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El hotel Pasaje, símbolo de permanencia en el tiempo y la memoria

29 de septiembre de 2021

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Anuncio, 1940

Anuncio, 1940

 

Para los años de 1940 el hotel Pasaje, surgido en la casa de Prado No. 95, era una instalación visiblemente extendida hacia la contigua No. 93 por el mencionado paseo, y por la calle Zulueta en los Nos. 32 y 34, antiguos. Unas ampliaciones tuvieron lugar a finales del siglo XIX y otras en las primeras décadas del XX, todo un proceso caracterizado por el cambio de propietarios y arrendatarios.

Así consta que, en 1947, la casa fue arrendada por Francisco E. Núñez de Villavicencio Vallejo. Entre las cláusulas del contrato se estipulaba que el edificio se dedicaría exclusivamente al negocio de hotel, restaurant, café y comercios anexos. Patricia Andino Díaz en el Estudio histórico Sala Polivalente Kid Chocolate, antiguo hotel Pasaje (2015), expone detalles de las condiciones del inmueble, a partir de la consulta de fuentes primarias como el Registro de la Propiedad. En estas inscripciones se describía como una edificación en buen estado, aunque necesitaba algún mantenimiento, incluyendo la armadura metálica en la parte central del pasaje –en la mitad que correspondía a este edificio–, y en la que faltaban algunos cristales. Al exigirle al arrendador el cuidado de las instalaciones se sabe que el hotel contaba con sus propios tanques para el servicio de agua, gran número de bombillas, elevadores, aparatos de calefacción de agua para los baños, servicio de alumbrado y servicio telefónico en todas las habitaciones y en la pizarra principal.

 

Apuntalamiento. Arco del Pasaje, 1989

Apuntalamiento. Arco del Pasaje, 1989

 

En el alquiler quedaban incluidos los muebles del hotel, los cuales pertenecían a los propietarios de la finca. Todo ello necesitaba de la vigilancia perenne de un inspector nombrado por los dueños, por lo tanto, este debía residir en una de las habitaciones garantizada por el arrendatario.

Extraído así del documento del Registro…hace pensar que, como bien afirma Andino en su trabajo, el hotel Pasaje seguía gozando del glamour de antaño. Sin embargo, no es lo que describe Guillermo Cabrera Infante en La Habana para un infante difunto, recuerdo de quien a principios de esos años cuarenta vivía en las cercanías del hotel: “El sol ardía sobre mi espalda mientras miraba para el hotel Pasaje y sus habitaciones con las ventanas abiertas a los balcones colgando sobre la arcada. Cuando acostumbré mi vista a la luz de magnesio magnificado vi que los cuartos del frente estaban todos vacíos: era voz del vecindario que la decadencia del hotel Pasaje corría pareja con el deterioro del techo de vidrio del pasaje. Pero seguí recorriendo el hotel con la mirada: una hilera de cuartos abiertos deshabitados.”

 

Fachada por Prado, 1989

Fachada por Prado, 1989

 

En 1954 la operación del hotel pasó a manos de Ramiro y María Estrella Balado Tolgueira. Integrantes de la familia Alonso Herrera eran sus dueños. En 1955 Ángel Alonso Herrera, el arquitecto que había reconstruido el Pasaje en 1910, falleció, y su parte fue heredada por su viuda, la señora Leticia de Arriba Álvaro, Marquesa de Tiedra. Dolores Alonso Herrera murió en 1958, y su derecho lo heredó su hijo Abelardo M. Francisco Delgado Alonso. De este modo, el edificio marcado con el No. 95 de Prado, que siempre fue ocupado por el negocio de hotel, restaurante, café y comercios, llegó a 1959 como propiedad de Julia, María Antonia y Estela Alonso Heymann, Leticia de Arriba Álvaro y Abelardo Delgado Alonso.

En 1960 fue nacionalizado, aunque mantuvo la función hotelera. El Directorio Telefónico de la Provincia de La Habana de 1965 lo registraba como uno de los hoteles de lujo de la ciudad –sin dudas, desactualizado. En cambio, la Guía alfabética de calles de La Habana Metropolitana, del año 1968, ya no referencia al Pasaje en la lista de instalaciones de este género de La Habana. Y es que para esos años y durante la década de 1970, los edificios ocupados antiguamente por el Pasaje, tanto los de Prado como los de Zulueta, se convirtieron en ciudadelas donde vivían múltiples familias, quienes ocuparon no solo las antiguas habitaciones del hotel, sino también todos los salones, subdividiendo los locales y modificando la estructura original. La sobreexplotación del espacio hizo que, el 23 de febrero de 1982, colapsara gran parte del inmueble, lamentando pérdidas materiales y, sobre todo, humanas.

Por esa razón se demolió todo el interior del edificio, pero a petición de diferentes entidades defensoras del patrimonio se conservaron, apuntaladas, las fachadas por Prado y por Zulueta, como testigos históricos del antiguo y popular inmueble –señala Andino Díaz. El apuntalamiento del Pasaje fue una imagen que acompañó a esa zona por casi una década.

 

Fachada por Prado luego del proyecto de 1991

Fachada por Prado luego del proyecto de 1991

 

Con motivo de la celebración de los XI Juegos Panamericanos en La Habana se decidió levantar en el céntrico terreno una instalación deportiva. Las obras tuvieron como inversionistas al Instituto Nacional de Deporte y Recreación (INDER) y al Poder Popular, y como proyectista la Empresa de Proyectos de Obras de Arquitectura e Ingeniería No. 2 (EMPROY-2).

 

Fachada por Zulueta luego del proyecto de 1991

Fachada por Zulueta luego del proyecto de 1991

 

Esta Sala Polivalente se inauguró en agosto de 1991 para acoger el evento boxístico de los juegos regionales. Se señalaba con los Nos. 515 y 517 de la calle Prado y fue nombrada Kid Chocolate, en homenaje al gran boxeador cubano Eligio Sardiñas, ganador en 1931 y 1932 del título de Campeón Mundial de Boxeo.

 

Kid Chocolate

Kid Chocolate

 

Aunque solo conservó sus fachadas, los valores históricos, arquitectónicos, ambientales y urbanísticos del hotel Pasaje, permitieron clasificarlo con Grado de Protección II, lo que condiciona la restauración esmerada y cuidadosa de lo que llegó al presente. Actualmente se prepara para acoger su antigua función, como parte de la rehabilitación integral concebida para la manzana del Payret.

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