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El manejo de la ira

20 de noviembre de 2015

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Se dice con mucha certeza que es muy bueno para la vida ser anímicamente equilibrado, o dicho en otras palabras, es muy favorecedor que podamos tener un autocontrol sano y funcional de nuestras emociones. Me refiero fundamentalmente a las negativas, aunque a veces las emociones positivas también pueden dañar cuando no son proporcionadas, pero de estas escribiré en otros momento porque ahora me referiré a esa emoción llamada ira, cólera, enojo.
De esta emoción nadie se puede evadir, porque conjuntamente con el miedo y el amor son las llamadas emociones primarias pues nacemos con ellas, y como la madre natura es sabia, la razón de esto es que funcionan como alarmas para sobrevivir. Como he dicho en ocasiones anteriores, la ira nos puede defender ante peligros y multiplicar nuestra fuerza física ante un atacante y salvar la vida; pero como situaciones de este tipo son de excepción, nuestra amiga-enemiga llamada ira se presenta en la cotidianidad con efectos perjudiciales, de difícil control y con las consecuentes conductas indeseables.
Lo más lamentable es que en la vida actual se observa un aumento cada vez mayor de conductas iracundas y que son falsamente entendidas como una manifestación de valor, de energía y de defensa de derechos personales, cuando realmente gritarle al vecino que tiene la música alta, o golpear al hijo que no fue a clases para irse a jugar al parque, o insultar al conductor de otro auto que nos adelantó en el carril, etc., no son más que manifestaciones de falta de control por no tener recursos de un manejo sano y proporcionado de la ira. También puede ser que haya situaciones internas no resueltas que de manera subyacente, semiconsciente o inconscientes matizan este tipo de conductas, aunque también hay personas que reconocen eventos tristes, lamentables que son parte de la historia personal que marcan el presente y el mal humor, y la agresividad se manifiesta como las de un King o Queen Kon en su peor momento.
No existe justificación para usar la cólera como una conducta habitual, porque es perjudicial para quien la siente tanto como para quien la recibe. Y si al principio dije que la ira nace con cada uno de nosotros, también digo –y es más importante– que se aprende a manejarla, pero para eso hay que querer controlarla y entrenarse, ya sea con ayuda profesional (en talleres de manejo de la ira) como de forma personal, individual.
Si ustedes están interesados en ser un poco más felices y quieren controlar esa ira que les impide pensar y explicarse las conductas de los otros que le molestan, pues le recomiendo los recursos que Goleman establece al respecto y que son los siguientes:

 
1- Reconsideración: Interpretar la situación de manera positiva. Por ejemplo: ¿Conozco los pensamientos y problemas de mi hijo que le hacen faltar a clases?
2- Aislamiento: Alejarse de la situación y estar unos momentos a solas para serenarse. ¿cómo voy abordar el problema con mi hijo? ¿Por qué yo siendo adolescente faltaba a clases?
3- Distracción: Hacer otra cosa, como por ejemplo salir a dar un paseo a pie. Esto nos permite pensar calmadamente ¿Qué recursos tengo para afrontar este problema con el fin de solucionarlo?
4- Técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación también ayudan. Que no debe confundirse con respirar pausadamente, sino llenar los pulmones y el abdomen de aire y visualizar con los ojos cerrados como el aire inunda nuestro cuerpo mientras pensamos en un paisaje que nos da paz, o una situación de igual contenido relajante. Y a esta altura es de suponer que se tiene la suficiente presencia de ánimo y ya se “enfrió” la situación para hablar con el hijo.

 
No se puede creer que de un día para otro se logra un manejo efectivo de la ira, y aunque les di unos pasos que les pueden ser útiles, es muy importante querer, tener la firme intención de disminuir las conductas coléricas. Para eso hay que hacer un balance de los éxitos y fracasos de nuestras vidas que influyen y nos llevan a enfrentar las situaciones con ira, gritos, golpes, y la consecuente descarga de adrenalina, tan perjudicial.
Ya di algunos consejos, lo demás está en sus manos, porque no puede olvidar que usted es el protagonista de su vida, los demás somos o actores secundarios o simples espectadores.

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