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Consideraciones de José Martí sobre los pueblos

9 de agosto de 2019

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José Martí trató en relación con las características de los pueblos y también acerca de las cualidades de quienes tienen la alta responsabilidad de estar al frente de sus respectivas naciones.

Precisó que la Patria necesita sacrificios y añadió que es ara y no pedestal. E igualmente resaltó: “Se le sirve, pero no se le toma para servirse de ella.”

Martí igualmente manifestó que la Patria se levantaba sobre los hombros unidos de todos sus hijos.

Reflexionó además acerca de cómo debía ser el gobierno de un país. Al respecto él expuso en su trabajo titulado Nuestra América que salió publicado en enero de 1891 en Nueva York: “El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.”

En ese trabajo detalló consideraciones acerca de los gobernantes y los hombres que ejercían funciones como políticos.

Planteó que cómo habrían de salir de las universidades los gobernantes, si no había universidad en América donde se enseñase lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos.

Martí insistió que era necesario estar debidamente preparado para dirigir y que en la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política.

Aseveró en forma categórica que el premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive.

Y agregó: “En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas, ni ambages; porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella.”

Varios meses después en uno de sus más trascendentales discursos, el pronunciado en Tampa el 26 de noviembre de 1891 ante un grupo de emigrados cubanos, Martí precisó algo muy significativo en lo que constituía la aspiración de los que deseaban luchar por la independencia de Cuba para establecer después un gobierno democrático y digno que representase realmente los intereses del pueblo.

En esa ocasión planteó: “Hombres somos, y no vamos a querer gobiernos de tijeras y figurines, sino trabajo de nuestras cabezas, sacado del molde de nuestro país.”

En ese discurso también llamó a los cubanos a alzarse en una arremetida última de los corazones de manera tal que no corriera peligro la libertad en el triunfo y reiteró un principio esencial al manifestar: “…alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla…”

Con antelación Martí había expresado en un trabajo publicado en la Revista Universal, de México, el 21 de mayo de 1875 que el jefe de un país es un empleado de la Nación, a quien la nación elige por sus méritos para que sea en la jefatura mandatario y órgano suyo.

En esta propia revista mexicana, en la edición correspondiente al 6 de julio de 1875, Martí señaló que el gobierno es un encargo popular y unos años más tarde, en un trabajo publicado en la Opinión Nacional, de Caracas, el 13 de diciembre de 1881, precisó al respecto: “…solo gobierna a los pueblos quien los refleja.”

Martí igualmente expuso que no hay faena más complicada y sutil que la del gobierno, ni cosa que requiera más práctica del mundo, sumisión y ciencia y enfatizó que obediencia es el gobierno.

Estas cuestiones las detalló en el trabajo que publicó en La Nación, en Buenos Aires, el 27 de septiembre de 1885, mientras que casi un año después en esa misma publicación, en este caso en la edición del 26 de junio de 1886, significó: “El gobierno de los hombres es la misión más alta del ser humano, y sólo debe fiarse a quien ame a los hombres y entienda su naturaleza.”

Martí resaltó que un pueblo está hecho de hombres que resisten, y que empujan y destacó que el oficio de un pueblo es crear.

Él, además, señaló que pueblo grande, cualquiera que sea su tamaño, es aquel que da hombres generosos y mujeres puras y que solo la grandeza engendra pueblos y que solo los fortifica la clemencia.

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