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Castigos: ¿positivo o negativo? (III)

9 de mayo de 2014

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castigosDecíamos la semana anterior que existe un mal que observamos con mucha frecuencia y es el de calificar a los pequeños de acuerdo al acto incorrecto que han cometido, sobre todo cuando nos sentimos muy molestos por el proceder incorrecto de este.
En este sentido es de vital importancia utilizar los términos adecuados para que el niño conozca los nombres de las acciones que realiza incorrectamente. Si ha mentido, hay que decirle, que en ese momento se ha comportado como un mentiroso que aunque nos pueda parecer igual, no es lo mismo que decirle constantemente que es un mentiroso. Si ha traído a la casa, un objeto que ha hurtado, hay que decirle que ha robado que tampoco es lo mismo que decirle que es un ladrón. Por supuesto tienen que recibir una sanción por ese hecho inadecuado cometido. Es importante que tengan claro y sepan, como se denomina el acto que han realizado y el nivel de la sanción que se le impone. Y en este aspecto debemos ser muy cuidadosos a la hora de imponer el castigo, porque podemos sorprendernos de pronto por las consecuencias que puede traer su comportamiento, por ejemplo, el niño ha robado dinero en la casa, en la escuela o en otro lugar y al momento se puede apoderar de nosotros el terror porque pensamos que nuestro hijo se ha convertido en un ladrón, y realmente  no lo es, aun que si estamos en el momento de prevenir, de enseñarle lo negativo que resulta este tipo de conducta o comportamiento. En estos casos y en algunas otras conductas le imponemos severas sanciones, además del castigo de palabras que casi siempre puede mostrarse ofensivo provocado por el descontrol que se produce en nosotros mismos, sobre todo cuando no esperábamos este comportamiento por parte del niño. Hay que tener mucho control para conocer las causas que nunca son precisamente, que el niño se haya convertido en un ladrón.
Establecer una escala de valores con relación a los hechos cometidos y la sanción que se aplica, así como la reiteración de la falta. No es lo mismo faltarle el respeto a un adulto, que negarse a hacer sus deberes, que golpear al hermanito pequeño, que hurtar, o en el caso de mentir, tener en cuenta la dimensión y consecuencias de esa mentira. Enseñarles que hay situaciones más graves que otras.
Una inquietud bastante generalizada con respecto a los castigos relacionados con el rendimiento escolar, es que si se deben aplicar castigos cuando no son los que se esperaban. En este caso, hay que considerar el esfuerzo, e incluso, como ha sido su participación y cooperación como padre y madre, porque muchas veces, somos nosotros los que tenemos que auto castigarnos por no haber cumplido con nuestros deberes como padres. Es importante tener en cuenta el esfuerzo que realizó para obtener buenas calificaciones, que factores objetivos y subjetivos determinaron la mala calificación.
Las reglas de refuerzos positivos y de sanciones, deben ser conocidas y utilizadas por todas las personas con las cuales el niño comparte la mayor parte de su tiempo. Así él no se confundirá. Es preciso que todos estén de acuerdo con las reglas establecidas. No proceder así, puede crear las situaciones familiares inadecuadas de inconsistencia, es decir: Lo que le prohíbo hoy, mañana se lo permito, lo que prohíbe mamá o papá, la tía o el abuelo se lo permite, lo castigo porque miente, y los adultos mienten constantemente, o lo castigo por hurtar algún objeto, sobre todo porque se ha descubierto y nos han venido con las quejas, pero el adulto acostumbra también a tomar lo que no es suyo, y el niño o el adolescente lo sabe. Con esto estamos proporcionando que ellos tengan que tener diferentes comportamientos ante distintas situaciones, lugares y presencia o no de determinados adultos. Esta inconsistencia en el establecimiento y exigencia de normas de comportamientos, afecta el sistema Nervioso Central, y determina decididamente, en el proceso de formación de su personalidad.
Estas son, de forma general, las normas que se establecen para la aplicación consecuente de los castigos, en otro momento, quizás profundicemos en las que se establecen en el caso de las estimulaciones, las cuales también en exceso y forma desmedida, pueden acarrear graves obstáculos en el futuro comportamiento psicológico, social y espiritual de nuestros hijos. Reflexione en este mismo momento sobre las normas establecidas en su hogar, y de las formas y métodos de castigos, y piense siempre, que un castigo, lo mismo puede destruir la felicidad de su hijo y de su hogar, que traer toda la estabilidad y funcionabilidad familiar requerida para vivir cada día con salud y felicidad, todo depende de la forma en que se emplee y lo use.

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