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El Parque del Curita

15 de marzo de 2013

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Sergio González López, El Curita

El parque del Curita ocupa un punto estratégico de la zona comercial de La Habana: la manzana que comprenden las calles Galiano, Reina, Águila y Dragones. Punto de retorno de origen de los ómnibus que parten hacia Santiago de las Vegas y paradas de otras rutas. Sin embargo, no son pocos los que desconocen el por qué de su nombre y los más viejos continúan identificándolo como Plaza del Vapor, que tampoco representa nada para los jóvenes.
En 1817 allí se estableció uno de los mercados más famosos que tuvo La Habana. Cuando en 1836 fue reconstruido tomó el nombre de Tacón, por el entonces capitán general que gobernaba la isla Miguel de Tacón. Pero eso quedó para los documentos oficiales. La obstinación popular continuó identificándola como Plaza del Vapor, por la pintura que adornaba la fachada de un establecimiento ubicado por la entrada principal del lugar, situada en la calle Galiano. La pintura recordaba la llegada a La Habana del buque Neptuno en febrero de 1819, primera nave de ese que arribaba a un puerto de la América Latina.
A mediados del siglo XX, la que fue maciza construcción mostraba el anuncio, ya no de la fonda con la pintura del vapor, sino el de la ruina. En la planta baja coexistía un sin número de pequeño negocios de los más variados tipos, sobresaliendo los que vendían billetes de la lotería nacional. Por eso la voz popular lo llamaba también El Palacio de los Billetes. Cada una a las “vidrieras” que ofertaban aquella pitagórica rueda de la fortuna, contaba a manera de custodia celestial, la imagen de algún santo católico, como si el cielo ofreciera la bendición a los números. Pero mucho menos tenía aspecto de palacio el piso superior donde se apiñaban modestas viviendas.
El estado ruinoso del edificio aconsejó la demolición después del triunfo de la Revolución y en su lugar surgió la plazoleta que existe ahora y que lleva el nombre de El Curita.

¿Por qué El Curita?

Curita es el sobrenombre con el que se conoció a Sergio González López (1922-1958), uno de los más eficaces jefes de acción y sabotaje que tuvo el Movimiento 26 de Julio en la capital. Con este apodo lo bautizaron los compañeros de su primer trabajo, cuando se enteraron que acababa de abandonar el seminario después de nueve años de estudios.
Delia, una de las hermanas de Sergio tenía una pequeña imprenta en la Plaza del Vapor. Cuando falleció su hermana, Sergio quedó al frente del negocio.
A partir del golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, los documentos de diversas organizaciones opositoras al régimen encuentran el medio de reproducción en el chinchalito  de El Curita.
Sergio González pertenecía al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), creado por Eddy Chibás. Entre la juventud de esta organización surgió el núcleo de los asaltantes al Moncada y luego del Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel.

Operando la guillotina

La imprenta se puso al servicio del movimiento. Jugándole cabeza a la policía y a la vez, jugándose la cabeza los impresores, el lugar también fue centro de reuniones clandestinas e improvisado “hotel” para algunos de los más perseguidos. El sitio se transformó en un hervidero de revolución y entre los conjurados ya tenía un nombre: la imprenta de El Curita.
Finalmente en noviembre de 1956 la policía se presentó en el lugar. Esa vez Sergio González logró escapar y se sumergió en la clandestinidad. En mayo de 1957 fue detenido. Las torturas que recibió lo dejaron sordo del oído derecho. Cinco meses después se fugó del Castillo del Príncipe.
Organizó una cadena de acciones espectaculares, que hacían imposible al gobierno ocultarlas. Todo eso lo convirtió en uno de los revolucionarios más buscado por los órganos represivos del gobierno batistiano.
Un conjunto de factores confluyeron para que el 18 de marzo de 1958, agentes del Buró de Investigaciones lo sorprendieran en un apartamento de la calle K en el Vedado. Otra vez lo sometieron a salvajes torturas, pero conscientes de que nada lograrían sacarle la más mínima información, esa misma madrugada lo asesinaron. Su cuerpo fue abandonado en el reparto Altahabana.

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