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¿Conoces la diferencia entre el hielo marino y los glaciares? ¿Qué pasaría si se derriten?

4 de febrero de 2022

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Glaciar

Glaciar

El hielo marino se forma y se derrite únicamente en el océano, mientras que los glaciares se forman en la tierra.

Y los icebergs son trozos de hielo glacial que se fraccionan de los glaciares y caen al océano.

 

El manto de hielo polar y los glaciares, tanto del Ártico como del Antártico, cubren alrededor del 11% del área total de la Tierra mientras que las regiones permafrost (tierras congeladas) árticas y subárticas suponen alrededor del 25% de la Tierra. En conjunto estas extensas áreas albergan no sólo una enorme cantidad de agua (entre los mantos de hielo y los glaciares almacenan alrededor del 70% del agua dulce del planeta) sino también grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano. Se prevé que durante los siguientes siglos según se caliente el Ártico se liberen estos depósitos de carbono ya sea de forma gradual o periódica.

Por lo tanto, ¿Qué sucederá (y ya está sucediendo) cuando los glaciares se derriten? Cuando esto ocurre, el agua que almacenan en tierra se desplaza hacia el océano, aumentando significativamente la cantidad de agua en este, lo que contribuye al aumento global del nivel del mar.

Tanto los estudios de observación como los de modelización, indican que según desaparezca el hielo terrestre ártico (el de los glaciares) es probable que suba el nivel del mar y cambien los patrones climáticos del hemisferio norte. Los efectos probablemente varíen por zona geográfica, algunas sufrirán veranos más calurosos y secos, otras, veranos más lluviosos, mientras que en otras los inviernos serán más fríos y habrá más tormentas. Es probable que el cambio en los patrones de circulación atmosférica, entre ellos un cambio en la trayectoria de la corriente del Golfo, así como un “bloqueo” de las ondas atmosféricas planetarias contribuyan a estos cambios climáticos extremos. Igualmente es probable que los episodios meteorológicos extremos sean más comunes en el futuro, habrá más probabilidad de sufrir olas de calor, inundaciones y tormentas muy intensas. Quiere esto decir que “lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico”. (Informe Técnico, Greenpeace, 2016)

 

Hielo marino

Hielo marino

 

Pero ¿y el hielo marino, puede disminuir?

Sí, la disminución sustancial en la extensión del hielo marino del Ártico desde 1979 es uno de los indicadores más icónicos del cambio climático.

El Ártico continúa calentándose más del doble de rápido que el resto del mundo”.

La disminución del hielo marino del Ártico provoca una serie de consecuencias devastadoras, por ejemplo, significa menor superficie de hielo disponible que sirve como plataforma, tanto para las morsas al salir del agua, como para los osos polares que la aprovechan para cazar. Los castores están colonizando la tundra ártica del oeste de Alaska, transformando los ecosistemas de tundra de las tierras bajas y degradando el permafrost1 al aumentar la cantidad de agua superficial no congelada en el paisaje, en invierno.

Un trabajo reciente sobre la acidificación de los océanos demostró que el Océano Ártico se está acidificando más rápido que el océano global. Esta acidificación, podría tener implicaciones para el ecosistema del Ártico, incluidas las influencias sobre las algas, el zooplancton y los peces.

El verano de 2021 vio la segunda cantidad más baja de hielo multianual más antiguo desde 1985, y el volumen de hielo marino posterior al invierno en abril de 2021 fue el más bajo desde que comenzaron los registros en 2010. La temperatura promedio del aire en la superficie sobre el Ártico durante el año pasado (octubre de 2020-septiembre de 2021) fue la séptima más cálida registrada. Este es el octavo año consecutivo, desde 2014, que las temperaturas del aire en la superficie estuvieron al menos 1°C por encima del promedio a largo plazo.

El hielo marino actúa como una manta aislante, que reduce el intercambio de calor y agua entre la atmósfera y el océano (y la generación de olas). El hielo es muy reflectante y el albedo2 de esta superficie sirve para reflejar la energía del sol de vuelta a la atmósfera contribuyendo así al enfriamiento. Cuando se derrite el hielo marino esta superficie reflectante es sustituida por una superficie oceánica relativamente oscura, esto supone que reduce la cantidad de luz solar reflejada. Cuando menos luz solar se refleja más calor absorbe el planeta, lo que hace menos probable que se vuelva a formar hielo en la región del Ártico.

Amenazas y predicciones. Algunos estudios prevén que para 2050 (Overland, J. E. & Wang, M. (2013). When will the summer Arctic be nearly ice free? Geophysical Research Letters 40: 2097-2101) la región ártica no tendrá hielo marino durante el verano. Aunque dicha región es relativamente lejana, si el mar que lo rodea no tiene hielo será más fácil acceder a sus muchos recursos: petróleo, gas, recursos pesqueros y rutas marítimas.

Estas actividades humanas (que ya suponen una amenaza para el Ártico) crecerán aún más según disminuya la extensión de hielo, por lo tanto, se puede presumir que los ecosistemas locales estarán sometidos a graves amenazas.

Es muy probable que el aumento de temperaturas provoque cambios importantes en los ecosistemas, y muchos de los hábitats de las especies árticas cambiarán, esto permitirá que especies foráneas (no deseadas) migren al norte.

Además de los cambios “locales” que impactarán directamente sobre la biodiversidad del Ártico y sus medios de vida, habrá cambios “remotos” que afectarán a distintas partes del planeta. Cada vez hay más pruebas que vinculan la desaparición de los mantos de hielo polares con los cambios sufridos en otras partes del mundo.

Los mecanismos detrás de estos cambios a gran escala no se conocen en profundidad, pero, muchas investigaciones ya se están centrando en intentar comprenderlos. (Lo que pasa en el Ártico, no se queda en el Ártico, Informe Técnico, Greenpeace, 2016).

Según la ONU 1.000 millones de personas – aproximadamente una séptima parte de la población mundial – se verán afectadas para 2050 por la desaparición de los glaciares y el incremento del nivel del mar

 

EXISTE UNA NECESIDAD URGENTE DE IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE PELIGROS A GRAN ESCALA EN TODO EL ÁRTICO Y EL ANTÁRTICO.

Resumen. Las consecuencias de una Tierra sin hielo.

  • Costas amenazadas. Los especialistas alertan de que el aumento global del nivel del mar es 2,5 veces más rápido que hace una década, debido principalmente al deshielo de los glaciares y las capas de hielo.
  • Deshielo en Groenlandia. La capa de hielo de Groenlandia está perdiendo alrededor de ¡287 gigatoneladas de hielo por año!, es decir, el equivalente al peso de aproximadamente 50.000 pirámides de Giza!!!.
  • Un océano más cálido. El calentamiento de los océanos es otro de los grandes riesgos. Los especialistas estiman que para el año 2100 es muy probable que el océano se caliente de 2 a 4 grados, lo que tendrá un grave impacto sobre la producción pesquera.
  • Desaparición del permafrost. Se prevé un deshielo generalizado del permafrost para este siglo y que libere entre 1.460 y 1.600 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, equivalentes a casi el doble del carbono que se encuentra actualmente en la atmósfera.
  • Desaparición de glaciares. Por otro lado, los glaciares del Cáucaso, Europa Central o los Andes también se verán afectados. Se señala que los glaciares de montaña perderán al menos un quinto de su masa para finales de siglo.
  • Impactos económicos. Este deshielo impactará en el acceso al agua, la producción de alimentos, la pesca de agua dulce, la generación de energía y las actividades económicas a lo largo de estos sistemas fluviales, particularmente para las comunidades ya vulnerables.
  • Ninguna parte del planeta se podrá librar de los impactos del cambio climático. El calentamiento de los océanos y el deshielo de los glaciares incrementarán rápidamente el nivel del mar, lo que afectará a mil millones de personas para 2050. Es la principal conclusión del informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático -IPCC- de Naciones Unidas titulado El océano y la criosfera en un clima cambiante, 2019.

Sin embargo, el informe apunta que aún estamos a tiempo de reducir las peores amenazas recortando drásticamente las emisiones. De esta manera, aumentarían las posibilidades de una mejor adaptación para la naturaleza y las personas.

“Los líderes deben actuar ahora para garantizar un futuro para el planeta. Es necesario invertir en reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar significativamente los fondos para la resiliencia y la adaptación”, declara Stephen Cornelius, asesor jefe de Cambio Climático de WWF.

 

Pero existe una situación que mucho preocupa a los investigadores. En la Antártida, al contrario que bajo el hielo del Ártico, subyace un contiene terrestre que tarde o temprano, con la retirada del hielo, emergerá a la superficie. Una vez que el indlandsis – el casquete glaciar que cubre una superficie continental – de la Antártida sucumba al aumento de la temperatura, se presume que nuevos e incluso desconocidos ecosistemas se asentarán sobre el territorio emergente. Pero de esto comentaremos en un próximo artículo.

 

Recordemos que… “La naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirle.

 

Notas:

1El permafrost​ (ocasionalmente traducido como permahielo, gelisuelo,​ permagel o permacongelamiento)​ es la capa de suelo permanentemente congelado —pero no permanentemente cubierto de hielo o nieve— de las regiones muy frías o periglaciares, como la tundra.

2El albedo es el porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella. Las superficies claras tienen valores de albedo superiores a las oscuras, y las brillantes más que las mates. El albedo medio de la Tierra es del 37-39% de la radiación que proviene del Sol.

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