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Comportamiento animal: lek

28 de julio de 2017

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Urogallo de las artemisas

Urogallo de las artemisas

 

La palabra lek proviene del sueco, y significa actividades, lúdicas sobre todo, placenteras o sin muchas reglas. En castellano la traducción más exacta para el término etológico podría ser “arena” como ruedo o sitio de combate.

Analizado desde el comportamiento animal, el término lek consiste en una agrupación de machos que competirían por el apareamiento con las hembras. En las especies que presentan este sistema de apareamiento, el macho no suele ocuparse de la descendencia.

¿Cómo se realiza este apareamiento? Todos los machos se agrupan en lugares específicos para las exhibiciones y las hembras seleccionan a los machos con los que van a copular, y, de los que sólo sacarían los gametos. Un grupo de machos se sitúa en una localización específica, entonces, cada macho defiende un pequeño territorio en el que intenta desplazar o predominar sobre sus vecinos realizando diferentes tipos de exhibiciones.

La terminología lek, se aplicó por primera vez en los urogallos de las artemisas Centrocercus urophasianus, en este caso, cada macho, bien sea macho-alfa (el de mayor rango), o macho-beta, gamma, etc., defiende un territorio con un tamaño de unos pocos metros. En esta localización existe una estricta jerarquía: los machos de más alta categoría se sitúan en el centro de la “arena”, el resto se va alejando, según el rango, hasta llegar a la periferia donde se ubican los machos de menos importancia. Los machos dominantes pueden atraer hasta ocho o más hembras.Las hembras llegan al lek para ser fecundadas, y van pasando entre todos los machos hasta llegar a los dominantes del centro. Los urogallos de las artemisas están desapareciendo del oeste de EE. UU.; aunque su población se estimaba en millones, ya a finales del siglo XX quedaban unas 150.000 ejemplares, por lo que se ha abierto un centro para su protección en Dubois, Idaho.

Los machos del lek a veces se encuentran muy juntos lo que puede acarrear disputas, otras veces la distancia entre ellos es muy grande, como es el caso del loro no volador llamado kakapo, Strigops habroptilus, aquí la distancia entre individuos es de kilómetros, de hecho está en peligro crítico de extinción por la lejanía entre individuos, con solo unos 131 ejemplares vivos reconocidos.

El comportamiento lek es bastante frecuente en otras aves y también aparece en peces, insectos y se discute que la conducta del ciervo durante el celo sigue este patrón.

Los sistemas de apareamiento de tipo lek han estimulado el estudio del apareamiento en las últimas décadas pues ofrece un adecuado escenario para comprender cómo opera la selección sexual. Esto se debe a que las características del lek permiten a las hembras poder seleccionar a los machos de forma muy eficiente. Sin embargo, la importancia del lek en estos estudios se ve disminuida por la llamada “paradoja del lek” que sugiere que las hembras escogen los machos con caracteres secundarios más llamativos, lo que no significa que escojan los que puedan darles una mayor o mejor descendencia.

Muchísimas teorías han surgido para tratar de explicar el origen y evolución del comportamiento lek, por ejemplo, una supone ventajas para las hembras, pues estas pueden elegir el macho de mayor calidad fenotípica y cortejarlo directamente. Otras proponen las ventajas para los machos pues estos están obligados a reunirse en “la arena” fuera de las áreas de cría lo que permitiría reducir el riesgo de depredación en las zonas de reproducción, así como el acoso hacia hembras por machos jóvenes.

También se han propuesto como potenciales ventajas que los leks representan para los machos: cuando existen altas densidades poblacionales que aumentan el coste de defensa de recursos o hembras, entonces, los machos se concentran en zonas donde pueden maximizar el número de encuentros con otras hembras; o que la competencia entre machos es el factor que determina el tamaño, estabilidad y localización de los leks.

 

 

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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