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Desde el principio

7 de junio de 2013

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Ninguno de nosotros se escapa de haber dicho en algún momento esa frase de “me matan estas emociones, ojalá pudiera controlarlas”, y ahí hay dos cosas, una falsa y otra cierta; la falsa es que las emociones no matan, todo lo contrario, ellas son las que nos han hecho sobrevivir desde tiempos inmemoriales, desde el principio, o lo que es lo mismo, desde las cavernas, el garrote y los tigres Diente de Sable. Y la verdadera es que aunque a vox populi se cree que no se pueden controlar, yo les digo que sí se puede, y en este espacio hablaremos todas las semanas de estas dos cuestiones, lo bueno que tener emociones y cómo manejarlas, encauzándolas hacia el mejoramiento de nuestras vidas.
Y como el título de hoy nos remonta al inicio, pues allá vamos. Las emociones tienen una base anátomo fisológica que se encuentra dentro de sistema nervioso y que se llama amígdala, también llamada “centinela emocional”, y a esta estructura llegan primero las señales de los ojos y los oídos y después a la neocorteza, o sea, al cerebro pensante. Por lo tanto, primero sentimos y después pensamos. Y ahí vendría la primera pregunta ¿Porqué la madre natura nos hizo así? ¿Es que pretendía que fuéramos seres sujetos a las emociones y no a la razón? Para nada, todo lo contario. La razón es muy razonable, y es que la existencia de esta configuración es la que nos permite sobrevivir, porque somos capaces de reaccionar rápidamente ante situaciones que ponen nuestra vida en peligro. Así la amígdala hace que nos pongamos en acción rápidamente y la neocorteza despliega un plan de acción más refinado, racional y más lento.
De ahí que el miedo, la ira, en primera instancia nos hace correr, defendernos de alguna forma ante un peligro, desplegar una fuerza física inusitada por la autoconservación. ¡Por suerte! Ya que gracias a ello es que nuestros tarataratarataraabuelos pudieron correr de miedo ante el tigre y demás animalitos que poblaban la tierra y contra los cuales tenían poca posibilidades o avanzar hacia ellos con furia y vencerlos, por lo cual logramos nosotros llegar a este mundo.
Como se que también estarán diciendo que crímenes pasionales son producto de emociones incontroladas y que sin llegar a ese extremo, todos hemos perdido el freno en alguna ocasión por una incontrolable emoción y después nos arrepentimos,  les doy la  razón, y es por eso que al principio hablé de la importancia de educar las emociones, lo cual haremos poco a poco, porque no hay espacio y tiempo para hablar todo sobre este tema, además que siempre hay que dejar algo para la semana próxima. Por hoy creo que ya saben algo bueno de las emociones, que todos las tenemos y que son más beneficiosas que perjudiciales. Y como aquí todos tenemos opiniones les invito que den la suya en este espacio, que me será de mucha utilidad.

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