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El gran olvidado

18 de abril de 2017

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Conocí al Niño Rivera en la zafra de 1970, cuando el campamento “Camacho” se llenó de músicos populares, y allí pude apreciar su gran calidad humana y artística. Por eso me resultó tan doloroso saber que había muerto el 27 de enero de 1996, en medio de una casi total indiferencia por parte de los medios de difusión masiva. Y también por eso consideré tan acertadas las palabras de Leonardo Acosta cuando escribió que era “el gran olvidado de los genios musicales cubanos”. A él dedicaré mi comentario de hoy.

El verdadero nombre del Niño Rivera era Andrés Echeverría, quien nació en Pinar del Río en 1919 y fue un excelente tresero, guitarrista, contrabajista y compositor. Su trayectoria profesional comenzó siendo niño en su ciudad natal, tocando el tres en el sexteto “La Caridad” y a los 15 años viajó a la capital cubana donde se incorporó al legendario Sexteto Boloña y, más tarde al Sexteto Bolero. Ya en la década de los años 40 de la pasada centuria, cuando estaban de moda los conjuntos, formó parte de algunos de ellos como el Modelo y Los Astros.

Siendo un excelente intérprete del tres, llegó a convertirse en un relevante sonero y esto le permitió actuar juntofiguras tan reconocidas como Miguelito Cuní, Félix Chapotín y Arsenio Rodríguez, quien despertó en él una visión renovadora del son. Pero el Niño fue más allá, porque empezó a incursionar en otros géneros, estilos y corrientes, convirtiéndose en uno de los primeros músicos en asimilar el mambo y en incorporarse al movimiento del feeling. Al comprender que el tres tenía algunas limitaciones para lograr cuanto él quería, comenzó a tomar clases de guitarra y armonía con el gran Vicente González Rubiera (Guyún), que había revolucionado la guitarrística musical cubana.Provisto de las herramientas necesarias para su desarrollo profesional, logró elevar las posibilidades del tres a una dimensión superior a la conocida hasta entonces; pero como curioso e inquieto músico, decidió estudiar composición y orquestación con el maestro Félix Guerrero, quien había sido alumno de Nadia Boulanger, en París. El próximo paso fue crear su propio conjunto: “Rey de Reyes” y vincularse al movimiento del feeling para el cual su presencia fue fundamental ya que logró romper el rechazo que la radio y la televisión le hacían, al incorporar ese estilo de cantar al formato de conjunto, cuyos arreglos se convirtieron en hits de las victrolas de entonces, y ocuparon la preferencia de los bailadores.

El Niño Rivera fue dirigente de la Sociedad de Autores de Cuba, y viajó a numerosos países de Europa. Su catálogo de obras es amplio, y hasta llegó a componer un “Concierto para tres y orquesta sinfónica”, cuya partitura, desconocemos por qué no se ha estrenado. Entre sus títulos populares está “El jamaiquino”, muy famoso a finales de los años 70 del pasado siglo, dentro y fuera de Cuba, del cual se han hecho numerosas versiones e, incluso, está recogido en un fonograma. ¿Por qué entonces este gran músico nuestro ha caído en el olvido?

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