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El patriotismo en los “Versos Sencillos” de José Martí

27 de agosto de 2021

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Este cuaderno de poemas de pequeño formato, ya todo un clásico de las letras cubanas e hispanoamericanas, impactó a los escritores de nuestra lengua desde su primera edición en agosto de 1891, a pesar de que, a todas luces, más que venderse, circuló entre muchos de los amigos personales de su autor y entre escritores a quienes Martí dedicó un ejemplar.
Sabemos que el Maestro se decidió a publicar esos versos ante el reclamo de los asistentes a las dos lecturas que hizo en Nueva York y muy pronto fue conquistando el aprecio de los lectores, acrecentado según avanzó el siglo XX y en lo que va del XXI.
La variedad temática de “Versos sencillos” es notable sin dejar de mantener una original unidad de estilo de principio a fin, sostenida en la agradable rima de los versos octosílabos y en un fraseo de evidente musicalidad aprovechada por más de una compositor para las versiones musicalizadas de unos cuantos de estos poemas.
Desde luego, esa característica no le resta valor de encantamiento a lo temas escogidos por el poeta. Y entre ellos resalta el patriotismo, tratado en el cuaderno de tal manera por Martí que nunca es una arenga sino planteos de su punto de vista, de su entrega la patria, dichos con naturalidad, con sencillez, mas sin dejar de provocar la emoción verdadera, alejada de la grandilocuencia tan al uso en la poesía patriótica de aquella centuria.
Desde el propio texto inicial a manera de prólogo, el poeta declara cómo la preocupación por la patria esclavizada le condujo a la poesía. En esas palabras Martí explica que concibió y escribió esos poema en un “invierno de angustia”, por el cónclave concebido y reunido en Washington al que asistieron los pueblos del sur del continente, dice Martí “por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía.” Y que tuvo “el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas ayudar al plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de su nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y que en ella se completa, de la patria hispanoamericana.”
Esas consideraciones permiten comprender por qué en el poema I se halla esta estrofa: “Oculto en mi pecho bravo// La pena que me lo hiere:// El hijo de un pueblo esclavo// Vive por él, calla y muere.” Igualmente queda claro su alineamiento patriótico que le hace decir en el poema XXV: “Yo quiero, cuando me muera,// Sin patria, pero sin amo,// Tener en mi losa un ramo// De flores,—y una bandera!”
Y qué decir de este llamado al hijo a luchar por la patria que es el poema XXXI: “Para modelo de un dios/ El pintor lo envió a pedir:—/ ¡Para eso no! ¡para ir,// Patria, a servirte los dos!// Bien estará en la pintura// El hijo que amo y bendigo:—// ¡Mejor a la ceja oscura,// Cara a cara al enemigo”// Es rubio es fuerte, es garzón// De nobleza natural:// ¡Hijo, por la luz natal”// ¡Hijo, por el pabellón!// Vamos, pues, hijo viril:// Vamos los dos: si yo muero,// Me besas: si tu… prefiero// Verte muerto a verte vil!”
Ese patriotismo, sin embargo, no le impide al poeta expresar su rechazo a las tiranías hasta en la misma metrópoli, como dice en el poema VII, el dedicado al recuerdo de su estancia en Aragón. Allí, tras alinearse junto a Juan de Lanuza y Juan de Padilla, rebeldes ante el absolutismo monárquico, el poeta patriota declara: “Estimo a quien de un revés// Echa por tierra a un tirano:// Lo estimo, si es un cubano;// Lo estimo, si aragonés.”
José Martí, con la sencillez del poeta, es el patriota consecuente con su amor y respeto a la libertad.

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