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El ecosistema urbano y la “entomología doméstica”

29 de diciembre de 2017

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Escarabajo

 

Debido a su pequeño tamaño y costumbres, una gran cantidad de artrópodos donde se incluyen insectos y arácnidos se introducen por pequeñas grietas, o por las puertas y las ventanas de nuestro hogar, haciendo de éste su hábitat cotidiano durante toda su vida, de tal manera que nuestras casas y edificaciones se transforman en “cómodos” lugares para una gran diversidad de artrópodos. Hasta tal punto que se podría hablar de la “Entomología doméstica” como aquella parte de la Entomología Urbana que se ocupa de los “inquilinos” de seis u ocho patas de nuestras moradas, y no precisamente del quehacer diario de los entomólogos, como podría pensarse.

El “ecosistema urbano”, como muchos autores lo denominan, en contra del criterio de otros que se resisten a considerar al conjunto de hábitats artificiales como un ecosistema, presenta una serie de inconvenientes para la fauna residente en él que están relacionados con el clima, los flujos energéticos, el ciclo de nutrientes y la estructura espacial y biológica propias de los ecosistemas naturales. Existen también en estos “ecosistemas urbanos” diversos tipos de contaminación que no suceden naturalmente, como los disolventes empleados en los productos de limpieza, pinturas, colas y aislantes; las temperaturas artificiales extremas, la humedad o más bien la sequedad artificial, la luminosidad, etc., también influyen negativamente. Pero también aparecen algunas ventajas que algunos de esos “inquilinos” saben explotar exitosamente, como las temperaturas agradables de una habitación con calefacción, el polvo acumulado en los colchones que sirve de refugio y alimentación a un sin número de ácaros que se aprovechan de las descamaciones dérmicas que los humanos dejamos en la cama y en la ropa de dormir diariamente y que se van acumulando en ese polvo doméstico, la suciedad que se acumula en los conductos de humificadores de aire, etc.

El “ecosistema urbano” se define como la serie de elementos, procesos e interrelaciones físicas, químicas y biológicas, propias del medio urbano. Es muy distinto al ecosistema natural, ya que la ciudad es un medio artificial, adaptado a las necesidades de los seres humanos y no a los animales y vegetales. El elevado nivel de tecnificación del ecosistema urbano presenta una alta inestabilidad, por el carácter exógeno de sus procesos básicos. Así, su biotopo se encuentra reducido a un simple soporte físico, incapaz de proveer alimentos ni de reciclar los desechos, si no se efectúa artificialmente desde fuera del sistema. Además, la importación y canalización del agua es muy notable, al igual que el consumo de energía secundaria a gran escala.

De todas maneras lo que se observa es que cada vez un mayor número de especies van colonizando este ecosistema y que realmente se encuentra en franca expansión.

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Cucaracha

Entre los “invasores” se presentan diversos grados de colonización que va desde los innumerables visitantes ocasionales o accidentales: los que van de paso, a los residentes permanentes. Multitud de especies de cucarachas, pececillos de plata también llamadas trazas, escarabajos, polillas, chinches, pulgones, ácaros, opiliones y arañas acampan, muy a pesar nuestro, y con completa impunidad, en el interior de los edificios. Pero también lo hacen en el interior de automóviles, ómnibus, camionetas, etc. Invaden los refrigeradores, neveras, aires acondicionados, hornos eléctricos y de gas. Han ocurrido casos de roturas de equipos electrodomésticos en nuestras propias casas o en nuestros trabajos debido a la presencia de estos “bichos” campeando por su respeto en el interior de tales equipos.

Es sorprendente como estos animales, no especialmente adaptados a los ambientes urbanos ni domésticos, son capaces de acomodarse y vivir en condiciones francamente singulares como puede ser la fuente que suministra la energía eléctrica a una computadora. O en un calentador de agua de gas o eléctrico pudiendo llegar a generar una situación de riesgo potencial al entorpecer el funcionamiento normal del equipo, por ejemplo al obstruir la salida normal del gas, o devorar el forro plástico de un cable eléctrico provocando un corto circuito.

Invaden el interior de una batidora, o de una lavadora, o de un ventilador, donde lo único que existe es grasa y alambres eléctricos.

Citaré también como una curiosidad que la contaminación térmica de los túneles de los ferrocarriles subterráneos, permite que se desarrolle en ellos toda una fauna de insectos de origen tropical.

La “entomología doméstica” puede ser una actividad de “alto riesgo” en el ecosistema urbano, sin necesidad de tener que ir al campo a colectar y trabajar con arañas “viudas negras” o escorpiones.

 

 

Recordemos que… “la naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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