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El estreno de la opereta-revista “Lola Cruz” en1935

10 de septiembre de 2014

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El maestro Rafael Pastor (Custom)

El maestro Rafael Pastor

Los anales del arte lírico cubano registran —como uno de sus logros primordiales— el estreno de “Lola Cruz”, de Ernesto Lecuona y Gustavo Sánchez Galarraga, en el Auditórium, el 13 de septiembre de 1935.
Protagonizaron la opereta-revista en tal fecha, los cantantes Caridad Suárez, Miguel de Grandy, Tomasita Núñez y María Ruiz. Asimismo Lola Cruz propició los debuts profesionales, en el teatro cubano, del tenor cómico Pedrito Fernández y Esther Borja, quien desde la primera presentación escénica de esa obra obtuvo un rotundo éxito con el vals-canción “Damisela encantadora” —creado expresamente para ella por el maestro—, y luego marcaría hitos en la historia de la cancionística criolla.
Al siguiente día de la première, el crítico Francisco Ichaso opinó en su columna del “Diario de la Marina”:
Fino rasgo el de Ernesto Lecuona, en ocasión de estrenarse “Lola Cruz”. Hizo dedicar la primera parte del programa a la memoria de Gustavo Sánchez Galarraga, su desaparecido compañero de andanzas teatrales. El llorado poeta es autor del libro que conocimos, y tanto interés había demostrado en los últimos días de su vida por verlo interpretar, que, si ciertas afirmaciones espiritualistas son ciertas, en el teatro “flotó anoche su espíritu”, como apuntara la persona encargada de rendir el homenaje, no otra que el doctor Gaspar Betancourt, a quien escuchamos palabras atinadísimas y plenas de emoción.
Cumplido ese deber de amistad y de compañerismo, que era acto de justicia también, Lecuona empuñó la batuta para hacernos admirar la partitura de Lola Cruz, aplaudida a través de todos sus números.
[…]
Lecuona —dígase como resumen— ha librado otra triunfal batalla en el teatro lírico cubano.
A su vez Juan Bonich afirmó en “El Mundo” el 14 de septiembre:
“Lola Cruz”, musicalizada por Lecuona, se anunciaba como superior a “María la O” y en realidad no se ha exagerado porque nuestro gran compositor nos ha regalado con una de esas partituras que resisten toda la crítica y todos los elogios.
Esa vena melódica de Lecuona ha derramado sobre la partitura de “Lola Cruz”, raudales de inspiración y harto difícil sería determinar cuál es el más bello de sus números.
También en la fecha anterior, en la sección “Notas y Noticias”, del rotativo “El País”, se opinó:
Triunfal en todos los sentidos fue la brillante jornada del maestro Ernesto Lecuona, anoche, en el teatro Auditórium, con motivo del grandioso estreno de la formidable opereta-revista “Lola Cruz” […]. Desde el primer cuadro hasta el último, la enorme cantidad de público que ocupaba todas las localidades del teatro premió con cálidas ovaciones cada número interpretado por Caridad Suárez y Miguel de Grandy, secundados eficientemente por los demás artistas que tomaron parte en el desempeño de la obra.
“Lola Cruz”, tal como lo auguramos, constituyó el éxito más clamoroso de esta temporada, porque cada miembro del conjunto puso de su parte todos sus conocimientos artísticos en su gran afán de cooperar al mayor lucimiento del espectáculo, que triunfó en toda su línea. El maestro Lecuona recogió ovaciones de varios minutos, por la alta calidad de toda la partitura de la obra, cuyas inspiradas páginas musicales constituyen uno de los más notables triunfos del querido maestro. El estreno de “Lola Cruz” puede ser grabado con letras de oro en la historia de nuestro teatro.
Unos días después, luego que Ernesto Lecuona y su compañía artística dieron continuidad en el Principal de la Comedia a las representaciones de “Lola Cruz”, el compositor, musicólogo y pedagogo español Rafael Pastor, quien desde los años finales del siglo XIX residía en La Habana, redactó una carta dirigida al creador de la partitura de esa obra. En tal misiva le ofrecía sus criterios acerca de la labor lecuoniana como autor de la música de “Lola Cruz”, y lo felicitaba por recibir   —según se informó entonces en la prensa— el Diploma y Joya de la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, en grado de Caballero.
Mi admirado Ernesto:
[…] escribes tus obras como un deseo invencible del espíritu; por eso tus inspiraciones no pueden tener cotejo con las de ningún otro compositor cubano. Detalles hay en Lola Cruz que sonaron en mi oído como armonías de arpa célica y en tal instante pensaba yo que había sido ingrato contigo al tenerte absolutamente olvidado en mis artículos de crítica y divulgación artística.
Me entero por la prensa que el honorable señor Presidente de la República te ha condecorado con las insignias de Caballero de la Orden Carlos Manuel de Céspedes, y aunque considero que tú mereces la Gran Cruz por tus hechos musicales que elevaron el rango de la música criolla al nivel de lo más grande en ese género, está bien que alguna vez el Gobierno de la nación haya reconocido los méritos de sus hijos esclarecidos.
Así pues con tal motivo te felicito sinceramente por la distinción de que acabas de ser objeto y espero la primera ocasión de verte y confundirme contigo en un estrecho abrazo. Y ya sabes, mi querido Ernesto, que tienes en este viejo maestro un noble defensor de tu música. Y ten por cierto que mientras él esté vivo no habrá aquí uno solo que se atreva a aquilatarte.
Que futuros triunfos coronen tu sien para honra y prez de Cuba y del arte que maravillosamente vienes cultivando.

Rafael Pastor

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