El cine mira hacia nuestro cine

16 de diciembre de 2016

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Luciano Castillo

 

 

 

«Cinemateca latinoamericana» es el nombre del apartado que en el contexto de la pluralidad de la sección «Latinoamérica en perspectiva» reúne aquellos filmes –generalmente documentales– en los que los cineastas dirigen su objetivo hacia el propio cine generado del río Bravo a la Patagonia, sean semblanzas de realizadores significativos, aproximaciones a su legado, géneros, temáticas, movimientos e incluso títulos de culto.

 

 

Nueve disímiles miradas convergen en esta trigésima octava edición del Festival. Ignacio Masllorens y Estanislao Buisel Quintana registran en El teorema de Santiago las incidencias del retorno a Buenos Aires, procedente del exilio en Francia, del cineasta argentino Hugo Santiago para filmar El cielo del centauro (2015), último largometraje de ficción hasta la fecha de quien logró aunar en el guion de su opera prima, Invasión (1969), nada menos que a dos gigantes de la literatura: Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Con Favio, crónica de un director, Alejandro Venturini recupera una entrevista concedida en el 2009 por Leonardo Favio (1938-2012), hacedor de El romance del Aniceto y la Francisca y otros clásicos, que revela algunas claves de su cine al tiempo de recorrer cronológicamente la trayectoria del popular cantante devenido nombre imprescindible del cine latinoamericano. El tránsito por el radioteatro, su pasión por la música, la utilización del sonido en sus películas y su filiación peronista son abordados con lucidez por este hombre nacido como Fuad Jorge Jury en Luján de Cuyo.

 

 

El año en que Favio daba esa entrevista, desaparecía físicamente en Buenos Aires una figura cimera tanto en la arquitectura, la escenografía, la dirección artística, el diseño gráfico y la publicidad, al que Ale Aisler consagra ahora Saru. Documental sobre Jorge Sarudianski. Se detiene en la profunda impronta dejada por él en la cultura argentina desde los míticos años sesenta hasta la primera década del siglo XXI. Hombre de talento polifacético, su arrolladora presencia abarca tanto el teatro vanguardista, renombradas puestas en escena en el Colón, las portadas de libros y la dirección de arte en filmes dirigidos por Luis Puenzo (La peste), Marco Bechis (Garage Olimpo), así como de Rodolfo Kuhn, Raúl de la Torre y María Luisa Bemberg.

 

 

Afonso é uma brazza, corealizado por los brasileños Naji Sidki y James Gama descubre a muchos la singular personalidad de José Afonso dos Santos Filho (1955-2003), conocido también como Afonso Brazza y Rambo do Cerrado. La sinopsis retrata a este desmedido soñador, fallecido a los 48 años, víctima del cáncer: se hizo bombero por amor a la profesión. También por amor fue director de cine y actor. Con ocho películas producidas, dirigidas y actuadas, se convirtió en uno de los más originales realizadores del cine brasileño. El documental lo muestra luchando contra incendios en la vida real y contra villanos en la ficción.

 

La experimentada editora y documentalista cubana Gloria Argüelles también se propuso retratar en Los caminos de Centeno a Guillermo Centeno (1945-2015), ese joven que ingresó en el ICAIC en sus tiempos fundacionales y transitó por la asistencia de cámara, hasta llegar a convertirse en director de fotografía y realizador de no pocos documentales, entre estos, Desde lejos (1989), laureado con un Coral en el Festival de La Habana. Tania Romero con Hasta con las uñas: mujeres cineastas en Nicaragua, se adentra en un tema inexplorado, el de la labor emprendida por un grupo de mujeres obstinadas en hacer cine en un país luego de la desaparición de INCINE, la única industria cinematográfica que existió en los tiempos de la revolución sandinista.

 

 

Tres documentales se detienen en facetas de la cinematografía mexicana: La historia negra del cine mexicano, de Andrés García Franco, María Bonita, corto de Amanda de la Rosa y Gabo en el cine, largometraje dirigido por José Luis García Agraz. Si el primero indaga en un turbulento período que atravesó la industria fílmica azteca y el segundo recrea un episodio en la vida de la mítica María Félix, el tercero rememora la influencia ejercida por la literatura garciamarquiana en el cine continental a través de testimonios de varios amigos y cómplices, entre estos algunos que se arriesgaron a intentar traducirla al séptimo arte.

Todas estas propuestas no pueden pasar inadvertidas en este abigarrado panorama para aquellos interesados en los vericuetos del cine de esta América nuestra.