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Cuando los farmacéuticos dejamos de ser boticarios

18 de noviembre de 2019

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En tan solo unos días, el próximo 22 de noviembre para ser más exactos, se celebrará en Cuba el día del trabajador farmacéutico. La fecha para esta celebración, instaurada en el año 2000, fue escogida en homenaje al natalicio del destacado revolucionario cubano Antonio Guiteras Holmes, graduado de Doctor en Farmacia en la Universidad de La Habana en 1927.

Es inevitable cada año, cuando se acerca esta efeméride, que los trabajadores del sector farmacéutico nacional quedemos imbuidos en la oleada de reconocimiento que, tanto a nivel institucional como público, se lleva a cabo para festejar la ocasión.

Sin embargo, los que como Guiteras somos fruto de la academia, egresados de una de las más añejas carreras de la Real Universidad de La Habana, que existe con vida propia desde 1863, cada nuevo aniversario no solo es motivo de jubileo. Irremediablemente, nos vemos también convocados a reflexionar sobre el devenir de nuestra profesión en la sociedad cubana actual.

Remontándonos a la historia, hay que decir que al igual que sucedía con los médicos, los dentistas o los abogados, por solo mencionar los ejemplos más conocidos, en sus orígenes la elección de ser farmacéutico estuvo más ligada a la continuidad del patrimonio heredado, que a la vocación.

No obstante, esa circunstancia no impidió que tradición familiar y amor a la profesión se fundieran en un valioso binomio, del que han sido representantes ilustres familias de farmacéuticos cubanos del período tradicional de la profesión.

En esta etapa, los farmacéuticos se desempeñaban básicamente en el rol social de boticario, preparando y comercializando los medicamentos y proporcionando además los consejos adecuados a los clientes que acudían a su establecimiento.

Fue precisamente este rol social del boticario, mi primer acercamiento con la que años más tarde sería mi profesión. Entre mis memorias de infancia, permanece intacto hasta hoy el recuerdo de la profunda admiración que sentía mi abuelo materno por una persona, que desde la inocencia de mi corta edad, asemejaba un pozo inagotable de conocimientos al que siempre había que acudir en busca de consejo cuando de “medicinas” se trataba. Y es así que, más allá del vínculo afectuoso que los unía, las permanentes consultas que hacia mi abuelo a su amigo “el boticario”, siguen siendo aún hoy mi mejor referente del papel que debería desempeñar un farmacéutico en una comunidad.

Por desdicha, factores como el explosivo crecimiento de la fabricación industrial de los medicamentos, así como el otorgamiento exclusivo a los médicos de la facultad para seleccionar y prescribir los agentes farmacoterapéuticos, condujeron a que este rol esencial del farmacéutico comenzara a desvanecerse.

A pesar de ello, la Farmacia es una profesión sanitaria asistencial que forma parte del conjunto de aquellas que atienden a las necesidades de salud de la población. Desde su surgimiento, resultó muy afín a la medicina, por lo que su práctica ha estado unida a la del médico e íntimamente relacionada con el cuidado del paciente.

Desde sus orígenes el farmacéutico ha realizado funciones clínicas, especialmente en épocas en que los servicios médicos han sido escasos o de acceso limitado para algunos sectores de la población. En esos tiempos, la farmacia ha constituido el principal centro de salud de la comunidad y el farmacéutico, alguien no solo capáz de atender los problemas de salud a su alcance, sino también quien puede aconsejar a los pacientes buscar asistencia médica inmediata cuando así se requiere.

Con el transcurso de los años, las consecuencias del espacio cedido por los farmacéuticos y su pobre participación en los equipos de salud, tanto en la atención primaria como hospitalaria, se han ido haciendo notar a través de muchos de los problemas relacionados con los medicamentos que vemos en la actualidad.

La automedicación, el uso indiscriminado de antibióticos y el auge de la resistencia antimicrobiana, el incremento en los patrones de consumo de medicamentos con alto riesgo de producir reacciones adversas como los antiinflamatorios no esteroideos y los hipnótico-sedantes por solo citar dos ejemplos, las interacciones medicamentosas propiciadas por la polifarmacia en el adulto mayor, la falta de cumplimiento y el abandono del tratamiento medicamentoso por los pacientes, la conservación incorrecta de los medicamentos en el hogar, así como muchas otras problemáticas que atañen al rol clínico y social del farmacéutico, han condicionado la aparición de especialidades como la Farmacia Clínica, la Farmacia Hospitalaria y la Atención Farmacéutica, surgidas en respuesta a la necesidad urgente del uso racional de los medicamentos.

Por ello, en una fecha como la que se aproxima, como farmacéutica cubana de estos tiempos de serias limitaciones económicas a causa del recrudecimiento del bloqueo norteamericano que tantas trabas ocasiona para la adquisición y fabricación de productos farmacéuticos en el país, no puedo menos que pensar en todos los vacíos existentes y en todo lo que los farmacéuticos sabemos, podemos y debemos hacer para asegurar el empleo seguro y adecuado de los medicamentos en beneficio de nuestra sociedad.

Así que en tanto esa aspiración se materializa, continuaré evocando el recuerdo de mi abuelo y su entrañable amigo “el boticario”, aguardando el día en que otra vez los farmacéuticos logremos recobrar el reconocimiento de antaño por parte de la sociedad y se valorice en su total dimensión el importante papel social de nuestra amada profesión.

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Comentarios



Lissandra Diaz Martín / 21 de noviembre de 2019

Muy lindo y emotivo escrito, es el sentir de muchos farmacéuticos cubanos, espero un día logremos volver a recobrar nuestro lugar en la sociedad, muchos éxitos, prosperdidad y bienestar para nuestra gran FAMILIA...

Iselda Fajardo Cabrera / 21 de noviembre de 2019

Muy lindas y emotivas tus palabras colega,aún recuerdo al boticario de mi pueblo que en gloria esté ¨Baltazar¨ y aquellos jarrones y olor característico de la farmacia, quizás por eso hoy soy farmacéutica y no me arrepiento, felicidades en nuestro día!!!!!!