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El mal genio y el genio del mal

6 de enero de 2017

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Me gustan los juegos de palabras, y en este caso me parece apropiado, porque ya sea que salga de la lámpara de Aladino, de una botella que estuvo siglos en el fondo del mar o de cualquier lugar que la imaginación del escritor lo ubique, siempre es un tipo con problemas con su carácter, o sea tiene lo que popularmente se llama mal genio. Razones tiene porque me imagino que habitar en lugares tan estrechos, oscuros y con frecuencia húmedos, y después tener que obedecer órdenes locas, son razones más que suficientes para ser no estar feliz. Sin embargo, hay humanos que habitualmente tienen ese estado de ánimo, haciendo infelices a los más cercanos y alejando a los que pueden huir, y no pocas veces se llevan un golpe de los de poca paciencia y que no gustan de aguantar pesadeces.

Ya he dicho en artículos anteriores que la ira –que es la emoción base para este mal humor– es una emoción primaria, determinada biológicamente con el propósito de preservar la vida, y algunos dibujos animados nos muestran al hombre de las cavernas con un mazo y mucha ira cazar un animal feroz y salir vivito y coleando porque la adrenalina que la cólera le aporta al organismo le da una fuerza, velocidad y otros atributos que le permiten sobrevivir en situaciones de peligro. Pero esto es en situaciones de riesgo, extremas y otra cosa totalmente distinta es tener ira, cólera, como parte de la conducta habitual por lo que cuando es así, lo que muestra es la existencia de problemáticas no resueltas en la vida, de frustraciones que por las más diversas razones o no están a nivel consciente porque han sido reprimidas o la persona reconoce cuáles son pero no las resuelve, ya que cree que no tienen solución o es muy difícil resolverlo.

No hay que ser psicólogo para llegar a esta conclusión, ya que todos hemos escuchado que alguien dice la frase: “ahí llegó el frustrado, porque tanto mal humor no es normal”, y después podemos identificar o no las causas de esta constante mala onda, y es más, suele ser tema de conversación el tratar de descubrir por qué es así, porqué no se alegra la vida y si no hay causas conocidas, lanzamos la hipótesis de que debe tener traumas infantiles, ya que este es el último recurso, como que no “ha salido del closet” y eso lo tiene frustrado inexplicablemente, porque en la actualidad la aceptación de la diversidad de la orientación sexual permite que la gente sea feliz en este sentido y no necesita reprimirse.

Conclusión; nos entretenemos bastante tratando de llegar al meollo de las causas del mal genio de fulanito o menganita y con esto tratamos de paliar lo que nos molesta esa persona y también explicamos porqué no lo invitamos a la fiesta, no lo queremos en el equipo de trabajo y mucho menos lo queremos de amigo, y solo lo soporta malamente la familia ¡Que remedio! Y aquí quería llegar, y es que el mal humor es como un repelente para las relaciones interpersonales, por lo que el sujeto –él o ella– termina siendo un solitario, porque la gente lo aleja, ya que “bastante difícil es la vida para uno sufrir con el antipático, aguafiestas, (palabras no publicables)”.

Después de esta larga disertación sobre el mal genioso, lo que me parece importante es que efectivamente se convierte en un paria rechazado, que provoca la burla de los que consideran que tiene un pasado secreto poco limpio, el enojo del que no tiene mucha paciencia o sencillamente porque no hay razón para aguantar el disgusto de otro o cualquier otra conducta, pero ninguna buena. Ahora bien, poniéndome en los zapatos de quien padece de este mal –creo que es una enfermedad social– necesita de ayuda, aunque lamentablemente no es muy probable que la encuentre con facilidad porque uno no sabe cómo va a actuar la persona, pero como yo creo en la bondad humana a mí me parece que nunca es ocioso ofrecer ayuda o por lo menos llamar la atención del enfermo de mal carácter sobre su conducta habitual y tal vez con una pregunta sencilla se puede ayudar y no cuesta nada decirle: ¿Te has dado cuenta que siempre estás de mal humor? Y tal vez se le puede agregar algunas palabras de aliento sobre la belleza de la vida, pero sin “teque” y quizás ese día haces la buena acción que todos debemos proponernos, y que nunca está de más para ver si logramos que el mal genio no se convierta en el genio del mal.

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