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Claudio Arrau

12 de agosto de 2022

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En la década del 40 del siglo XX el pianista chileno Claudio Arrau era ya muy conocido. Se presentó por primera vez en La Habana con la Orquesta Filarmónica de esta ciudad, en dos conciertos que tuvieron lugar en el Auditórium de Calzada, los días 25 y 26 de enero de 1948. El programa que presentó entonces incluyó obras de Bach, Beethoven, Ravel, pero también de José Ardévol, cuya Suite Cubana se escuchó tocada por el maestro Arrau.

No transcurrió mucho tiempo para que Arrau estuviera de vuelta, pues los días 23 y 24 de enero de 1949, o sea, un año después, se presentó de nuevo en Auditórium con un repertorio que abarcaba a los compositores Schumann, Beethoven y Wagner. Muy elogiosos fueron los comentarios acerca de su temperamento enérgico durante la ejecución, su transparencia y dominio de la técnica del pedal.

Claudio Arrau hizo otras presentaciones más en La Habana, el 22 y 23 de febrero de 1953, de nuevo en el Auditórium de Calzada, y el día 24 en el Anfiteatro Nacional, cuando tocó obras de Wagner, de Chopin, de Bartok y del cubano Amadeo Roldán.

Las dotes excepcionales de Claudio Arrau dieron mucho que hablar. Se afirma que a los tres años se descubrieron sus aptitudes para el piano y que dos años después apareció ante el público de su ciudad, Chillán. Un año más tarde se le escuchó tocar en un concierto en Santiago de Chile. Tenía siete años cuando embarcó hacia Berlín, donde dio su primer concierto internacional en Europa. Se trató pues, de un niño prodigio del piano.

Se le identificó como uno de los ejecutantes más virtuosos de la obra de Bach, de Beethoven, de Liszt, de Chopin. Igualmente se destacó en la difusión de la de varios compositores iberoamericanos que tuvieron en él un inigualable difusor.

En 1967 creó la Fundación Claudio Arrau para músicos jóvenes y en 1978 la Orquesta Sinfónica de Berlín le entregó la medalla Hans von Bülow. Tuvo una estancia en Estados Unidos, donde realizó numerosas grabaciones discográficas y sus últimas interpretaciones las hizo con más de 80 años.

Su vida se extendió hasta los 88 años, pues murió en 1991, con una larga permanencia en Europa.

“Cuando uno escuchaba a Arrau —dijo en cierta ocasión el maestro Huberal Herrera, Premio Nacional de la Música— imaginaba que era así como debía tocarse la obra del autor de que se trataba.”

Una opinión autorizada expresada en tales términos puede darnos muy bien idea acerca de quien fue Claudio Arrau dentro de la pianística mundial del siglo XX.

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