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Día Internacional de la Diversidad Biológica

28 de mayo de 2020

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“La explotación sin restricciones de la vida silvestre ha llevado a la desaparición de muchas especies animales
a un ritmo alarmante, destruyendo la diversidad biológica de la Tierra y alterando el equilibrio ecológico”.

 

Por decisión de la Asamblea General de la Naciones Unidas, en el año 2000, fue instituido el 22 de mayo como Día Internacional de la Diversidad Biológica.

¿Por qué se eligió esta fecha? Para hacerla coincidir con el aniversario de la redacción del Convenio sobre la Diversidad Biológica que, por fin, fue firmado por 196 países el 5 de junio de 1992 en Río de Janeiro, Brasil y entró en vigor el 29 de diciembre de 1993.

Este Convenio es un instrumento internacional cuyos objetivos son “la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos”.

¿Sabías que de aquellos 196 países firmantes a través de estos años sólo 195 han ratificado el convenio menos uno, que ni siquiera ha anunciado planes de ratificarlo? ¿Sabes qué país es? ¡Estados Unidos!…increíble, pero cierto, ¿qué otra cosa íbamos a esperar?

¿Sabías que el 22 de diciembre de 2010, las naciones unidas declararon el período de 2011 hasta 2020 como la Década global de la Diversidad Biológicas? ¿Qué ha pasado en estos 10 años?

Primero, veamos qué se entiende por biodiversidad: es la amplia variedad de plantas, animales, y microorganismos existentes, pero también incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie – por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado – así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, campos agrícolas, etc.) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo) (Según ONU, 2020).

“Los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones”

Cito algunos ejemplos: según la propia ONU, los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3 000 millones de personas. Más del 80% de la dieta humana está compuesta por plantas. Aproximadamente el 80% de las personas que viven en zonas rurales de los países en desarrollo, dependen de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud.

Segundo, veamos algunos ejemplos de lo que ha pasado, ha estado pasando y seguirá pasando sino ponemos fin al intrusismo despiadado del ser humano en la Naturaleza.

Según Greenpeace (2020), la Gran Barrera de Coral sufre el peor episodio de blanqueamiento de la historia. Es la tercera vez que ocurre en los últimos cinco años, y en esta ocasión ha afectado a un 60% de los corales que quedaban, dejando en entredicho el futuro del mayor ecosistema vivo del mundo. El CO2, principal responsable del cambio climático, es la mayor amenaza para los sistemas de arrecifes de coral en todo el mundo. La actividad humana, especialmente la quema de combustibles fósiles como el carbón, gas y petróleo, ha provocado que los océanos estén más ácidos y más calientes. Durante cientos de años la Gran Barrera de Coral se ha ido adaptando a su delicado entorno. Pero, el tiempo entre un blanqueamiento y el siguiente se está reduciendo, y esto dificulta su recuperación, parece que la Gran Barrera de Coral está llegando a ¡un punto de no retorno! Los océanos son una de nuestras mejores defensas contra el cambio climático y nuestra salud depende de la suya, ¡¿hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que el lugar con mayor biodiversidad de nuestro planeta (nuestra casa) se destruya por un fenómeno que hemos causado por nuestra dependencia continua del petróleo, el gas y el carbón?!

En 2015, 33% de las poblaciones de peces marinos se estaban capturando a niveles insostenibles: el 60% se pesca por encima de los niveles sostenibles y sólo 7% se captura bajo los niveles de sostenibilidad! (Según Informe de Evaluación Global de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, IPBES, 2019).

La contaminación por plásticos se ha multiplicado por 10 desde 1980. Entre 300 – 400 millones de toneladas de metales pesados, solventes, lodos tóxicos, y otros desechos industriales se descargan anualmente en las aguas del planeta. Los fertilizantes han producido más de 400 zonas muertas en 245.000 km2 de océanos (IBPES).

Cada cierto tiempo, un nuevo brote de una terrible enfermedad pone en jaque a la humanidad. Sus orígenes son diversos, pero hay un factor que claramente está aumentando el riesgo de trasmisión: la pérdida de los bosques y su biodiversidad. Lo que está pasando ahora mismo con el nuevo coronavirus, es un fiel ejemplo. Los bosques son el hogar de miles de especies de animales, muchas de ellas portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos a los que el ser humano no ha estado expuesto. Pero, la tala y la deforestación, especialmente en los bosques tropicales como en la Amazonia y el Congo, está permitiendo que los seres humanos entremos en contacto con estas poblaciones de fauna silvestre que va en busca de nuevos hábitats donde sobrevivir. ¿Cuál es el resultado? El incremento de las llamadas enfermedades zoonóticas: las que provienen de los animales.

El comercio internacional de estos animales salvajes también aumenta el riesgo de trasmisión de estas enfermedades a los humanos.

¡¿Hasta cuándo vamos a permitir que las empresas y sectores de la soja, el aceite de palma, la madera, el papel o la carne sigan vinculadas a la destrucción de los bosques y a la pérdida de su biodiversidad?!

La pérdida de la biodiversidad es una pérdida para la humanidad. Y, justamente, nuestras soluciones están en la Naturaleza.

La tasa de extinción de especies se está acelerando a una velocidad tremenda. Alrededor de un millón de especies de animales y plantas están ahora mismo en peligro de extinción, ¡más que nunca en la historia de la humanidad! (IPBES).

“La abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido en al menos 20%, en su mayoría desde 1900. Más de 40% de las especies de anfibios, 33% de los corales de arrecifes y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados. Entre los insectos, se estima que al menos un 10% está amenazado. Alrededor de 680 especies de vertebrados fueron llevadas a la extinción desde el siglo XIV y más del 9% de todas las especies domesticadas de mamíferos utilizados para la alimentación y la agricultura ya habían desaparecido en el 2016, y como mínimo un millón más están amenazadas”.

El informe señalado arriba expresa además, que los cinco impulsores con mayor impacto en la degradación de la Naturaleza y por lo tanto de la biodiversidad son, en orden descendente:

  1. Cambios en el uso de la tierra y el mar, 2. Explotación directa de organismos, 3. Cambio climático, 4. Contaminación, 5. Especies exóticas invasoras.

Una cosa es bien cierta: a pesar de todos los avances tecnológicos, dependemos por completo de ecosistemas saludables si queremos disponer de agua limpia, alimentos sanos, ropa, combustible, refugio y energía. No nos queda otra que trabajar unidos a todos los niveles para lograr construir un futuro de vida en armonía con la Naturaleza.

En este 2020, cuando a la humanidad le ha sucedido algo tan grave que no esperaba, y tantas voces se han alzado pidiendo la unidad de las naciones y los gobiernos para combatir al nuevo coronavirus, tantas lágrimas se han derramado por nuestros muertos, tantas abrazos y besos nos hemos dejado de dar, tanto dolor y tanto distanciamiento: ¿seremos lo suficientemente reflexivos, buscaremos esa oportunidad de unirnos para vencer, buscaremos y emplearemos las soluciones a tono con lo que nos está pidiendo la Naturaleza? ¿Será cada ser humano, cada gobierno, cada político, cada empresario, capaz de imaginar y construir a partir de este año un mundo mejor? ¿Será este 2020, el año en que más que nunca expresemos nuestra voluntad para aplanar y disminuir la curva de la pérdida de la biodiversidad en beneficio de nosotros mismos y de toda la vida en la Tierra, nuestro hogar?

Recordemos lo que en su momento dijo nuestro José Martí:

… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”.

 

Solo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirla.

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