ribbon

Constantino Suárez

29 de noviembre de 2022

|

 

Constantino_Suárez_Fernández_1933

 

Constantino Suárez es un autor del todo olvidado en Cuba, pese a que incursionó en los trabajos lexicográficos y escribió un Diccionario de Voces Cubanas, de 1921, que hoy es una rareza bibliográfica.

Nacido en 1890, Constantino Suárez cursó estudios de bachiller y en 1906 llegó a Cuba, donde “hizo de todo”: desde pinche y dependiente del comercio hasta viajante, lo cual le permitió recorrer el país. También fundó una librería y comenzó a enviar colaboraciones periodísticas y cuentos a la prensa cubana y avilesina.

He aquí algunas frases recogidas por Españolito, reveladoras de la gracia del refranero popular cubano.

Ese perro me ha mordido otras veces, para advertir que uno no se deja engañar porque tiene experiencias similares.

Le cayó comején al palo, que denota una sucesión de calamidades y contratiempos.

Por mucho que el aura vuele, siempre la pica el pitirre, pues si las cosas han de suceder, suceden a pesar de todo cuanto se haga por evitarlas.

Españolito regresó a España en 1921, después de 15 años de vida entre los cubanos. Pero como “ausencia no quiere decir olvido”, Suárez mantuvo sus colaboraciones asiduas en la prensa cubana.

La relación de libros que publicó en diversos géneros es amplia: ¡Emigrantes…! (1915), Oros son triunfos (1919), Doña Capricho (1919), Galicia calumniada (1923), La verdad desnuda (1924), Isabelina (1924), Sin testigos y a oscuras (1925), El hijo de trapo (1926), Una sombra de mujer (1927), Cuentistas asturianos (1930)… Escritores y artistas asturianos (7 volúmenes, 1936-1959), que es su obra fundamental y ofrece una completa referencia biobibliográfica de la literatura de Asturias.

Y aunque en cuanto al Diccionario de Voces Cubanas, Españolito no hizo sino recopilar la información, nos legó un catauro valiosísimo revelador del buen humor de los vecinos de los campos cubanos. Y como para que no le quepan dudas, aquí le va un  refrán hoy día casi olvidado:

Aunque la jicotea se zambulla, no es submarino, o sea, que si por casualidad el burro toca la flauta no por ello es un artista.

Constantino Suarez se nos presenta pues como un “españolito” interesado en lo cubano, aun cuando nunca abandonara sus raíces, al punto que pese a morir en Madrid en 1941 finalmente sus restos fueron trasladaron en 1952 al cementerio de Avilés.

Galería de Imágenes

Comentarios