ribbon

Constantino, rey de los cocteleros en la habana

18 de junio de 2020

|

 

Constantino

 

Lloret de Mar fue en el siglo XIX un pueblo de pescadores devenido en la actualidad en importante centro turístico en la Costa Brava catalana de España. Por añadidura, el poblado tuvo un monarca que reinó a miles de millas de distancia en el dilatado escenario de ciento once mil kilómetros cuadrados que compone el caribeño archipiélago cubano. El nombre de este aristocrático personaje es Constantino Ribalaigua Vert, quien desde las primeras décadas del siglo XX, asentado su trono en el emblemático bar restaurante Floridita de La Habana, imperó para Cuba primero y después para buena parte del planeta, como consecuencia de su inigualable faena de mezclar bebidas alcohólicas o no, convertidas por sus manos diestras en antológicos cocteles que más de una vez cruzaron no solo las fronteras de la vieja Habana, sino también de Cuba y más allá. No son pocas sus memorables hechuras, aunque con un único ejemplo exponemos la contundencia de su pericia: el elegante y afamado Daiquiri frapé.

Constante –como le decían sus amigos- había nacido en un hogar sencillo en  Lloret de Mar allá por el año 1888 y como otros cientos de miles de peninsulares pobres, engrosó durante los primeros años del siglo XX, la inmensa masa de emigrantes españoles que llegaron a la Isla. Hacia 1914 es empleado como cantinero en La Florida (Floridita), en aquel momento propiedad de dos hermanos lloretenses también -Narciso y Francisco Salas Parera- donde por su pericia manual y creatividad, empezó a experimentar y sustituir los aún clásicos “coloniales” por creaciones propias que poco a poco fueron adquiriendo vuelo y nombre. En 1918 el Floridita pasa a su propiedad, manteniendo su puesto de cantinero –ya comenzaba a llamárseles barman–, donde potenció todavía más su profesionalidad, sirviendo de maestro eminente para muchos otros sucesores.

La presencia de Constantino Ribalaigua es aún visible en su localidad de origen. No escapa a quienes nos dedicamos a seguir las huellas de estos duendes extraordinarios, el hecho que la memoria histórica no ha desaparecido y se venera con devoción en este escenario. La imagen imborrable de su ilustre hijo se nota al momento cuando descubrimos que una calle lleva su nombre o que la estampa dominante del Daiquiri tiene su festejo especial y no es aquí algo exótico, asumido con justicia como parte de la cultura popular local.

Constantino o Constante, con su influjo, convirtió el Floridita en la catedral de la coctelería cubana y según las palabras del escritor norteamericano Ernest Hemingway, este connotado maestro inventó el Floridita. Se cuenta que cierto escritor inglés, escribió: “Vale la pena visitar La Habana solamente para ver a Constante en acción.”

En la época de apogeo del célebre profesional sobre el cual tratamos, Jack Cuddy, periodista norteamericano radicado en la capital cubana, escribió un artículo titulado El rey de los cocteleros. “…Oímos por primera vez el raro apellido de Ribalaigua, cuando el cantinero que nos servía susurró su nombre. Expuesta lo que venía a ser una candidatura designamos un “comité de uno” para que telefonease al “Sloppy Joe’s”, al Plaza, al Sevilla y a Prado 86, inquiriendo opiniones autorizadas. Las que coincidieron en proclamar que nuestro cantinero tenía razón. Todos los votos favorecían a Constantino Ribalaigua. Más tarde, cuando ya me encontraba dedicado a observar la labor beisbolera de los “Gigantes”, además a investigar cuáles son los deportes del país y quiénes pueden ser considerados como sus mejores exponentes, entendí que era uno de mis deberes conocer personalmente a Ribalaigua y precisar en qué consistía su superioridad. Inmediatamente me informaron que el maestro actuaba en el bar del “Florida”, donde lo encontré vistiendo el irreprochable jacket y el delantal blanco que son símbolos de su profesión. El repertorio de Ribalaigua, según me informó éste a los primeros momentos, comprende los tres cocktails más populares de Cuba: el Daiquirí Número 4, el Presidente y el Pepín Rivero. Constante es el inventor de los tres… Después de que Constantino me hizo probar varias de sus creaciones, tuve que admitir por mí mismo su innegable superioridad. No sé cuánto cobra. Pero creo que tiene derecho a pedir aumento de sueldo, antes de firmar el contrato para la próxima temporada.”

Durante décadas el talento de Constante brilló en el Floridita hasta convertirlo en la insignia de la coctelería cubana. El día 2 de diciembre de 1952 fallece en la Habana y Cuba le rendía honores. El habanero diario Alerta reseñaba así su deceso: “Ayer pulcro como era, quiso afeitarse en las primeras horas de la mañana. Era su costumbre. Pero tan pronto comenzó el barbero su tarea, un colapso abatió al primer barman del mundo, a Constante I, emperador de los cócteles. El desfile incesante por la funeraria y la cantidad de coronas que se amontonan junto a su féretro, demuestran la firmeza de los afectos que sembró”.

Galería de Imágenes

Comentarios