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Continuidad y originalidad en el proyecto revolucionario de José Martí

12 de abril de 2024

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El 10 de abril es una fecha significativa en la historia política de la nación cubana por dos hechos ocurridos en momentos diferentes, pero íntimamente relacionados. El 10 de abril de 1869 tuvo lugar en Guáimaro, localidad en la actual provincia de Camagüey, la Asamblea que se conoce por el nombre de ese lugar. Allí, durante varios días, representantes de las tres zonas de Cuba donde se combatía contra el dominio colonial español (Oriente, Camagüey y Las Villas), debatieron y decidieron organizar la guerra comenzada el 10 de octubre del año anterior mediante un cuerpo legal que unificase a los patriotas sobre las armas. Siguiendo los modelos republicanos de la época, los asambleístas aprobaron una Constitución bajo cuyas normas se eligió un gobierno para lo que se llamó la República en Armas, la cual se mantuvo vigente hasta los finales de aquella epopeya en 1878.

Catorce años después, el 10 de abril de 1892 José Martí proclamó la fundación del Partido Revolucionario Cubano, con la misión de aglutinar a las emigraciones cubanas y dio a conocer la votación, prevista en sus Bases, de su directiva electa, con Martí a su cabeza como su Delegado y Benjamín Guerra como el Tesorero.

Ese mismo día, significativamente, Martí publicó en su periódico Patria un extenso y minucioso relato del desenvolvimiento de la Asamblea, resultado de su sistemática recogida de datos desde muchos años atrás de aquella magna reunión que no solo unificó a los patriotas sino que también fundó la república cubana. Ese texto termina contando como un mes después de aquella Asamblea los patriotas quemaron Guáimaro para evitar que fuera ocupado por el enemigo. Y termina así: “Al bosque se fue el pueblo, al Derrocal. Y en la tierra escondió una mano buena el acta de la Constitución. ¡Es necesario ir a buscarla!” Aquel documento era para él sustento del Partido Revolucionario Cubano.

El mensaje resultó claro: el fin del colonialismo español solo era posible mediante esa manera de unir a los patriotas en la macha por la república libre y soberana mediante el uso de las armas. Ello es evidente para cualquier lector de las Bases del Partido, sustentadas en la libertad política del pueblo cubano, y en amplios principios de igualdad social.

Y al igual que había ocurrido en 1869, en esas Bases y en sus Estatutos, Martí fijó los principios que regirían a la nueva organización que prepararía la guerra liberadora. Así, el 16 de abril de 1892 apareció en Patria su escrito titulado “La proclamación del Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril”, donde afirma: “Bello es ver a un partido de revolución, que quiere seguir la obra radical de los padres y criar raíces nuevas.” Y añade: “¡Bello es, cuando el peligro mayor del país está en el trato superior y apretado de sus habitantes, ver nacer un partido de revolución el día mismo en que se proclamó la constitución democrática de la república!”

Así, el Partido de Martí retomaba el espíritu unificador de la Asamblea de Guáimaro y el espíritu de su Constitución republicana. Por eso, la guerra del 95 fue la continuadora de la Guerra de los Diez Años.

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