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El pensamiento musical de Arsenio Rodríguez en la distancia. (1)

31 de mayo de 2013

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Arsenio Rodríguez (1911-1971) configura un paradigma en el amplio quehacer musical cubano; en ocasiones, lamentablemente desnaturalizado por sus seguidores a través del tiempo. En esto, quizás movidos por un falso afán de imputarle al “Cieguito Maravilloso”: tresista, y compositor, cualidades fantasiosas que han movido y aún mueven a reflexiones y conceptos faltos de rigor histórico-musical. Lo cierto es que, en el curso de tantos años, todavía su pensamiento musical no ha sido estudiado con rigor.
Cruciales revisitaciones –en ocasiones con interés cuasi investigativo- a sus viejos discos –hoy remasterizados en CD-, en algo ha coadyuvado al despegue de esa especie de cortina de humo en que el discurso del mainstream de la musicología de las dos orillas en los años 60 y 70, ha envuelto el distintivo quehacer músico de este célebre compositor, instrumentista, y director de agrupaciones musicales.
Poco se conoce con certeza de su vida y contexto social en los primeros quince años de su fecunda vida. Aunque se sabe con seguridad, que desde la oscuridad de la noche que ha obrado el largo tiempo transcurrido, surgió el musicante que desarrolló en el arte musical popular cubano una sonoridad y estilo muy propio y personal en el amplio espectro musical cubano.
Músicos tanto de Cuba como del Caribe y New York, muy pronto se inspirarían en estos aspectos como fuente nutricia de inspiración creativa, y años después, muy en particular, en el fenómeno timbrico-musical llamado Salsa, desarrollado en los años 60 del siglo XX al amparo de los portentosos rascacielos newyorkinos.
Sin Arsenio Rodríguez subyugando con la sonoridad de su tres en el amplio espectro de la música popular cubana, no hubiera germinado en disímiles espacio musicales de Cuba la manera y quehacer músico de agrupaciones como “Los Astros” de René Álvarez, el “Conjunto Bolero”, “Estrellas de Chocolate”, “Conjunto Modelo”, y el “Conjunto Félix Chappotin y sus Estrellas”.
Allende los mares tampoco hubiera surgido el fenómeno timbrico/sonoro/salseado a lo Eddie Palmieri.  Ni tal vez hubiera sido casi posible la escucha de “Cortijo y su Combo” aportando amplios capitales rítmicos a la sonoridad caribeña. Mucho menos, después serían escuchadas las riquezas timbrico/sonoras de “La Sonora Ponceña”, Oscar D´ León, “Fannia Alls Star”, el fabuloso proyecto de Ralph Mercado (RMM), y muchas otras agrupaciones, propuestas e intérpretes; incluyendo al mismísimo proyecto-disco “Buena Vista Social Club”, del sello discográfico británico “World Circuit”. Esto, sin lugar a dudas, favorecen a la distinción de los tumbaos del pianista Rubén González –no olvidar que Rubén fue pianista del conjunto de Arsenio entre 1945-47 aportando  significativas experiencias al conjunto-orquesta del “Ciego Maravilloso”.
No cabe lugar a dudas que, sin la creación y contribuciones armónicas del tres de  Arsenio a la música popular bailable, otros hubieran sido los derroteros de la creación musical de los años 60 y 70 del pasado siglo, no solo en New York, sino también, en una buena parte del Caribe y Latinoamérica.
El ya citado análisis musical del mainstream del discurso musicológico de los años 60 y 70, generalmente dirigido al “modo de hacer el son-montuno a la forma de Arsenio Rodríguez”, en ocasiones excluía al bolero, el bolero-son, la guaracha, el pregón, el mambo, el chachachá y otros géneros y formas musicales cultivados con acierto por “El Cieguito Maravilloso”.
Por lo que aún es el estilo de concebir el son-montuno a “lo Arsenio”, desde claras polirritmicas y politimbricas muy cercanas al antecedente genérico bantú o congo, lo que incita a los estudiosos contemporáneos al estudio en la obra de Arsenio a partir del son montuno “chivo” o “diablo” –como él prefería llamarlo- casi como única faceta cierta en la obra multicreadora de este destacado músico matancero.
Arsenio Rodríguez nació en un pequeño barrio rural llamado Güira de Macurijes, del municipio de Bolondrón, en un apacible asentamiento de ascendencia bantú o congo en la provincia de Matanzas,  -falleció en Los Ángeles, California, un 31 de diciembre de 1971.
Se desconoce el por qué su familia se traslada y asienta en el término agrícola de Güines en la provincia de La Habana y de manera curiosa, zona de un acentuado ascendente bantú, que de cierta manera, apoya aseveraciones vertidas por el propio  Arsenio de que “él era congo por ascendencia y por étnia”.

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