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Eduardo Marquina

20 de mayo de 2016

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El gran representante del drama histórico español en los años que se corresponden con los de la Primera Guerra Mundial es el catalán Eduardo Marquina, quien se destacó como poeta, periodista, novelista y dramaturgo, muy célebre en su época y aún no olvidado del todo en esta.
Nació Marquina en 1879, hizo estudios con los jesuitas, también de derecho y filosofía, y se instruyó debidamente antes de emprender una carrera en que su formación cultural le resultó muy útil: la de escritor, con énfasis en el tema histórico, aunque sin desdeñar su producción poética que ve la luz en libros publicados con el inicio del siglo XX: Odas (1900), La vendimia (1901) y Églogas (1902). De aquellos años son también algunas de sus obras de teatro de mayor éxito, como es el caso de Las hijas del Cid, (1908), Doña María la Brava, (1909), En Flandes se ha puesto el sol, (1910), El rey trovador, 1912, Cuando florezcan los rosales, 1913…
El teatro le da popularidad (las obras son representadas por importantes actrices, el público las acoge muy bien) y revelan a Eduardo Marquina en su multifacética condición de autor en disímiles géneros –súmense varias novelas, aunque menos recordadas–, con una inspiración siempre dispuesta y buen manejo de esa cuerda invisible que anuda (o no) los intereses del espectador con los del dramaturgo. En su desarrollo ideológico transitó desde posiciones de izquierda hasta el conservadurismo.
En 1916, tiene entonces 36 años, embarca desde Cádiz con destino a América, a probar en nuevos escenarios el gusto por sus obras. Se detiene en Uruguay, Argentina, Perú, Panamá, Venezuela, Puerto Rico y Cuba, adonde arriba en los meses iniciales de 1917, última escala de su periplo americano. La prensa capitalina recoge su presencia, el ámbito cultural le da la bienvenida y los comentaristas se detienen a ensalzar cortésmente su obra. No mucho más puede decirse de la presencia de Eduardo Marquina en Cuba, y su huella se pierde en el polvo. De Cuba emprendió el regreso por mar, hacia el puerto de Vigo.
Marquina también viajó por Europa, con numerosas estancias en París, y murió en Nueva York, donde realizaba funciones diplomáticas, el 21 de noviembre de 1946. En 1931 había sido elegido Académico de la Lengua Española. Es autor, por encargo del rey Alfonso XIII, de la letra oficial que tuvo el Himno Nacional de España (Marcha Real), algo que hizo de él un autor sumamente conocido dentro del ámbito español e hispanoamericano.

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