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Dolores Ibárruri

16 de octubre de 2023

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Una de las mujeres españolas de quien mucho se habló años atrás, como uno de los símbolos de la resistencia contra las fuerzas franquistas durante la guerra civil de la Península, entre los años 1936 y 1939, fue Dolores Ibárruri, conocida por La Pasionaria, seudónimo que utilizó para publicar sus artículos en la prensa.

El arribo de La Pasionaria a La Habana, el 5 de diciembre de 1963, significó un acontecimiento para la entonces joven Revolución Cubana. La combatiente española llegó invitada para asistir a los festejos por el quinto aniversario del triunfo de enero y celebró en Cuba su 68 cumpleaños, el lunes 9 de diciembre de aquel año.

Pudo La Pasionaria comprobar el clima de efervescencia social que el pueblo vivía. Se llegó hasta la hospitalaria y heroica ciudad de Santiago, donde visitó el Cuartel Moncada.

Nacida en Gallarta, Viscaya, perteneciente al País Vasco, el 9 de diciembre de 1895, nieta, hija, esposa y hermana de mineros, Dolores (la octava entre once hermanos), de profunda estirpe proletaria, declaró un día: “Soy de pura cepa minera… Y nada de la vida de las gentes de la mina es para mí extraño. Ni sus dolores, ni sus afanes, ni su lenguaje, ni su rudeza”.

“En los días de la guerra civil –escribió Juan Marinello– adquiere Dolores Ibárruri un resplandor épico que no le abandonará ya. De todas partes se le ve como una estampa poderosa y altiva, inviolable al cansancio y al desánimo. Los que tuvimos el privilegio de ver a Dolores en el mitin y en la trinchera, en la plaza y en la asamblea, podemos declarar que asistimos a ese raro espectáculo que es el guiador encabezando al pueblo, y al pueblo sustentando e impulsando a su vocero cabal. Es entonces cuando se cuaja un nexo inquebrantable, histórico, entre Pasionaria, su pueblo y su tiempo”.

 

Dolores_Ibárruri_1936

 

Dolores pasó largo tiempo de exilio en la Unión Soviética, cuya nacionalidad se le otorgó. Uno de sus hijos murió en la batalla de Stalingrado y recibió póstumamente el título de Héroe de la Unión Soviética. A ella se le concedieron el Premio Lenin de la Paz y la Orden Lenin.

Solo en 1977, al cabo de 38 años de ausencia, pudo La Pasionaria volver a España, fue entonces elegida diputada por Oviedo, pero no se presentó dos años después a las elecciones de 1979, dedicándose por entero a su labor como presidenta del Partido Comunista Español.

El 4 de mayo de 1976, hallándose en Moscú, se le impuso en la embajada cubana la Orden Ana Betancourt. Falleció en España en 1989.

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