Edificio de la calle San Ignacio 255, esquina a Lamparilla

21 de septiembre de 2020

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Zenaida Iglesias Sánchez

Antigua casa de la familia Lombillo y Montalvo.
Hoy: Residencia Protegida para la Tercera Edad.

 

 

Se considera uno de los edificios más notables de esta arteria, sus antecedentes se remontan al siglo XIX, cuando fue reconstruida –hacia 1895– al refundirse dos parcelas en esta misma esquina de San Ignacio y Lamparilla, ambas propiedades pertenecieron a don Rafael Rodríguez Torices, uno de los principales propietarios del Diario de la Marina, quien las vendió después a Blas Lombillo –conde de Casa Lombillo– y Pedro Montalvo, ilustres apellidos de la sociedad colonial; en manos de sus descendientes arribó al pasado siglo XX.

 

 

Como los edificios de su tipo, compartió junto a la vivienda otros usos, así, sus accesorias fueron ocupadas a través del arrendamiento por terceras personas, por ejemplo: aquí radicó en 1878 el Consulado General de Francia; los importadores de ferretería “J. H. Durruty y Cía.”; y las oficinas de “Liverpool and London & Globe”, seguros contra incendios; por solo mencionar algunos. Entrado el siglo XX, todavía manos de la familia Lombillo y Montalvo ocurrió lo mismo, para entonces ya no la habitaban. En 1904 la compró el comerciante español Andrés Prieto, quien instaló aquí sus oficinas y una ferretería a nombre de la sociedad “Prieto y Compañía” que representaba.

 

 

El inmueble devino en casa de vecindad a mediados del siglo pasado, con un comercio en planta baja. Con el paso de los años se deterioró considerablemente, hasta ser desocupado.

 

 

La restauración llevada a cabo por especialistas de la Oficina del Historiador le han devuelto su magnífica apariencia. El proyecto se desarrolló con la Asociación de Entidades Locales Vascas Cooperantes –Euskal Fondoa–. Ahora acoge un nuevo uso, como Residencia Protegida para la tercera edad, una de las obras más dignas a destacar dentro de la labor social desplegada por nuestra institución en beneficio de su población.

 

 

La residencia fue inaugurada el pasado año 2019, como parte de los trabajos desarrollados por el 500 aniversario de la ciudad. Tiene capacidad para 17 viviendas que ocupan actualmente adultos mayores, donde se les prioriza alimentación, atención médica y la necesaria distracción, para garantizar y conservar la calidad de vida de este sector de la población.