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El Circo-Teatro Villanueva II

14 de noviembre de 2014

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Sucesos de Villanueva (Custom)Los sucesos del Villanueva
El jueves 21 de enero de 1869 se celebró una función homenaje a Florinda Camps, donde el popular actor Pancho Valdés, interpretaba la conocida guaracha “El Negro Bueno”, que en aquel momento se había convertido prácticamente en un himno, pues se cantada en todas partes con frases más o menos intencionadas. En la escena del Villanueva se hizo un tipo de teatro más cercano a lo nacional, que se planteó distarse de lo español, y lógicamente, por esa vía llegarían al enfrentamiento con el poder peninsular. Aquella guaracha más cubana no pudo terminar, nada más y nada menos que con la frase de: ¡Viva Carlos Manuel de Céspedes!, la que fue seguidamente coreada por el público entusiasmado que colmaba la sala del Villanueva. Esto provocó la excitación entre los españoles más sectarios que se propusieron penar aquel insulto. El propio Gobernador le impuso una multa de 200 pesos al dueño del teatro, Don Miguel Nins y Pons, en tanto, mandaba por los artistas para castigarlos por las letras sediciosas de sus canciones, ofensivas al gobierno español.
Con tal preámbulo se celebraría la función del 22 de enero, que además de incluir la guaracha “El negro bueno”, estaban las piezas “Perro huevero”, “Ataques de nervios”, entre otras. Además, se estrenaban la danza “La insurrecta”, seguida por la popular canción bufa “Los Caricatos”. La puesta en escena fue interpretada por las autoridades como un intento abierto de recaudar fondos para la insurrección. Esto bastó para que los españoles más intransigentes dieran alerta a la fuerza de los voluntarios, quienes se lanzaron a la calle armados, ocultándose luego en los fosos fronterizos del teatro.
Durante la representación de la obra “El perro huevero”,  casi terminándose la canción con la frase “¡viva la tierra que produce la caña!”, un salvaguardia municipal disparó. Era como la señal para dar riendas al motín. Los voluntarios entraron repentinamente por la puerta principal del teatro, hicieron una descarga sobre el público indefenso que, horrorizado, se lanzó a la calle por cuanto hueco pudo salir, pero los que lo lograron fueron recibidos a tiros. Tras el disparo del salvaguardia, miles de hombres armados sitiaron el edificio descargando sobre él un fuego cerrado que diseminó la población asustada por la muerte y el horror de los hechos.
El resultado fue duro y trágico: muerte, ensañamiento y vandalismo. Perecieron personas de todas las edades, incluyendo niños, y las mujeres fueron tiradas de los cabellos por voluntarios y peninsulares que, armados, se arrojaron al interior del teatro arrancándoles además, lo que de azul llevaban en sus ropas por considerarlo una alusión a la bandera y una provocación al gobierno, el que, después de los sucesos, prohibió hablar de ello. Nunca se supo fielmente cuántas víctimas hubo en total.

04 (Custom)Pero no bastándole con la sangre del Villanueva, los voluntarios dominaron las calles de La Habana y unos días después, asaltaron bárbaramente la residencia de Aldama. Al saqueo, sumaron una feroz refriega que causó otra revuelta sangrienta en la Acera del Louvre y en otras vías principales de la ciudad. La masacre del 22 de enero fue presenciada por José Martí que se hallaba cerca del lugar. Su madre, Doña Leonor Pérez, afrontando el peligro del tiroteo, salió en su búsqueda. Aquella barbarie le provocó estos versos al poeta y revolucionario:
“El enemigo brutal / nos pone fuego a la casa / el sable la calle arrasa / a la luna tropical. Pocos salieron ilesos / del sable del español: la calle, al salir el sol, era un reguero de sesos. Pasa entre balas un coche: / Entran, llorando, a una muerta: Llama una mano a la puerta / En lo negro de la noche.
No hay bala que no taladre / el portón: y la mujer / que llama, me ha dado el ser: / me viene a buscar mi madre. A la boca de la muerte, /los valientes habaneros / se quitaron los sombreros / ante la matrona fuerte. Y después que nos besamos / como dos locos, me dijo: / «¡Vamos pronto, vamos, hijo: la niña está sola, vamos!».
Años más tarde, en remembranza a estos acontecimientos, Martí los calificó como la “¡horrible noche en que tantos hombres armados cayeron… sobre tanto hombre indefenso!”. Sin dudas, estos sucesos le otorgan al sitio, donde estuvo enclavado el Circo-Teatro Villanueva, significativos valores históricos.

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