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El gran valor que le dio a la Protesta de Baraguá y a Antonio Maceo

20 de marzo de 2015

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marma4e020151ca158José Martí sintió una gran admiración y respeto por figuras relevantes de nuestra historia que fueron  participantes activos en la etapa inicial de la guerra por la independencia de Cuba, es decir la que comenzó el 10 de octubre de 1868.
Y entre esas figuras acerca de las cuales Martí hizo referencia y con quien después se hermanaría en el empeño de hacer renacer la lucha por la liberación de Cuba estuvo Antonio Maceo.
El 15 de marzo de 1878 Antonio Maceo se convirtió en símbolo de la intransigencia revolucionaria de los cubanos cuando realizó la histórica Protesta de Baraguá y patentizó así su decisión de no acatar una paz indigna sin la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud y ratificó su decisión, aún en medio de condiciones extremadamente difíciles, de proseguir la lucha. Al resumir el simbolismo de ese hecho algunos años después Martí llegó a afirmar: Precisamente tengo ante mis ojos “La Protesta de Baraguá” que es de lo más glorioso de nuestra historia.
No sólo por el hecho anteriormente citado sino también por su actitud en sentido general en el desarrollo de la guerra de los Diez Años y por la trascendencia de sus principios, Martí destacó el aporte de Antonio Maceo a la causa por la independencia de Cuba. Y de manera esencial pudo valorar mucho más la personalidad de Maceo cuando posteriormente sostuvo relaciones con él cuando se esforzaba y trabajaba abnegadamente por lograr la más pronta reanudación de la guerra con el objetivo de que Cuba alcanzase  la liberación del yugo colonial español.
Pero ya desde antes Martí había dejado constancia de la admiración que sintiera por Antonio Maceo. Y prueba de ello es lo que manifestara en una carta que envió al propio Maceo en julio de 1882 al que le detalló: No conozco yo, General Maceo, soldado más bravo ni cubano más tenaz que usted,- ni comprendería yo que se trate de hacer,- como ahora trato y tratan tantos otros, obra alguna sería en las cosas de Cuba, en  que no figurase usted de la especial y prominente manera a la que le dan derecho sus merecimientos.
Igualmente en la citada misiva le expuso sus conceptos relacionados con el deber hacia la patria al decir que a la hora que el país solicitara nuestra integridad, debíamos responder con firmeza. Más adelante  expresaría  al hacer una valoración de las características de la personalidad de Antonio Maceo: “Estimo sus extraordinarias condiciones, y adivino en usted un hombre capaz de conquistar una gloria verdaderamente durable, grandiosa y sólida.”
He expuesto lo que Martí  manifestara en una carta dirigida a Antonio Maceo  en los años de la década del ochenta cuando relativamente poco tiempo después de concluida la guerra de los diez años un grupo de patriotas se esforzaban por lograr la reanudación de la lucha por la independencia de Cuba. Pero no sería esa la única ocasión en la que Martí hiciera referencia a Antonio Maceo.
Para ejemplificar lo anteriormente señalado cabe recordar un trabajo sobre Maceo que Martí publicara el seis de octubre de 1893 en el periódico Patria en el que señaló: “Y hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo.”
En las entrevistas que Martí había tenido con Maceo, cuando precisamente trabajaba en la reorganización de la lucha por la independencia, había podido comprobar que junto a sus grandes cualidades como guerrero también resultaba ser un hombre de profundas convicciones políticas.
Y precisamente acerca de sus características humanas y patrióticas también Martí dejaría constancia en el trabajo que he hecho mención, al decir sobre Maceo: “Jamás parece que aquel hombre pueda, con su serena pujanza, afligir u ofender, por sobra de hecho o parcialidad de juicio, la patria a quien ama de modo que cuando habla, a solas con el juramente, de la realidad de ella, del fuego que arde en ella, la alegría le ilumina los ojos, y se le anuda en la garganta el regocijo: está delante el campamento, y los caballos galopando, y se ven claros los caminos. Es júbilo de novio.”
Y agregó igualmente José Martí al evocar a Antonio Maceo: “Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste, y de idea cauta y sobria. No se vende por cierto su palabra, que es notable de veras, y rodea cuidadosa el asunto, mientras no esté en razón, o insinúa, como quién vuelve de largo viaje, todos los escollos o entrañas de él.”
En este trabajo Martí expuso algo que con el decursar de la vida de Antonio Maceo se haría realidad, cuando detalló al destacar la manera que podría contribuir al desarrollo de la causa de su tierra natal: “ Con el pensamiento le servirá, más aun que con el valor. Le son naturales el vigor y la grandeza.”

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