El concepto de hombre en el joven Martí

28 de febrero de 2023

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Pedro Pablo Rodríguez

 

 

La idea de José Martí acerca de nuestra especie fue expresada en más de una ocasión a través de la multiplicidad de su prosa y de su poesía, pero también a través de sus cartas y discursos. El elevado número de sus consideraciones al respecto demuestra la importancia del asunto en su pensar, particularmente en lo que podríamos llamar su filosofía y su ética, ambas de corte humanista, lo que constituye punto nodal de su cuerpo de ideas.

El ser humano, las personas, lo mismo como individuos que como conjunto social, no solo ocupan espacio principal en las reflexiones martianas sino que también dan unidad a aquellas y organizan la exposición de sus criterios y conclusiones en esta materia. En más de setenta de sus escritos (crónicas, cartas, discursos, versos) aparecen alrededor de un centenar de enjuiciamientos acerca del hombre, casi siempre con su peculiar estilo aforístico

Desde la época de su primera deportación a España ya son apreciables sus observaciones al respecto, demostrativas de su interés y madurez al tratar este tema. En su drama Adúltera incluye esta reflexión en voz de uno de los personajes: “Es el hombre en la tierra dueño de sí mismo, y es—sin embargo—su mayor trabajo serlo, que el hombre es el mayor obstáculo del hombre.” Y en otro momento de la pieza expresa: “Todo hombre en la Tierra ha caído una vez. No hay espíritu puro, no hay en ese mundo todavía criatura inerrable.”

Ha de advertirse en aquel joven de 21 años de edad su comprensión, por un lado, cómo cada persona es responsable de sí, mas el esfuerzo por ello es la mayor dificultad que ha de superarse. En dos palabras: Martí estimaba que cada individuo se hace y responde por sí mismo. Y, en la segunda cita admite que cada cual puede cometer errores, entendidos estos, obviamente, como caídas morales, y que por ello pasamos todos.

Ya en México, en sus variados escritos periodísticos, Martí insiste en enjuiciar la conducta humana mediante frases breves que funcionan como aforismo de corte moral. Veamos algunos.

“Un hombre es el instrumento del deber.” El deber, pues, como misión personal de esa fuerza a la que nos debemos.

“…se siente crecer un hombre con la representación de los demás.” Representar a otros nos hace crecer, moralmente, desde luego, por lo que, entonces, ese es un deber.

“El hombre inteligente está dormido en el fondo de otro hombre bestial.” La dualidad del bien y el mal, asunto tratado por tantas religiones y filosofías, implican ya para el joven cubano la necesidad de despertar la inteligencia como forma de combatir al abestiamiento, es decir, de no perder la verdadera condición humana.

“Se es hombre para serlo,” Parece una tautología, una obviedad, pero Martí lo señala como una obligación de hecho: nuestra voluntad, nuestro actuar deciden nuestra condición humana.

“Hombre es algo más que ser torpemente vivo: es entender una misión, ennoblecerla y cumplirla.” La vida sin una misión, sin sentido, es “torpe” y por tanto conduce al error. Y la misión, para ser cumplida, ha de sustentarse en la nobleza, no en la maldad o la vileza: la misión ha de implicarse con el bien.

No hay dudas de que desde muy joven el Maestro se fijó una ética estricta, una conducta de principios morales que sellaron su personalidad y le condujeron su actuar, para contribuir a una humanidad mejor, comenzando con la república que se fundaría en Cuba, por la que murió, como todo un hombre pleno verdadero.