltiples ocasiones por el propio maestro Oviedo es bastante.
A Arsenio Rodríguez se le vio primero vinculado y luego como director del “Sexteto Boston”, tocando en la playa de Marianao y en varias academias de baile.
A la disolución del “Boston”, Arsenio organiza el “Sexteto Bellamar” –posible antecedente de su luego famosísimo conjunto- con el que estaría contratado en el selecto cabaret “Sans Souci” por espacio de un año.

Galería de Imágenes

Comentarios



Miguel Mendoza / 21 de junio de 2013

Gracias por enriquecer el conocimiento sobre los origenes de la musica que admiro aprecio y gusto.No hay nada de que hablar los origenes de la musica salsa y las distinas variables de musica con tambores y coros tienen sus origenes en Africa Bendita.